Los accionistas de Ferrovial: ¡°Voto lo que diga el presidente¡±
Los propietarios muestran su apoyo a Del Pino y critican las maniobras del Gobierno para evitar el traslado
Son las 11.00, y en la entrada del auditorio ONCE, situado a 15 minutos del coraz¨®n financiero de Madrid, hay una calma expectante una hora y media antes de celebrarse la junta de accionistas de Ferrovial, la m¨¢s importante y pol¨¦mica de su historia. Un hombre de unos 70 a?os, con su carpeta amarilla bajo el brazo, sale del edificio a paso tranquilo. Ha llegado para votar que no al traslado de Ferrovial a Pa¨ªses Bajos, y tiene tan claro el resultado que no va a esperar hasta el inicio de la junta. Cuando los pocos periodistas que est¨¢n en los alrededores le preguntan por qu¨¦ se opone, responde: ¡°Porque los ingresos de la empresa han venido del Estado¡±. El jubilado se marcha en direcci¨®n contraria al del resto de los accionistas que van llegando en un goteo constante de taxis. Ser¨¢ una de las pocas voces en contra de la mudanza.
La expectaci¨®n alrededor de la junta es impropia de una reuni¨®n societaria, que suele ser mon¨®tona. A los pies de la escalinata de acceso al edificio, engalanadas con una alfombra que no es roja, sino del amarillo corporativo de la empresa, se acumulan los dos grandes colectivos que han acudido a la cita: los accionistas y los periodistas. En su discurso, Rafael del Pino, el presidente de la compa?¨ªa e hijo del fundador no ha podido evitar referirse a la atenci¨®n medi¨¢tica que ha atra¨ªdo la votaci¨®n del cambio de sede de una empresa tan emblem¨¢tica como esta a ?msterdam.
Los asistentes que anticipan su decisi¨®n en la entrada reflejan lo que va a ocurrir una hora m¨¢s tarde: los accionistas est¨¢n mayormente a favor del cambio. Aquellos que anuncian que van a respaldar la decisi¨®n responden con firmeza, y exponen sus razones de forma categ¨®rica: ¡°Lo que diga el presidente¡±, afirma uno de ellos en referencia a Rafael del Pino. Otro accionista, que llega tambi¨¦n con tiempo, reafirma su lealtad al presidente e hijo del fundador, despu¨¦s de haber trabajado 49 a?os en la empresa.
Algunos se?alan directamente al Gobierno, que desde el anuncio del traslado se lanz¨® en tromba contra el traslado: ¡°Todo lo que diga el Gobierno, pues lo contrario¡±, se?ala un peque?o inversor que entra con paso decidido en el recinto. Otro considera critica las maniobras del Ejecutivo y afirma que no solo votar¨¢ que s¨ª, sino que no se va ¨¦l mismo de Espa?a porque est¨¢ mayor.
Derecho de separaci¨®n
Jos¨¦ Ram¨®n, un hombre de unos 70 a?os que llega junto a su mujer y prefiere no dar su apellido, es uno de esos pocos indecisos. ¡°No lo tengo claro¡±, afirma, y se?ala directamente a la falta de informaci¨®n para justificar esta indecisi¨®n. Teme qu¨¦ puede ser de las 350 acciones de Ferrovial que posee desde hace ¡°muchos a?os¡±. De llevarse a cabo el traslado, ¨Dsi no vota en contra y se acoge a su derecho de separaci¨®n¨D sus acciones ser¨¢n de una empresa diferente, la nueva matriz del grupo en Holanda.
Aunque la mayor¨ªa de las dudas mostradas por los inversores ha ido por los derroteros econ¨®micos, para Jes¨²s Neila Fernandez, la falta de informaci¨®n del traslado tiene m¨¢s que ver con una cuesti¨®n ling¨¹¨ªstica: ante la mirada perdida de los miembros del consejo, este accionista ha aprovechado su intervenci¨®n para preguntar si, despu¨¦s de la mudanza, podr¨¢ seguir comunic¨¢ndose en espa?ol. Del Pino le ha confirmado que tendr¨¢ un tel¨¦fono gratuito para los accionistas, con el que podr¨¢ tratar en castellano. La junta eso s¨ª, ser¨¢ en ingl¨¦s a partir del traslado, con la opci¨®n de traducci¨®n simult¨¢nea.
Otra de las intervenciones de accionistas individuales ha sido la de Valent¨ªn de Torres-Solanot, de segundo apellido Del Pino, y primo del presidente, aunque no se ha identificado como tal. ¡°Si Ferrovial ha llegado tan alto es porque los aciertos en la gesti¨®n han sido la norma en esta etapa actual¡±, ha remarcado para solicitar el apoyo a todas las propuestas.
El paso decidido y r¨¢pido de los que tienen claro su voto a favor contrasta con el deambular de los pocos indecisos y de los a¨²n menos contrarios. Todos tienen un punto en com¨²n: que no tienen claras las consecuencias de la fusi¨®n. En un ¨²ltimo intento para frenar la operaci¨®n, el Ejecutivo se ha centrado en se?alar la falta de informaci¨®n que la compa?¨ªa ha puesto a disposici¨®n de sus accionistas, sobre todo en las consecuencias fiscales que podr¨ªa tener no demostrar motivaci¨®n econ¨®mica en la mudanza o en la posibilidad de cotizar simult¨¢neamente en Espa?a y en Estados Unidos.
Falta de informaci¨®n
La compa?¨ªa argumenta que el traslado se justifica para cotizar en Wall Street desde la Bolsa de ?msterdam. El Ejecutivo, la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y BME, el supervisor y el gestor de la Bolsa espa?ola, han insistido en que no hay obst¨¢culos a que esta se produzca, aunque reconocen que es terreno inexplorado. Del Pino ha aprovechado su discurso, que ha concluido con un largo aplauso de los asistentes, para insistir en que Ferrovial ¡°ha sido totalmente transparente en la informaci¨®n proporcionada a los accionistas ya los mercados¡±.
Entre los presentes y los que se han conectado v¨ªa telem¨¢tica, ha acudido a la junta el 77% del capital: 624 accionistas titulares de 129 millones de euros (16,47% del capital) y 2.072 representados, que acumulan un 61,2% de las acciones. Uno de los representantes es Kristjan Verbic, presidente de la asociaci¨®n eslovena de inversores PanSlovenian y miembro de la Federaci¨®n europea de inversores. A Verbic, cuenta divertido tras fotografiar con su m¨®vil a los medios que se acumulan en la entrada, le sorprende el revuelo que se ha formado en torno al cambio de sede, y defiende ¡ªcomo lo har¨¢ m¨¢s tarde en junta¡ª la libertad de la empresa para trasladarse. Como representante, afirma en ingl¨¦s, ¡°buscar¨¢ lo mejor para los accionistas¡±.
Ya en el sal¨®n de actos, al que no han tenido acceso los periodistas, y bajo un tono neutro e invariable, el secretario de la junta, Santiago Ortiz, ha expuesto uno a uno todos los puntos del d¨ªa. Ni siquiera al llegar al esperado d¨¦cimo, el del traslado, se ha inmutado: ha mantenido el tono durante los dos minutos que ha tardado en explicar la operaci¨®n. Solo se ha permitido, como un jugador de p¨®quer que gana una mano, una ligera sonrisa cuando Rafael del Pino ha confirmado la votaci¨®n sobre las 14.00.
Aprobado el punto del d¨ªa, las ¨²nicas esperanzas de los discrepantes pasan por ver si se cumple la condici¨®n suspensiva: que la compa?¨ªa no se deje m¨¢s de 500 millones de euros en comprarle las acciones a los disidentes que han ejercido su derecho de separaci¨®n. Jos¨¦ Ram¨®n, el indeciso, sale como entr¨®: se ha abstenido. ¡°Veremos qu¨¦ pasa¡±, concluye antes de cruzar hacia la parada de autob¨²s donde se queda esperando junto a otros peque?os accionistas. En la otra acera, la del auditorio, una multitud formada en gran parte por hombres trajeados va subiendo al, otra vez, goteo constante de taxis.
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