Tatuajes: tinta en la piel y mucho dinero
Los dibujos corporales han dejado de ser algo marginal y carcelario para convertirse en un reclamo est¨¦tico muy popular. El sector tiene en Espa?a 3.000 estudios y factura m¨¢s de 180 millones
Lo primero que se ve al entrar en el estudio de tatuaje de Black S¨¢nchez es a David Bowie mandando callar. Esa es la impresi¨®n cuando uno se topa con el enorme ¨®leo hiperrealista del rostro del m¨²sico londinense con el dedo ¨ªndice estirado sobre sus labios. ¡°Es un encargo, ma?ana se lo llevan¡±, dice orgulloso Adri¨¢n, nombre detr¨¢s del alias por el que es mundialmente conocido. Muchos tatuadores reclaman hoy su condici¨®n de artistas, y cada vez m¨¢s gente los ve como tales: la demanda de tatuajes no ha parado de aumentar en la ¨²ltima d¨¦cada. Y con ella un floreciente y lucrativo negocio.
A Chinatown Tattoo, el estudio de Black S¨¢nchez en Getafe, llegan personas de toda Espa?a, tambi¨¦n de otros pa¨ªses, y tiene lista de espera hasta 2023. ¡°Mucha gente no busca un dibujo en concreto, sino a un tatuador, porque le gusta su obra. A m¨ª me han llegado a decir: ¡®Hazme lo que quieras¡±, explica S¨¢nchez, cuya fama recibi¨® un sonado espaldarazo durante el confinamiento, cuando pint¨® un cuadro del rapero Notorious B.I.G. y lo subi¨® a su cuenta de Instagram e inmediatamente recibi¨® cientos de ofertas de todo el mundo. ¡°Yo soy pintor hiperrealista, pero hace unos a?os empec¨¦ a practicar el tattoo con piel de cerdo, luego con familiares y amigos¡ Y ahora es como me gano la vida, aunque para m¨ª la piel solo es un lienzo m¨¢s¡±, cuenta.
No hay una cifra registrada de cu¨¢nto dinero mueve la industria del tatuaje en Espa?a, pero s¨ª numerosos indicadores de su auge, sobre todo en la ¨²ltima d¨¦cada. Fuentes de la Uni¨®n Nacional de Tatuadores (UNTAP) contabilizan unos 3.000 estudios, y calculan que es necesario facturar en torno a los 60.000 euros a?o para ser rentables, lo que da una cifra aproximada de 180 millones de euros anuales, como m¨ªnimo.
Un negocio sin franquicias
¡°Mucho m¨¢s que hace unos a?os¡±, explican desde la organizaci¨®n, y se?alan que, dado el car¨¢cter personalista de los tatuajes, no se estilan las franquicias. ¡°Si un tatuador tiene ¨¦xito, lo que hace es alquilar otro local m¨¢s grande y contratar a m¨¢s gente, pero tiene que estar ¨¦l siempre al tim¨®n y presente, porque sus clientes lo buscan a ¨¦l¡±, indican.
El ¨¦xito de un sector m¨¢s impermeable a las crisis que otros es un fen¨®meno global: la firma de estudios de mercado IBISWorld cifra en 1.000 millones de d¨®lares (unos 872 millones de euros) la facturaci¨®n en 2020 de los casi 30.000 establecimientos que hay en Estados Unidos. ¡°Durante los pr¨®ximos cinco a?os se prev¨¦ que la industria de los artistas del tatuaje contin¨²e creciendo, y a medida que los tatuajes se vuelven m¨¢s comunes, es probable que el estigma que los rodea siga desapareciendo¡±, se?ala la consultora en su informe.
Un estudio publicado en 2016 por la Comisi¨®n Europea asegura que el 12% de los ciudadanos de Europa tienen, como poco, un tatuaje, frente al 5% de 2002. Un porcentaje que hoy podr¨ªa pecar de conservador, seg¨²n las cifras que manejan en la Escuela Superior de Dibujo Profesional (ESDIP). ¡°Si nos ce?imos a la generaci¨®n milenial y la posterior, casi uno de cada dos se ha tatuado ya¡±, dice la coordinadora de estudios, Patricia Len; un porcentaje que coincide con el de IBISWorld para Estados Unidos.
Mercado negro
La Comunidad de Madrid es la ¨²nica que lleva un registro de los salones de tatuaje dados de alta: de 55 en 2006, a m¨¢s de 600 en 2021. Con todo, las cifras de mercado reales podr¨ªan ser mucho m¨¢s elevadas, si se tiene en cuenta la econom¨ªa sumergida: desde la UNTAP calculan que, por cada estudio legal, hay dos tatuadores que ejercen ilegalmente. ¡°No hay m¨¢s que darse una vuelta por Wallapop o Facebook, o fijarse en la cantidad de carteles que hay pegados a las farolas con el enunciado ¡®Tatuajes a domicilio¡¯¡±, dice el secretario de la organizaci¨®n, Fidel Prieto. ¡°Ya lo denunciamos hace unos a?os a las autoridades, les dimos los nombres de algunos y les sancionaron, pero poco m¨¢s. Es una alarma sanitaria porque no sabes con qu¨¦ material trabajan ni qu¨¦ destino le dan a las agujas, y no puedes tirarlas en cualquier sitio, hay un procedimiento legal de recogida de desechos¡±.
Hay otros actores del sector que tambi¨¦n se benefician de esta euforia tatuadora, como los proveedores. La empresa Vega Tattoo Supplies vende maquinaria para tatuajes, y sus responsables aseguran un incremento de demanda anual exponencial, en torno al 70%. ¡°No hablamos de una moda pasajera, sino de un h¨¢bito m¨¢s completamente integrado en la sociedad, como ir a cortarse el pelo o a ponerse unas mechas¡±, opina unos de sus socios, Alejandro Pareja. ?l y su hermano comenzaron hace 10 a?os con un peque?o establecimiento en Alicante para surtir a los estudios de la zona. Hoy venden a toda Espa?a y el extranjero, tienen una plataforma de comercio electr¨®nico y emplean a nueve personas fijas y otras tantas eventuales.
¡°Exige una adaptaci¨®n constante, porque este sector tambi¨¦n evoluciona a toda velocidad. Al principio, ten¨ªas que soldarte tus propias agujas. Ahora son desechables y los instrumentos inal¨¢mbricos y con bater¨ªa. Todo se vuelve m¨¢s peque?o, m¨¢s port¨¢til, con m¨¢s tiempo de usabilidad¡ m¨¢s f¨¢cil, en definitiva, por eso los tatuadores cada vez tienen m¨¢s tiempo para dedicarse a su arte¡±.
Inversi¨®n baja para empezar
La ¨²nica traba real para iniciarse como tatuador es el talento. El resto es bastante sencillo y no requiere una gran inversi¨®n. ¡°Por 1.500 euros puedes empezar a tatuar con buenas m¨¢quinas¡±, explica Prieto. La licencia se obtiene con un t¨ªtulo higi¨¦nico-sanitario que se obtiene de un curso que puede durar entre 25 y 40 horas, seg¨²n la comunidad aut¨®noma, y tiene un coste de unos 300 euros aproximadamente. ¡°El problema es que muchos evitan tener que pagar un local y hacen los tatuajes a domicilio, o bien directamente desde su sal¨®n, sin control alguno¡±, alerta Prieto. ¡°Hay ayuntamientos que, si trabajas con material desechable, que ya viene esterilizado, no exigen disponer de un autoclave en el estudio [una olla a presi¨®n que alcanza una temperatura de unos 134 grados para eliminar todo tipo de microorganismos]. En caso contrario, debes tener sala de esterilizaci¨®n, lavamanos en todas las cabinas, una recepci¨®n separada de la zona de tatuajes¡¡±.
La profesionalizaci¨®n del sector, y una vertiente art¨ªstica cada vez mejor considerada socialmente, son los detonantes de un auge imparable. ¡°Hace siete a?os solo ten¨ªamos un curso residual, de t¨¦cnica b¨¢sica y basado en las ilustraciones ya preconcebidas, con unos 15 alumnos¡±, recuerda Patricia Len, de ESDIP. ¡°En este tiempo ha cambiado el perfil de los alumnos: el n¨²mero se ha multiplicado por cinco, las mujeres son mayor¨ªa y vienen de bachilleres art¨ªsticos, de Bellas Artes o con formaci¨®n previa en ilustraci¨®n. Ahora quieren estudiar anatom¨ªa, realismo, perspectiva, volumen, t¨¦cnicas de color¡ Y no solo aspiran a tatuar. Muchos tambi¨¦n colaboran con marcas de ropa, ilustran libros, o pintan en muros, y la piel es solo otro soporte donde plasmar su obra¡±.
Hacerse un tatuaje no es necesariamente un lujo: parte de los 50 euros, aunque puede llegar a varios miles de euros dependiendo de la extensi¨®n y qui¨¦n lo firme. Pero, sobre todo, es su normalizaci¨®n de cara a la sociedad la impulsora de su r¨¢pida penetraci¨®n. ¡°Lo de relacionarlo con ambientes carcelarios, tribus urbanas o gente, digamos, peligrosa, es algo del pasado¡±, opina Pablo Hern¨¢ndez, socio del estudio Greyline, de la localidad guipuzcoana de Zumaya. ¡°En mis siete a?os en activo, por aqu¨ª ha pasado gente de todo tipo de ideolog¨ªas y clases sociales¡±. Susana Chavero, del estudio Clown Tattoo, pone un ejemplo impensable hace muy poco tiempo. ¡°Recuerdo una se?ora de unos 70 a?os que, por una promesa que le hizo a la Virgen del Roc¨ªo, vino a tatuarse su retrato¡±.
Una costumbre ancestral
El germen de esta r¨¢pida aceptaci¨®n es antropol¨®gico, como afirma Alejandra Fabiana Walzer, psic¨®loga, y doctora en Ciencias de la Informaci¨®n por la Universidad Complutense de Madrid y autora del trabajo de investigaci¨®n Tatuaje contempor¨¢neo, a partir de una beca de la Universidad de Columbia de Nueva York. ¡°Cualquier pr¨¢ctica de marcar el cuerpo es una pr¨¢ctica esencialmente humana. Al poner signos y s¨ªmbolos, se le a?ade sentido y se diferencia del cuerpo animal. Pueblos y culturas ancestrales que nunca se conocieron entre s¨ª, que estaban totalmente aislados, practicaban alg¨²n tipo de marcaje corporal, llam¨¦mosle tatuaje, escarificaciones, pintura perecedera, etc¨¦tera, y han tenido distintas funciones¡±.
La experta opina que esas motivaciones siguen vigentes, aunque tomen otras formas. ¡°Incluso el mero sentido est¨¦tico no es una consecuencia exclusiva de la sociedad de consumo. Es una forma de expresar con el cuerpo, de fijar algo en nosotros para siempre, un momento, un recuerdo, en un momento de nuestra historia en que todo es l¨ªquido y nada permanece. Y ha calado muy hondo en las sociedades actuales, tan mercantilizadas y mediatizadas, porque cada vez m¨¢s personas a las que se relaciona con el ¨¦xito muestran sus tatuajes sin pudor, desde deportistas hasta pol¨ªticos, pasando por actores o cantantes, gente legitimada por los medios de comunicaci¨®n y por el mercado¡±. Y zanja: ¡°En cuanto empieza a circular el tatuaje como algo aceptado, llam¨¦mosle moda o zeitgeist, la sociedad en general lo ve como una opci¨®n posible¡±.
Una aceptaci¨®n transversal por parte de la sociedad que ha supuesto una suerte de democratizaci¨®n del tatuaje. ¡°Hay gente que me dice que nunca hab¨ªa pensado en tatuarse, pero vienen porque quieren un dise?o m¨ªo¡±, cuenta Mar¨ªa Caba?as, del estudio madrile?o Customizarte. ¡°Y siento entonces que he logrado conectar con un hilo invisible a gente que hasta hace nada no ten¨ªa nada que ver, y que ahora tienen en com¨²n el llevar un tatuaje y comparten el mismo vag¨®n de tren¡±. Una muestra de lo alejada que est¨¢ la relaci¨®n hoy del tatuaje con su pasado carcelario es que incluso empieza a tener un papel sanitario. Tammy Love pinta pezones en tres dimensiones a pacientes que han pasado por una mastectom¨ªa, y colabora con la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz y el hospital Gregorio Mara?¨®n. ¡°Cada vez hay m¨¢s mujeres que lo piden, pero a¨²n hace falta m¨¢s informaci¨®n, y que la Seguridad Social se comprometa con esta pr¨¢ctica¡±, reclama la artista.
Arrepentimiento
En paralelo a las t¨¦cnicas de tatuaje ha evolucionado otra: la de su borrado. La tecnolog¨ªa a base de l¨¢ser consigue, en muchos casos, que desaparezca por completo. ¡°En los ¨²ltimos a?os, hemos tenido un incremento en la demanda de un 20% aproximadamente¡±, informa Katy Elez, coordinadora de los cuatro centros de Tattoo Cleaners, repartidos entre Madrid y Catalu?a. En ocasiones, el arrepentimiento puede salir caro: para un tatuaje mediano, cada sesi¨®n cuesta entre 60 y 90 euros, y pueden llegar a ser necesarias hasta 10 sesiones. Unos precios por debajo de la media, ya que esta empresa sigue una pol¨ªtica de bajo coste. ¡°Damos unas 20 sesiones al d¨ªa por centro, y la demanda ha seguido creciendo con la pandemia¡±, cuenta Elez. ¡°El confinamiento ha provocado que mucha gente se vea sus tatuajes todos los d¨ªas y se han cansado de ellos; la ruptura de muchas parejas confinadas tambi¨¦n ha sido otro de los motivos, gente que ten¨ªa el nombre de su novia o novio tatuado y han venido a borr¨¢rselo¡±. Fuera de este hecho coyuntural, el motivo m¨¢s frecuente tiene que ver con el mercado laboral: ¡°Quienes quieren ascender, o van a tener una entrevista de trabajo y llevan tatuajes muy visibles, temen que esto pueda jugar en su contra¡±.
En este sentido, Mar¨ªa Caba?as zanja: ¡°Aunque el tatuaje se ha normalizado mucho en la sociedad, a¨²n hay ciertos sectores que no se han superado sus prejuicios¡±.
La visi¨®n de recursos humanos
El laboral es uno de los ámbitos donde el tatuaje aún puede seguir siendo un foco de conflicto. Una encuesta de la plataforma Connectattoo desvelaba que la mayoría de quienes rechazaban hacerse uno visible manifestaban su temor a sufrir represalias en el trabajo, o dificultades para acceder a determinados empleos. “No es lo mismo trabajar en una mezcalería de moda de Malasaña que en las oficinas de una entidad bancaria”, argumenta Sebastián Martín, socio de la consultora Recursos Humanos Key People. “Según mi experiencia, todavía los tatuajes están relacionados con un tipo de cultura y de ambiente, digamos, conflictivos, y determinadas empresas siguen sin querer transmitir eso. En las empresas más tradicionales, es normal (cosa que yo no comparto) entender que la gente que se tatúa es menos estable, o menos de fiar. No olvidemos que hubo una época no tan lejana en la que el tatuaje tenía un enorme significado carcelario”. Martín expone la otra cara de la moneda: “La novedad es que ahora hay entornos laborales donde el tatuaje incluso se valora. No solo en bares o determinadas tiendas de ropa donde se quiere dar una imagen de cara al público, sino también en oficinas de nuevas empresas y start-ups, agencias de marketing y de internet, donde es muy habitual ver tatuajes porque quienes las dirigen quieren fomentar una cultura asociada a la modernidad”.
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