Espa?a reclama impulsar los impuestos europeos y que la mitad de las inversiones comunitarias sean verdes
El Gobierno de S¨¢nchez pide elevar del 30% al 50% el gasto com¨²n para luchar contra el cambio clim¨¢tico
Nada es gratis: a grandes inversiones, grandes ingresos (y m¨¢s impuestos). Esto se ve con claridad en la propuesta que ha enviado a Bruselas el Gobierno espa?ol para dejar clara su postura sobre el pr¨®ximo presupuesto de la UE. En Europa hace falta mucho dinero para sacudir una econom¨ªa que pierde competitividad frente a China y Estados Unidos, al mismo tiempo que aumenta el gasto en defensa. Para responder en ambos frentes, Espa?a pide un impulso a tributos comu...
Nada es gratis: a grandes inversiones, grandes ingresos (y m¨¢s impuestos). Esto se ve con claridad en la propuesta que ha enviado a Bruselas el Gobierno espa?ol para dejar clara su postura sobre el pr¨®ximo presupuesto de la UE. En Europa hace falta mucho dinero para sacudir una econom¨ªa que pierde competitividad frente a China y Estados Unidos, al mismo tiempo que aumenta el gasto en defensa. Para responder en ambos frentes, Espa?a pide un impulso a tributos comunitarios ¡°que no detraigan recursos de los Estados miembros, sino que aumenten la capacidad financiera y autonom¨ªa de la UE¡±. El objetivo es ¡°hacer factible un aumento del presupuesto comunitario¡± para el que Madrid reclama m¨¢s ambici¨®n en transici¨®n ecol¨®gica al plantear subir del 30% actual al 50% la inversi¨®n destinada a combatir el cambio clim¨¢tico.
La lectura que emerge de estas l¨ªneas b¨¢sicas del documento espa?ol, tanto por el lado de los ingresos, como por el de las inversiones, es que el Gobierno de Pedro S¨¢nchez, uno de los l¨ªderes m¨¢s veteranos del Consejo Europeo, quiere mantener la antorcha socialdem¨®crata y verde en una UE mucho m¨¢s escorada a la derecha que en legislaturas anteriores. Este escenario pol¨ªtico todav¨ªa puede derechizarse m¨¢s en el corto plazo, porque el 23 de febrero hay elecciones en Alemania y el SPD, el partido gobernante y correligionario del PSOE, tiene todas las de perder para dar paso a un canciller conservador, seg¨²n apuntan las encuestas.
El punto central del documento espa?ol para el pr¨®ximo marco presupuestario plurianual de la UE, que en teor¨ªa estar¨ªa vigente desde 2028 hasta 2034, consiste en elevar su volumen de una cantidad anual que ronda el equivalente al 1% del PIB a un m¨ªnimo del 2%, especifica el documento adelantado por EL PA?S. Y para eso plantea un abanico de medidas. Una es la deuda com¨²n, algo que ¡°contribuir¨ªa a crear un activo europeo de liquidez¡± y ¡°profundizar¨ªa en la Uni¨®n del Mercado de Capitales¡±, uno de los proyectos atascados desde hace muchos a?os. Con esta medida, Madrid hace suya una de las ideas que sugiere Mario Draghi en su informe para resucitar la competitividad en Europa. Otra idea espa?ola es refinanciar por 10 a?os m¨¢s los cr¨¦ditos con que se sufraga ahora el Fondo de Recuperaci¨®n, que en teor¨ªa deber¨ªan empezar a amortizarse en 2028. Y, por ¨²ltimo, la creaci¨®n de fuentes de ingresos para Bruselas que ¡±deber¨ªan ser tan progresivas como sea posible y que contribuyan directamente a financiar las prioridades comunes¡°.
Llegar a todos estos objetivos ser¨¢ muy dif¨ªcil. Casi imposible. Falta voluntad pol¨ªtica en varias capitales (La Haya, Viena o Berl¨ªn): no aceptan un presupuesto conjunto m¨¢s ambicioso, ni est¨¢n dispuestas a allegar m¨¢s recursos a la caja com¨²n, sea de forma directa (m¨¢s aportaciones estatales) o indirecta (impuestos comunes).
Esto ¨²ltimo se ha visto con bastante claridad en los ¨²ltimos a?os. A finales de 2021, para financiar el Fondo de Recuperaci¨®n, la Comisi¨®n Europea lanz¨® tres impuestos para lograr m¨¢s ¡°recursos propios¡±, como se llama en jerga comunitaria al dinero que corresponde a la UE: el primero consist¨ªa en que Bruselas ingresara por los derechos de emisi¨®n de CO?; el segundo, una especie de arancel para que los productos fabricados fuera de la UE con menos est¨¢ndares medioambientales pagaran para compensar esta ventaja competitiva (CBAM, por sus siglas en ingl¨¦s); el tercero ten¨ªa que llegar con el desarrollo en la OCDE de un impuesto global para que las grandes tecnol¨®gicas paguen tributos all¨ª donde ingresan y obstaculizar la elusi¨®n fiscal de estas compa?¨ªas.
Pero m¨¢s de tres a?os despu¨¦s, nada de esto ha llegado a ponerse en marcha. Aquello que ya est¨¢ pr¨¢cticamente ultimado, como el CBAM, es probable que vuelva a abrirse o, al menos, a demorarse su puesta en marcha, que, en principio, tocar¨ªa el pr¨®ximo 1 de enero. Hay varios Estados miembros que lo piden y tambi¨¦n lo exige el Partido Popular Europeo, el grupo m¨¢s grande en el Parlamento Europeo.
La Comisi¨®n es muy consciente de la falta de voluntad pol¨ªtica. Cuando a su presidenta, Ursula von der Leyen, se le pregunta si est¨¢ pensando en financiar con deuda la ingente inversi¨®n que precisa la UE, suele responder diciendo que hay dos formas de lograr m¨¢s recursos: ¡°O m¨¢s recursos propios o m¨¢s aportaciones de los Estados¡±. Con la respuesta, evita entrar en el siempre resbaladizo debate de la deuda com¨²n y pone la pelota en el tejado de las capitales.
Ampliar las fuentes de ingresos propios de la Comisi¨®n Europea, como plantea Espa?a, ayudar¨ªa a diversificar la procedencia actual del dinero comunitario. Habitualmente las contribuciones de los Estados, repartida seg¨²n su renta nacional bruta, han sido el aporte m¨¢s grande del presupuesto comunitario. Pero hay otros or¨ªgenes: un porcentaje de lo que se recauda por IVA en la UE, los aranceles que pagan los productos que llegan a la Uni¨®n desde terceros pa¨ªses, las multas que impone Bruselas y los intereses de demora al pagarlas, lo que pagan terceros pa¨ªses en las colaboraciones con las agencias comunitarias y la contribuci¨®n de 0,8 euros por kilo de pl¨¢stico no reciclado que se consume en cada Estado miembro, el m¨¢s reciente de todos, creado en 2021.
Progresividad
Este tipo de ¡°recursos propios¡±, el de los pl¨¢sticos, no acaban de gustarle a Espa?a. S¨ª que le agrada el hecho de que sea una fuente de ingresos com¨²n, pero le incomoda su dise?o. Por eso, cuando en el documento de siete p¨¢ginas se especifica que los impuestos nuevos ¡°deber¨ªan ser tan progresivos como sea posible¡±, lo que dice el Gobierno de S¨¢nchez es que el dise?o deber¨ªa ser diferente: el impuesto sobre pl¨¢sticos actual, en realidad, se hace a partir de un c¨¢lculo estad¨ªstico de cu¨¢l es el consumo de este material no reciclado, menos utilizado en los pa¨ªses m¨¢s ricos de la UE (Dinamarca, Austria o Finlandia, figuran entre los que menos recurren a este pl¨¢stico).
Tambi¨¦n contiene un mensaje progresista en el lado presupuestario de los gastos, el planteamiento de que el 50% de las inversiones se destinen a luchar contra el cambio clim¨¢tico, 20 puntos m¨¢s que ahora. En la legislatura que acaba de arrancar, la prioridad ya no est¨¢ en las pol¨ªticas medioambientales como en el quinquenio anterior. Y no es solo que el foco ilumine mucho a la Defensa y la Seguridad, es que las voces que reclaman menos velocidad en las pol¨ªticas verdes crecen y presionan mucho al Ejecutivo de la Uni¨®n. S¨¢nchez se alinea as¨ª con Teresa Ribera, a la que ¨¦l design¨® como la miembro espa?ola de la Comisi¨®n, y que es la voz m¨¢s verde dentro del Ejecutivo europeo en tiempos en que estas posiciones est¨¢n en minor¨ªa.