Algo se mueve en el negocio de las fincas r¨²sticas
Frente a una ca¨ªda de compraventas en 2023 del 5,9%, este a?o mantienen una l¨ªnea crecimiento mensual desde el 5% al 17% y precios al alza
Las transacciones de fincas r¨²sticas constituyen una de las actividades econ¨®micas que registran en la actualidad los mayores movimientos con un volumen total en el ¨²ltimo a?o de casi medio mill¨®n de operaciones. De ese volumen, m¨¢s de 148.00 correspondieron a compraventas, 182.000 a repartos por herencias y cifras m¨¢s reducidas a otras figuras como donaciones o permutas. Todo ello afecta en unos casos, en positivo y en otros en negativo, a la estructura de la propiedad de la tierra, e indirectamente a los profesionales del campo que funcionan en gran parte con tierras arrendadas. Este a?o, frente a una reducci¨®n de las operaciones de compra venta de fincas r¨²sticas del 5,9% en 2023 hasta 148.621, seg¨²n los datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica y elaborados por la consultora Cocampo, en los primeros meses se ha producido un repunte continuado con incrementos, en enero del 10,5% sobre el mismo periodo del a?o anterior, del 5,2% en febrero y del 17,5% en abril.
El descenso de operaciones en el pasado a?o se atribuy¨® fundamentalmente a los efectos de la sequ¨ªa, menos rentabilidad en el campo, junto a unos tipos de inter¨¦s elevados. Hoy, sin tener en cuenta la continuaci¨®n de las pocas, pero grandes, operaciones de los fondos de inversi¨®n, las mayores compraventas en n¨²mero corresponden a las llevadas a cabo fundamentalmente desde los profesionales de la actividad.
Las operaciones de compraventa de fincas r¨²sticas responden a muy diferentes factores. Desde la perspectiva m¨¢s conservadora, la tierra r¨²stica se ve como un valor seguro, ¡°va estar siempre ah¨ª¡±, siguiendo el viejo dicho utilizado en el medio rural, ¡°casa donde vivieres y tierras cuantas pudieres¡±. Adem¨¢s de ver la tierra como un valor seguro, invertir en ella, para miles de explotaciones es una necesidad de cara a lograr una estructura dimensionada o tambi¨¦n para una primera instalaci¨®n.
En esos objetivos, entre otras medidas, existen pol¨ªticas de apoyo como los avales de la Entidad P¨²blica de Cauci¨®n, Saeca, del Ministerio de Agricultura, a las que se suman algunas las l¨ªneas espec¨ªficas para la compra de tierras de diferentes entidades financieras con la l¨ªnea Agro.
En general, el crecimiento de las operaciones de compraventa en los ¨²ltimos a?os coincide con una estabilidad o con solo muy ligeros incrementos de los precios seg¨²n las cifras elaboradas por el Ministerio de Agricultura, frente a los elevados incrementos registrados a?os atr¨¢s y fundamentalmente coincidiendo con la implantaci¨®n de las ayudas comunitarias.
Seg¨²n los datos oficiales, los precios de la tierra experimentaron un incremento de solo el 0,8% en 2022 y un descenso del 3,2% en moneda constante descontada la inflaci¨®n. Tras la subida de los precios medios de la tierra del 1,3% y el 2% en 2017 y 2018, en los a?os posteriores la l¨ªnea media ha sido de descensos o muy ligeras subidas en funci¨®n tambi¨¦n adem¨¢s de las ayudas, de las producciones y de los mercados, mayores las producciones de regad¨ªo que en los secanos y la competencia de las entradas desde terceros pa¨ªses.
FAO, tierra y alimentos, armas estrat¨¦gicas
El inter¨¦s por la tierra para usos agrarios no es un hecho que se est¨¢ produciendo solamente en Espa?a, sino un fen¨®meno a escala mundial y muy especialmente en terceros pa¨ªses con grandes superficies por desarrollar, considerando que no se trata de un recurso el¨¢stico y que sufre adem¨¢s en muchos casos de una explotaci¨®n super intensiva con el abuso de agroqu¨ªmicos que pone en peligro su vida a futuro.
Datos de Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n, FAO, apuntan que un 38% de la superficie total del planeta, unos 5.000 millones de hect¨¢reas, tienen como destino la actividad agraria. Pero, de ese volumen, solo una tercera parte se dedica a tierras de cultivo, mientras las otras dos terceras partes las ocupan praderas y pastos. Los an¨¢lisis sobre las perspectivas de futuro elaborados por FAO apuntan que mientras en 1970 por cada habitante del planeta hab¨ªa 0,45 hect¨¢reas de tierras de cultivo, en la actualidad esa cifra estar¨ªa ya debajo de las 0,20 hect¨¢reas, aunque con mayores rendimientos, para una poblaci¨®n mundial que mantiene su l¨ªnea de crecimiento desde los 8.000 millones a los m¨¢s de 9.000 actuales,.
En este contexto de recursos (suelos disponibles para los cultivos estabilizados y una poblaci¨®n en crecimiento, aunque se mejoren los rendimientos por hect¨¢rea), la propiedad y el control de las tierras se ha convertido en objetivo prioritario a nivel mundial, en unos casos desde los gobiernos para asegurar las posibilidades de producir en sus propios territorios para asegurar el abastecimiento alimentario de sus ciudadanos. En otros casos, esos mismos gobiernos y con los mismos objetivos, han llevado a cabo grandes inversiones en la compra de tierras en otros territorios, como China o Jap¨®n en ?frica o Sudam¨¦rica, tanto para producir m¨¢s para operar en los mercados como estrategia, si fuera necesario, para abastecer su mercado interior. La tierra de cultivo ha pasado a ser tambi¨¦n objetivo de los grandes fondos de inversi¨®n especulativos en todo el mundo que, en poco m¨¢s de una d¨¦cada han pasado de una decena a m¨¢s de setenta.
Desde esta perspectiva, la tierra para usos alimentarios se ha convertido tambi¨¦n en un instrumento de guerra por lo cual, diferentes gobiernos fundamentalmente en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo donde la oferta alimentaria es una de sus grandes bazas de ingresos para sus econom¨ªas, han puesto en marcha medidas y mecanismos de limitaci¨®n y control a las superficies que puedan adquirir ciudadanos o empresas del exterior.
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