Bruselas obligar¨¢ a que el gasto p¨²blico no crezca por encima del PIB en los planes de ajuste fiscal

Se ha hecho esperar a?os, pero la reforma de las reglas fiscales est¨¢ lista: plan de ajuste de deuda para los pa¨ªses que superen un endeudamiento del 60% sobre el PIB y el 3% de d¨¦ficit, pero amoldados a su propia situaci¨®n y definidos por los gobiernos en negociaci¨®n con la Comisi¨®n Europea. Aunque s¨ª habr¨¢ indicadores y referencias comunes que limiten los trajes a medida que planteaba al principio Bruselas. Uno de esos l¨ªmites ser¨¢ el tope a que el gasto neto crezca m¨¢s que el PIB a medio plazo durante la vigencia de esos planes de consolidaci¨®n fiscal, que ser¨¢n de cuatro a?os, en principio, y podr¨¢n ampliarse hasta siete, siempre que el Gobierno de turno se comprometa a hacer reformas e inversiones productivas, seg¨²n los textos presentados por la Comisi¨®n Europea este mi¨¦rcoles, que recogen tambi¨¦n una reducci¨®n anual de la deuda del 0,5%.

Los documentos sobre la reforma de las reglas fiscales finalmente se concretan en dos reglamentos y una directiva. La gran duda a despejar en las ¨²ltimas semanas era si habr¨ªa referencias num¨¦ricas comunes para todos los pa¨ªses, como reclamaba Alemania, que en un documento remitido a Bruselas a mitad de este mes ped¨ªa una reducci¨®n m¨ªnima de la deuda equivalente al 1% para los pa¨ªses que tuvieran un endeudamiento muy alto y del 0,5% para quienes igualmente superaran los objetivos fiscales que marca el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (un m¨¢ximo del 60% sobre PIB de deuda p¨²blica y un d¨¦ficit anual no superior al 3%). La presi¨®n de Berl¨ªn ha continuado incluso este martes, cuando su ministro de Finanzas, Christian Lindner, ha publicado un art¨ªculo de opini¨®n en Financial Times defendiendo de forma gen¨¦rica las propuestas que su departamento remiti¨® a la capital comunitaria.

Esas referencias num¨¦ricas comunes no aparecen en la propuesta de la Comisi¨®n de la forma en que lo ped¨ªa Alemania. No obstante, s¨ª que hay elementos comunes para todos los pa¨ªses que desborden los objetivos m¨¢ximos que exige el Pacto de Estabilidad. Uno de ellos ser¨¢ esa suerte de regla de gasto que obliga a que el gasto neto no supere el PIB a medio plazo durante la vigencia de los planes de consolidaci¨®n. Otro elemento com¨²n ser¨¢ que los ajustes no podr¨¢n concentrarse en la ¨²ltima parte del periodo y tendr¨¢ que ser proporcional durante toda la etapa. Adem¨¢s, si el Estado pacta la extensi¨®n de cuatro a siete a?os, algunas partes del ajuste deber¨¢n concentrarse en los primeros cuatro ejercicios. Junto a estas dos gu¨ªas comunes, hay otra: la ratio de deuda sobre PIB debe ser ya menor en el cuarto a?o del plan que al comienzo.

Del primer an¨¢lisis de este grupo de propuestas puede concluirse que los equipos del comisario de Econom¨ªa, Paolo Gentiloni, y el vicepresidente responsable de toda el ¨¢rea econ¨®mica, Valdis Dombrovskis, m¨¢s la supervisi¨®n final del gabinete de la presidenta Ursula von der Leyen, han tratado de dar alg¨²n tipo de encaje a algunas de las inquietudes alemanas. Lindner siempre ha sido el miembro del Ecofin, el ¨®rgano que agrupa a los ministros de Finanzas de la UE, m¨¢s reticente a tocar las normas actuales del Pacto de Estabilidad. Tambi¨¦n el canciller Olaf Scholz, antecesor de Lindner al frente de las finanzas alemanas, ha llegado a declarar que las reglas actuales funcionan, pese a que son tan dif¨ªciles de cumplir que en el fondo nunca se han respetado a rajatabla.

A falta de conocer los detalles, el eurodiputado espa?ol del grupo de Los Verdes, Ernest Urtasun, demandaba este martes ¡°normas para el futuro, no para el pasado. Eso significa superar una d¨¦cada perdida de falta de inversi¨®n sist¨¦mica para financiar la transici¨®n ecol¨®gica. Algo tiene que ceder: si los Estados miembros no pueden acordar una financiaci¨®n a nivel de la UE para el Pacto Verde, los presupuestos nacionales tendr¨¢n que colmar la brecha. La propuesta debe ser m¨¢s ambiciosa en ambos aspectos¡±.

Hacer una reforma de las reglas fiscales ¡°realistas¡± o ¡°aplicables¡± ha sido el objetivo expl¨ªcito enunciado por el Ejecutivo europeo desde el primer momento. Las actuales, que plantean reducir la deuda p¨²blica que supere el 60% del PIB al ritmo de un veinteavo al a?o, son pr¨¢cticamente imposibles de cumplir para aquellos pa¨ªses m¨¢s endeudados (Grecia, Italia, Portugal, Espa?a, Francia y B¨¦lgica) sin que se vean obligados a hacer recortes muy duros que, a buen seguro, les abocar¨ªan una recesi¨®n profunda. Esto, a su vez, ahondar¨ªa m¨¢s en la imposibilidad de cumplir las normas. Para hacerlas m¨¢s ¡°realistas¡±, el planteamiento b¨¢sico es que los gobiernos dise?en unos planes de ajuste cuatrienales que tienen que negociarse con la Comisi¨®n Europea y deben aprobarse por el conjunto de los Estados miembros, es decir, el Consejo de la UE. Estos programas pueden ampliarse hasta siete a?os si el Estado concernido se compromete a hacer reformas e inversiones productivas que mejoren el potencial de su econom¨ªa, una filosof¨ªa inspirada en los planes nacionales del Fondo de Recuperaci¨®n, aunque sin el incentivo de los recursos de ese fondo.

Adem¨¢s de los planes de consolidaci¨®n individualizados, hay otro elemento que apunta a un dise?o menos te¨®rico y m¨¢s pr¨¢ctico que el actual: la rebaja en las sanciones para los incumplidores. Fuentes comunitarias explican que ser¨¢n de un m¨¢ximo del 0,05% del PIB cada seis meses y mecanismos de castigo reputacionales.

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