En el pueblo de las familias jornaleras: ¡°Quiero que mi hijo estudie, que no siga en el campo¡±
La localidad gaditana de Puerto Serrano presume de la fama de sus temporeros n¨®madas y profesionalizados, mientras lucha por mejorar sus condiciones
Noem¨ª Luna se pierde rebuscando al primer jornalero de su ¨¢rbol geneal¨®gico: ¡°A mi padre le viene de mi abuelo y mi bisabuelo, a su vez, tambi¨¦n se dedicaban al campo¡±. As¨ª que la joven de 26 a?os ser¨ªa, al menos, la cuarta generaci¨®n. ¡°Y espero que mi hijo no sea la quinta, me gustar¨ªa que estudiase y pueda hacer algo que yo no pude¡±, tercia rotunda la temporera, poco antes de embarcarse en plena madrugada en el coche con el que ir¨¢ a recoger la aceituna junto a su padre, su hermano y su pareja. ¡°Toda la familia nos dedicamos al campo, eso es normal por aqu¨ª¡±, explica Luna. Ni media hora despu¨¦s, los cuatro estar¨¢n encaramados a escaleras o de rodillas, con un capazo colgado del pecho mientras peinan olivos a destajo.
Puerto Serrano, un pueblecito gaditano de 6.971 habitantes, vive su hora punta a las cinco de la ma?ana. En la plaza de Andaluc¨ªa, a la sombra de un monumento dedicado al jornalero, decenas de familias como los Luna se organizan para salir ¡°al verdeo¡± en campos de Sevilla, como se denomina a la recogida de la aceituna. Hace apenas dos semanas, los mismos grupos se preparaban para el final de la vendimia de Jerez de la Frontera; en estos d¨ªas, hay quien ya se march¨® a ?vila a recoger patatas y, en unas semanas, habr¨¢ quien haga lo propio a Ja¨¦n para seguir en la aceituna. ¡°La gente se va, literalmente, buscando las papas. Van empalmando una campa?a con otra y entrando y saliendo de esa campa?a en funci¨®n de c¨®mo est¨¦n¡±, sintetiza el alcalde Daniel P¨¦rez (IU), en referencia a la vida n¨®mada que marca el trabajo en la localidad desde hace siglos.
¡°No se puede parar, entonces ?c¨®mo se come?¡±, justifica Rafael Mart¨ªnez en el ¨²ltimo d¨ªa de la vendimia de Jerez, recolectada a finales de agosto. El manijero, de 50 a?os, hace un breve alto en la direcci¨®n de su cuadrilla, formada por una veintena de trabajadores, entre los que se encuentran dos hijos y un sobrino. Nada m¨¢s acabar, P¨¦rez tiene previsto engancharse al verdeo y seguir girando todo el a?o por Andaluc¨ªa, campa?a tras campa?a. ¡°El trabajador de Puerto Serrano es famoso porque es profesional de lo suyo, es agricultor de pura cepa¡±, asegura Miguel Morillo, due?o del olivar Santa Magdalena de Mor¨®n de la Frontera en la que los Luna faenan desde hace d¨ªas. El regidor sabe de la fama de sus vecinos y, aunque desconoce la cifra exacta de personas que se dedican al campo, intuye que debe tener unas de las proporciones m¨¢s altas de Espa?a, a juzgar por las ayudas que el pueblo recibe en el Plan de Fomento del Empleo Agrario, ¡°de los m¨¢s altos de Andaluc¨ªa¡±, comunidad a su vez con el mayor n¨²mero de ocupados del sector agrario.
El reconocimiento del sector no libra a Puerto Serrano de estar siempre en los rankings de rentas m¨¢s bajas del pa¨ªs (en 2018, la renta neta por persona apenas alcanzaba los 8.750 euros). ¡°Lo bueno que tiene el trabajo en el campo es que ejerce un efecto mental de que siempre est¨¢ ah¨ª, de que nos garantiza un nivel de renta m¨ªnimo. Pero es una atadura, mientras exista ese recoveco, es un trabajo duro y precario¡±, explica P¨¦rez. Esa din¨¢mica ¡°t¨®xica¡±, como la define el regidor, es una dicotom¨ªa con la que el pueblo lidia desde sus or¨ªgenes hace tres siglos y que ha calentado durante m¨¢s de seis d¨¦cadas las reivindicaciones del jornalerismo de izquierdas andaluz, en el que pueblos gaditanos como este comparten protagonismo con localidades de M¨¢laga y Sevilla. ¡°Hay una cultura jornalera que es social y pol¨ªtica¡±, a?ade el alcalde. O lo que el manijero Mart¨ªnez resume en pocas palabras: ¡°Somos de izquierdas porque somos trabajadores¡±
Noem¨ª Luna y los suyos peinan los olivos a destajo, en el sentido m¨¢s literal de la palabra. No hay lugar al ensimismamiento. En esta campa?a, la joven trabaja ¡°por peonadas¡± o jornales trabajados y ganar¨¢ 51 euros netos por d¨ªa. Al final, se garantizar¨¢ un salario variable entre los 1.200 y los 800 euros solo los meses que trabaja, compaginado con un paro agrario en los tiempos que no consigue engancharse a una recolecci¨®n. Otros tantos policheros ¡ªgentilicio del pueblo¡ª est¨¢n ya acostumbrados tambi¨¦n a recolectar ¡°por cuenta¡± lo que, en la pr¨¢ctica, les garantiza ingresos en funci¨®n de lo recogido o les permite terminar antes la faena. ¡°Muchos prefieren esa forma, ya depende de lo que se negocie con el due?o¡±, explica Mart¨ªnez. Pero alcalde advierte de nuevo los claroscuros del sistema: ¡°La gente se desloma por correr. Es un ecosistema tan duro¡¡±.
La vida n¨®mada ha acompa?ado a los vecinos de Puerto Serrano desde tiempos inmemoriales y jalona los recuerdos infantiles del pueblo. Luna rememora los tiempos en los que acompa?aba a sus padres a Ja¨¦n y Huelva, donde acababa matriculada. P¨¦rez, de 47 a?os, vivi¨® experiencias similares en Cabra, donde viv¨ªa colectivamente ¡°en un cortijo que ni ten¨ªa luz¡±. La otra opci¨®n era quedarse en el pueblo en ¡°la guarder¨ªa¡±, un internado ya desaparecido, o con los abuelos, opci¨®n que ahora la joven sigue al dejar a su hijo de siete a?os con su madre, ya retirada del campo. ¡°Es una cuesti¨®n de cultura y mentalidad¡±, resume el regidor.
El alcalde P¨¦rez acab¨® estudiando la carrera de Periodismo. Pero no todos los j¨®venes de familias jornaleras tienen tan f¨¢cil romper con la tradici¨®n. Luna se pregunta qu¨¦ habr¨ªa sido de su vida si se hubiese centrado en estudiar Fotograf¨ªa, una profesi¨®n que siempre le ha atra¨ªdo. ¡°Desde que cumplimos los 16 a?os es estudiar o irte al campo. A m¨ª las notas me fallaban y me fui al campo porque es lo que he vivido desde peque?a, no porque mis padres no quisiesen que estudiase, valora Luna. En las mismas se vio ¡ªy con similar edad¡ª Manuel Campo, de 24 a?os, que faena con su padre y su madre en la vendimia, el verdeo o la fresa de Huelva. ¡°Era ?estudias o campo? Pues campo. Pero ahora estoy estudiando Peluquer¨ªa porque esto quema¡±, tercia el joven, mientras arranca agachado racimos de uva palomino en la Finca San Luis de Jerez.
Atrapados entre la espada y la pared del jornalerismo, en Puerto Serrano intentan que las cosas empiecen a cambiar. Luna asegura que aprecia c¨®mo ¡°la juventud hoy estudia m¨¢s¡±. Adem¨¢s, en el pueblo proliferan cada vez m¨¢s cultivos de proximidad en los que se controlan fases del proceso que van m¨¢s all¨¢ de la recolecci¨®n, como es el caso del mel¨®n, cada vez m¨¢s reputado en pa¨ªses como Francia. ¡°La idea es intentar fijar poblaci¨®n al territorio, pero es un c¨ªrculo vicioso porque necesitas gente que se quiera quedar en un pueblo que nutre campa?as en las que los trabajadores van y vienen¡±, apunta el alcalde. ¡°Se est¨¢ produciendo un cambio m¨¢s perceptible en la calidad de vida de la gente. A nivel de renta siempre hemos estado muy abajo, pero es que part¨ªamos de muy atr¨¢s. Ahora hay m¨¢s dinamismo¡±, defiende P¨¦rez.
A la espera de si ese cambio de tendencia se consolida, en Puerto Serrano muchas familias seguir¨¢n viviendo por ahora de campa?a en campa?a. La fresa en Huelva, las hortalizas en Arcos, la flor cortada en Chipiona, la vendimia en Jerez, el verdeo en Sevilla y Ja¨¦n o la papa de ?vila, en un ciclo que se renueva a?o a a?o. ¡°Tenemos bastante fama, tanto hombres como mujeres, porque aqu¨ª en eso s¨ª vamos a la par desde siempre. Aqu¨ª las mujeres no le tenemos miedo a nada¡±, zanja Noem¨ª Luna con orgullo, poco antes de ponerse a faenar. Basta con verla, iluminada a duras penas por una linterna en la negrura de la madrugada, cazar aceitunas de un olivo con su capazo colgando del pecho para confirmar que no exageraba ni un poquito.
Sigue toda la informaci¨®n de Econom¨ªa y Negocios en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.