La primera gran prueba de Alejandra Kindel¨¢n
El impuesto especial y temporal a las entidades financieras ha cogido con el pie cambiado al sector y se espera una reacci¨®n de la AEB
La ma?ana del martes, la flamante presidenta de la Asociaci¨®n Espa?ola de Banca (AEB), Alejandra Kindel¨¢n, permanec¨ªa relajada en sus dependencias. Los televisores estaban conectados al debate del estado de la Naci¨®n con Pedro S¨¢nchez a punto de anunciar las medidas antiinflacionistas. De repente, solt¨® la bomba, un impuesto de car¨¢cter especial y temporal a la banca que, junto al ya adelantado que se exigir¨¢ a las el¨¦ctricas por los beneficios ca¨ªdos del cielo, reportar¨¢ una recaudaci¨®n de 7.000 millones de euros en dos a?os.
As¨ª, de repente tambi¨¦n, el idilio, si alguna vez lo hubo, entre las empresas y los bancos con el Gobierno sufri¨® un golpe de gracia que ya se ver¨¢ hasta d¨®nde llega. Algunas fuentes hablan incluso de recurrir a los tribunales. Todo ser¨¢ cuesti¨®n de analizarlo. Pero, de momento, el presidente sorprendi¨® a propios (a algunos, pocos, no tanto) y extra?os cuando anunci¨® el citado impuesto que, si las cuentas no est¨¢n erradas, supondr¨¢ 1.500 millones cada a?o en 2023 y 2024. El argumento expositivo es que el sector bancario va a obtener beneficios extraordinarios por la subida de tipos de inter¨¦s consecuencia de la crisis inflacionista y que, al trasladarse a los cr¨¦ditos, elevar¨¢n los ingresos y los m¨¢rgenes.
Las el¨¦ctricas, las otras paganas, se lo sab¨ªan desde hace tiempo y no les ha sorprendido; pero los bancos reconocen que les ha alterado la medida. Seguramente, habr¨ªan deseado una llamada oficial previa, por la buena relaci¨®n que han mantenido durante la pandemia (recu¨¦rdense los cr¨¦ditos ICO y la gesti¨®n de los fondos europeos) y porque en estos momentos la patronal bancaria y el Gobierno mantienen hilo directo casi diario para elaborar el plan sobre la cobertura de acceso a los servicios bancarios en la Espa?a vaciada. Pero esa llamada no se produjo, ni por parte de S¨¢nchez ni de la vicepresidenta primera y ministra de Econom¨ªa, Nadia Calvi?o, seg¨²n ha subrayado por activa y por pasiva la presidenta patronal, que no tard¨® en recibir el apoyo incondicional del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, que se manifest¨® de forma muy dura contra el Ejecutivo.
Se abre ahora un periodo de incertidumbre, seguramente de negociaciones, en el que la AEB tendr¨¢ que dar el do de pecho. Calvi?o ha asegurado que convocar¨¢ a la patronal en los pr¨®ximos d¨ªas. Ser¨¢ la primera prueba de alto calibre a la que se enfrente Alejandra Kindel¨¢n, que asumi¨® la presidencia el pasado abril y que recientemente hab¨ªa despejado el camino con los sindicatos para revisar en septiembre el convenio sectorial que acaba en 2023 por el impacto de la inflaci¨®n. Las consecuencias de la medida anunciada por S¨¢nchez pueden ser determinantes cuando llegue ese momento.
Aunque es verdad que se les ha ignorado, lo que ya es grave, para muchas entidades financieras la sorpresa es relativa hasta cierto punto. En su entorno reconocen que se tem¨ªan algo parecido desde que se anunci¨® el aumento de los tipos; pero a?aden, como subray¨® la propia Kindel¨¢n en el Canal 24 Horas de RTVE, que el hecho de subir los tipos no significa que vaya a suponer un incremento exponencial en la cuenta de resultados por la sencilla raz¨®n de que la econom¨ªa sufre un deterioro mayor y el riesgo de morosidad y fallidos es m¨¢s alto. En el mismo sentido, se preguntan ir¨®nicamente si se trat¨® de compensar las p¨¦rdidas ¡°extraordinarias¡± durante la larga etapa de tipos bajos. ¡°Lo extraordinario son los seis a?os de tipos negativos¡±, manifest¨® Kindel¨¢n, para quien ¡°medidas como estas dif¨ªcilmente pueden combatir la inflaci¨®n¡±.
Expertos sectoriales apuntan que los m¨¢rgenes crecer¨¢n, pero que, de igual modo, los costes financieros ser¨¢n mayores y que el mayor coste del cr¨¦dito implicar¨¢ una menor demanda, adem¨¢s de un aumento de la morosidad. Eso, y en el sector se sabe muy bien, supone un aumento de las provisiones y menores beneficios, por no decir del impacto de la inflaci¨®n, que repercute en los costes generales.
Las medidas, tachadas de populistas por la banca, inciden en la protecci¨®n de la econom¨ªa de las familias y pymes por el impacto de la inflaci¨®n. Pero, seg¨²n la banca, la medida dificulta la capacidad de los bancos para financiar a familias y empresas. El mensaje, desde la izquierda, es que ¡°el sufrimiento de muchos sea el beneficio de unos pocos¡±. Y, mientras bull¨ªan los mercados burs¨¢tiles (la Bolsa perdi¨® 5.000 millones arrastrada por bancos y el¨¦ctricas), la derecha no encontraba mejor salida que atacar con... ETA. De las medidas, ni palabra. Cosas de la pol¨ªtica.
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