El comercio europeo juega a la defensiva
Un mundo m¨¢s cerrado tendr¨¢ efectos negativos en la econom¨ªa de la UE porque exporta m¨¢s que importa
Italia en el Mundial de F¨²tbol de 1982, Grecia en la Eurocopa de 2004, el Leicester ganando la Premier en 2016 o la ¨²ltima Liga conseguida por el Atl¨¦tico de Madrid este mismo a?o. Todos estos equipos tienen un concepto com¨²n: el catenaccio. Este sistema de juego defensivo parece haber triunfado en el seno de las instituciones europeas, que preparan un conjunto de medidas destinadas a usar la defensa como respuesta comercial. Tras cuatro a?os de Donald Trump al frente de EE UU, casi dos a?os de pandemia y la salida forzosa de Afganist¨¢n, Europa eval¨²a su lugar en el mundo con una mezcla de precauci¨®n, desconfianza y desaprobaci¨®n. El sentimiento de inseguridad ha aumentado y, como consecuencia, tambi¨¦n la necesidad de protecci¨®n. El resultado es que la UE prepara el mayor cambio en su pol¨ªtica comercial desde que los Estados miembros decidieron establecer una uni¨®n aduanera en 1968.
Analizadas una por una, las pol¨ªticas que forman parte de este paquete legislativo tienen todo el sentido. Sin embargo, en conjunto, este particular catenaccio de la Uni¨®n tiene el potencial de cambiar, radicalmente, la forma en la que Europa se relaciona comercialmente con el resto del mundo.
Entre otras, Bruselas prepara un mecanismo para que las importaciones de ciertos productos paguen una tasa adicional por las emisiones contaminantes necesarias para producirlos, tambi¨¦n un instrumento que penaliza a las empresas extranjeras que reciban subsidios que las empresas europeas no puedan percibir. Adem¨¢s, se trabaja en una nueva estrategia industrial, que reduzca la dependencia de la UE del resto del mundo y un instrumento para que las empresas extranjeras accedan al mercado de compras p¨²blicas solo si las europeas reciben un trato similar. Estas medidas tienen dos caracter¨ªsticas en com¨²n: su puesta en marcha est¨¢ justificada, pero todas utilizan las restricciones al mercado europeo como palanca principal. La l¨®gica es que si una empresa externa quiere vender sus productos en Europa debe cumplir con las reglas comunitarias. El objetivo no es solo que todas compitan en igualdad de condiciones, sino que, al hacerlo, el resto del mundo se parezca m¨¢s a la Uni¨®n Europea.
En apariencia es un razonamiento con mucho sentido. La mala noticia es que la distancia entre los deseos europeos y la realidad econ¨®mica mundial es cada vez mayor. Un ejemplo es el mecanismo de ajuste del carbono en frontera, que tiene entre sus objetivos la reducci¨®n de emisiones de CO2 en la producci¨®n de cemento. Sin embargo, el mercado europeo supone solo el 1% de las ventas del mayor exportador mundial, Vietnam, por lo que es improbable que este pa¨ªs cambie sus t¨¦cnicas de producci¨®n para cumplir con las regulaciones europeas.
La aplicaci¨®n de estas nuevas pol¨ªticas podr¨ªa generar, adem¨¢s, resultados contraproducentes. La pol¨ªtica industrial europea, por ejemplo, prioriza la producci¨®n de bater¨ªas el¨¦ctricas en Europa en detrimento de las producidas en China a un menor precio. Como consecuencia, los productos que las incorporen incrementar¨¢n su precio y aumentar¨¢ el coste de las medidas contra el cambio clim¨¢tico. Adem¨¢s, los subsidios p¨²blicos para producirlas son los mismos por los que la UE penalizar¨¢ a empresas no europeas que quieran vender en Europa.
La respuesta a estas medias por parte de los pa¨ªses afectados es otra de las consecuencias, puesto que podr¨ªan penalizar las exportaciones. Aunque Europa busque crear un espacio aut¨®nomo, lo cierto es que no es una isla. M¨¢s bien al contrario: es el mayor exportador de bienes y servicios. En conjunto, el comercio internacional representa m¨¢s de un tercio del PIB de la Uni¨®n y da trabajo a 36 millones de europeos.
Un mundo m¨¢s cerrado tendr¨¢ efectos negativos en la econom¨ªa europea porque la realidad es que es el resto del mundo quien le compra m¨¢s a Europa y no al rev¨¦s. Por ello, para generar riqueza, la UE tiene que mirar hacia afuera, no hacia dentro. A partir de 2024, el 85% del crecimiento econ¨®mico mundial suceder¨¢ fuera de la Uni¨®n y su pol¨ªtica comercial no puede ser solamente defensiva. Sin embargo, ninguna de las pol¨ªticas previstas tiene como objetivo conectar con las fuentes de crecimiento global.
En 1972, el Ajax de Rinus Michels desmont¨® el catenaccio defensivo del Inter de Mil¨¢n, a quien gan¨® en la final de la Liga de Campeones con su estilo ofensivo de f¨²tbol total. Si la UE quiere influenciar la pol¨ªtica de otros pa¨ªses, en lugar de encerrarse en s¨ª misma la mejor opci¨®n ser¨ªa ofrecer facilidades a aquellos pa¨ªses con los que comparte objetivos. De esta forma, la nueva pol¨ªtica comercial europea ser¨ªa capaz de defender y atacar al mismo tiempo, mejorando su eficacia y capacidad de juego.
?scar Guinea es economista en European Centre for International Political Economy. Isabel P¨¦rez del Puerto es periodista.
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