El acoso sexual ¡°habitual¡± que sufren muchas camareras: ¡°Siento repugnancia. Es injusto¡±
Varias trabajadoras de hosteler¨ªa hablan de tocamientos no consentidos, del miedo que pasan por algunos clientes, de las faltas de respeto a su labor y del escaso apoyo de algunos de sus responsables
Acos¨® sexualmente a una camarera menor de edad; Detenidos cuatro j¨®venes por acoso sexual a una camarera; Piden 18 meses de c¨¢rcel por acoso sexual a una camarera; El Supremo confirma un a?o de c¨¢rcel por abusar de una camarera en un bar... En Vigo, Madrid, Palencia y C¨¢diz. Esta es solo una peque?a colecci¨®n de titulares regionales que aparecen en Google al buscar los t¨¦rminos ¡°camarera¡± y ¡°acoso¡±. Es solo la punta del iceberg, los episodios que se judicializan y que terminan en un castigo para los hombres que los cometen. Pero el iceberg es mucho mayor, un bloque de hielo inmenso a menudo ignorado, pero que todas las camareras consultadas por este peri¨®dico conocen de primera mano, en mayor o menor grado. Son episodios de acoso sexual que varias de ellas catalogan como ¡°habituales¡±.
¡°En unas Navidades un grupo de t¨ªos de una cena de empresa me tocaron el culo. Adem¨¢s, me han hecho fotos a escondidas junto a mi compa?era, sin que nosotras lo consinti¨¦ramos¡±, denuncia la madrile?a Elisa Lorente, de 29 a?os, que ha trabajado en varios bares. La compa?era con la que sufri¨® ese episodio es Ana de L¨®pez, madrile?a de 28 a?os: ¡°Te tocan la cadera cuando pasas entre las mesas, te llaman de todo, me han pedido que les ense?e los tatuajes, me han dicho que si quer¨ªa follar, una vez uno me chup¨® la mano cuando le daba las vueltas¡±. La canaria Ana S¨¢nchez, empleada en un hotel de 37 a?os, tambi¨¦n ha sufrido problemas parecidos: ¡°Soportas a babosos que te dan su n¨²mero de habitaci¨®n y te dicen que subas. Haciendo c¨®cteles me han dicho: estoy aqu¨ª solo para ver como se te mueven las tetas¡±. ¡°Pasas con la bandeja y te sueltan la manita, porque saben que no puedes estamp¨¢rsela en la cara¡±, cuenta Teresa, de 35 a?os. ¡°Sirviendo en una barra libre me han llegado asaltar, que salten la barra tras toda la noche pregunt¨¢ndome ebrio¡±, cuenta Ximena Soutelo, camarera de 40 a?os en Valencia.
Este peri¨®dico ha entrevistado a muchos camareros para la serie Precariedad en bandeja, de la que forma parte este reportaje, y ninguno dice haber sufrido una situaci¨®n parecida. Todos los agresores en los episodios que relatan las camareras son hombres.
Laura Selena, integrante de la junta directiva de la Federaci¨®n Mujeres J¨®venes, asegura que las camareras ¡°se enfrentan a situaciones de acoso verbal e incluso f¨ªsico de forma habitual¡±. La asociaci¨®n de la que forma parte elabor¨® el informe Noches seguras para todas, del diagn¨®stico a la acci¨®n. ¡°Se las trata como objetos sexualizados. Los clientes creen que tienen derecho a ellas como parte de su ocio¡±, indica Selena. Justo esa sensaci¨®n es descrita por algunas de las camareras entrevistadas, como Ana: ¡°Piensan que est¨¢s disponible para ellos, que tienen una especie de acceso a ti por el cual tienen derecho a intentar llamar tu atenci¨®n o ligar contigo constantemente. Ese rollo de Lolita por el que debes ser agradable pase lo que pase¡±.
Elisa incide en la misma idea: ¡°Existe el estigma de que si eres mujer y trabajas detr¨¢s de una barra eres lo que ellos entienden por facilona. Se atreven a hacerte proposiciones que nunca har¨ªan en otros trabajos. Por estar ah¨ª asumen que est¨¢s a su servicio y que ya eres de una determinada forma. En otros trabajos nunca me han dicho lo que he escuchado detr¨¢s de una barra¡±. Selena cree que en la ra¨ªz de estos comportamientos est¨¢n ¡°la cosificaci¨®n y deshumanizaci¨®n de base en la cultura patriarcal; es un espacio (bares y discotecas) que los hombres sienten que les pertenece y en el que las mujeres somos algo ex¨®tico para su uso y disfrute¡±.
En esos momentos Elisa dice sentirse ¡°asqueada¡± y Ana, ante una ¡°repugnancia e injusticia tremenda; sabes que te lo est¨¢n haciendo por ser mujer¡±. ¡°No sabes muy bien qu¨¦ hacer¡±, contin¨²a Lucia Anna Zazzarino (33 a?os), ¡°y te sientes fatal, dudas de ti misma; no sabes si est¨¢s exagerando y dejarlo pasar, y luego te sientes peor por ello. Es muy inc¨®modo¡±. Creen, adem¨¢s, que esto va acompa?ado de un menor respeto profesional que a sus compa?eros varones. ¡°Cuando la gente dice que un camarero tiene que ser agradable y le pagan por ser amable, siempre se refieren a una camarera. No he visto a nadie nunca decirle a un camarero sonr¨ªe un poco. Pero a m¨ª me lo han dicho¡±, a?ade S¨¢nchez.
?Qu¨¦ hacen los jefes?
Ante este tipo de episodios, la respuesta de los responsables de los establecimientos es clave. Hannah, empleada de 34 a?os en un restaurante, se ha negado a atender a ciertas mesas que le hac¨ªan sentir inc¨®moda, sin encontrar apoyo de sus jefes. ¡°A veces te dicen que es tu trabajo y tienes que hacerlo. Si el tema va a m¨¢s, ellos atienden la mesa y ya est¨¢. Lo minimizan¡±. Laura Gal¨¢n, camarera de 26 a?os de Castell¨®n, rememora un mal recuerdo al respecto: ¡°Hubo una vez que un cliente estuvo gritando mi nombre a voces en medio de la sala. No paraba de mandarme besos y decirme guapa, estoy aqu¨ª. Lo pas¨¦ muy mal. Cada vez que sal¨ªa a atender lo hac¨ªa y todo el mundo me miraba. Le ped¨ª al gerente no salir m¨¢s y me qued¨¦ en la cocina¡±. Es decir, la soluci¨®n fue esconderla, no echar al cliente que la increpaba.
La especialista de la Federaci¨®n Mujeres J¨®venes cree que algunos empresarios ¡°justifican¡± estos comportamientos. Adem¨¢s, recuerda que en ocasiones se incitan los uniformes sexualizados ¡°para vender m¨¢s¡±. ¡°Que ejerzan violencia contra ti no puede formar parte del trabajo¡±, a?ade Selena. Otras empleadas consultadas s¨ª han logrado un respaldo de sus empresas, como S¨¢nchez: ¡°Le comento la situaci¨®n a mi superior, se llama a seguridad y se le manda a la habitaci¨®n o se le expulsa. La soluci¨®n no es que te cambien de sitio y poner a otra persona, porque el problema sigue ah¨ª¡±.
Emilio Gallego, secretario general de la patronal Hosteler¨ªa de Espa?a, destaca que su organizaci¨®n ha desarrollado ¡°protocolos contra el acoso en el trabajo, con recomendaciones para su implantaci¨®n en las empresas¡±. Explica que abordan el problema desde dos vertientes: ¡°Por un lado, en la generaci¨®n de entornos seguros de cara a los clientes, especialmente hacia las mujeres. Y una segunda vertiente enfocada a la empresa, que le permite conocer las pautas de actuaci¨®n ante situaciones que se puedan producir en su establecimiento¡±. Se refiere, ante un caso de agresi¨®n sexual, a ¡°conocer las recomendaciones para la atenci¨®n a la v¨ªctima, lo primero y fundamental, y seguidamente la comunicaci¨®n a la Polic¨ªa o Guardia Civil, la manera de preservar las pruebas, acotar los espacios, custodiar las grabaciones¡¡±. Tambi¨¦n hay varios protocolos parecidos espec¨ªficos a nivel auton¨®mico.
No cerrar solas
Una pr¨¢ctica habitual en hosteler¨ªa que ilustra el riesgo al que se enfrentan las camareras es que es com¨²n que no cierren solas. Es decir, que nunca sean las ¨²ltimas en el establecimiento, sin compa?eros hombres junto a ellas. ¡°Me ha pasado, que gente se espere al cierre y a que el local est¨¦ vac¨ªo. Te sientes intimidada, con una gran sensaci¨®n de vulnerabilidad. Como est¨¦ ah¨ª el t¨ªpico cliente peligroso sientes aut¨¦ntico terror¡±, lamenta Teresa. Cree que aceptar esa premisa, que es mejor que las mujeres no cierren solas por el riesgo que entra?a, ¡°es chungu¨ªsimo, y te lo digo como feminista¡±. Cree que con el bar lleno estas situaciones ya son ¡°desagradables¡±, pero con el local vac¨ªo ¡°temes por tu integridad¡±.
M¨¢s all¨¢ de los episodios con una connotaci¨®n sexual, estas trabajadoras tambi¨¦n se enfrentan a situaciones de violencia habituales. ¡°Con el alcohol se descontrolan de una forma brutal. Ves peleas de borrachos, el marido pegando a la mujer y tener que llamar a la polic¨ªa. Se da en cualquier sitio con alcohol, tambi¨¦n en los hoteles cinco estrellas. No pasa solo en las discotecas¡±, lamenta S¨¢nchez.
A Nerea Roca, empleada de 33 a?os en una casa de apuestas, le han ¡°levantado la mano¡±. ¡°Es horrible¡±, contin¨²a, ¡°porque viene gente con muchos problemas y te hacen pasarlo mal. He visto violencia f¨ªsica¡±. Antes de entrar al local en el que trabaja, el cliente est¨¢ obligado a ense?ar el DNI, ¡°y si no est¨¢n acuerdo te dicen c¨¢llate puta¡±. En una ocasi¨®n un cliente descontento le raj¨® las ruedas del coche y le rompi¨® un espejo retrovisor. ¡°El que lleva mucho dinero gastado igual rompe una m¨¢quina, se vuelven locos. No solo es el alcohol, tambi¨¦n est¨¢ el problema del consumo de drogas¡±, comenta.
Ella y otras camareras entrevistadas insisten en una idea que asientan varios estudios cient¨ªficos: estas sustancias son elevadores del riesgo de que los que ya son machistas perpetren alg¨²n grado de violencia, pero no son elementos responsables directos. ¡°La excusa del alcohol no vale. Algunos se comportan as¨ª est¨¦n como est¨¦n¡±, finaliza la madrile?a Ana. Elisa termina con una reflexi¨®n en positivo: ¡°Quiero pensar que en los ¨²ltimos a?os hay un peque?o cambio de mentalidad, que los chavales en general son m¨¢s educados. Y creo que las mujeres nos ayudamos mucho, se crea una especie de hermandad. Sabemos que nos tenemos que apoyar unas a otras¡±.
El tel¨¦fono 016 atiende a las v¨ªctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del d¨ªa, todos los d¨ªas del a?o, en 53 idiomas diferentes. El n¨²mero no queda registrado en la factura telef¨®nica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. Tambi¨¦n se puede contactar a trav¨¦s del correo electr¨®nico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el n¨²mero 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al tel¨¦fono de la Fundaci¨®n ANAR 900 20 20 10. Si es una situaci¨®n de emergencia, se puede llamar al 112 o a los tel¨¦fonos de la Polic¨ªa Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicaci¨®n ALERTCOPS, desde la que se env¨ªa una se?al de alerta a la Polic¨ªa con geolocalizaci¨®n.
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