Si no fuera por todos nadie ser¨ªa nada
Los inmigrantes complementan y rejuvenecen la fuerza de trabajo y elevan los ingresos fiscales
El 30 de septiembre se cumplir¨¢n dos a?os desde el fallecimiento del humorista gr¨¢fico Quino, pero la filosof¨ªa vital de su fant¨¢stica y siempre aguda Mafalda sigue presente. ¡§?Pensaron alguna vez que si no fuera por todos, nadie ser¨ªa nada?¡§, se preguntaba en una ocasi¨®n. Seg¨²n el informe La diversidad gana, elaborado por McKinsey en 2020, la diversidad ¨¦tnica, cultural o de g¨¦nero en los grupos de trabajo guarda una fuerte relaci¨®n con la rentabilidad y la creaci¨®n de valor. Promover una mayor diversidad en el mercado de trabajo es uno de los objetivos que se derivan del nuevo reglamento de la Ley de Extranjer¨ªa de Espa?a, aprobado en el Congreso de los Diputados y que, entre otras medidas, facilita la contrataci¨®n de extranjeros y abre nuevas v¨ªas para la regularizaci¨®n de inmigrantes, de forma que puedan incorporarse legalmente al mercado laboral espa?ol.
El debate sobre pol¨ªtica migratoria tiende a ser intenso y, en muchas ocasiones, visceral. Los cr¨ªticos resaltan, entre otros, los efectos econ¨®micos negativos de la poblaci¨®n inmigrante en el empleo y en los salarios, o la carga que suponen para el sistema del Estado del bienestar. Sin embargo, antes de acudir de nuevo a Mafalda y a su famoso ¡§Paren el mundo, que me bajo¡§, es importante analizar estos argumentos. En primer lugar, no existe un n¨²mero predeterminado de empleos. De hecho, la incorporaci¨®n masiva de las mujeres al mercado laboral, especialmente a partir de la II Guerra Mundial, no impidi¨® a los hombres seguir trabajando. De forma similar, el mercado laboral contin¨²a su evoluci¨®n y lo cierto es que los inmigrantes no s¨®lo consiguen empleos, sino que tambi¨¦n los crean a trav¨¦s del gasto de sus sueldos, que aumenta la demanda de bienes y servicios.
Tampoco los salarios se ven directamente disminuidos por la incorporaci¨®n de poblaci¨®n inmigrante a los puestos laborales. En su mayor¨ªa los trabajadores extranjeros no sustituyen a los nacionales, sino que los complementan. Es decir, que contribuyen con diferentes habilidades y permiten aumentar la productividad y reforzar el empleo en sectores esenciales que la oferta nacional no est¨¢ completando. Un buen ejemplo son los sectores agr¨ªcola, de distribuci¨®n de alimentos o de los cuidados, que resultaron fundamentales para atender necesidades b¨¢sicas de todos los ciudadanos durante la pandemia y en los que se emplean un gran n¨²mero de trabajadores extranjeros. No es razonable, por tanto, culpar a la inmigraci¨®n de las malas condiciones laborales, sino que es necesario solicitar a las Administraciones p¨²blicas unas condiciones dignas y el cumplimiento de las leyes laborales.
La complementariedad laboral no llega solo en competencias, tambi¨¦n en juventud. Para afrontar los retos econ¨®micos y sociales, actuales y futuros, Europa necesita una poblaci¨®n activa diversa, tanto en habilidades como en edad. Obviamente, Espa?a no es una excepci¨®n. Utilizando las estad¨ªsticas de poblaci¨®n de las Naciones Unidas se calcula que, desde 1980 hasta ahora, la media de edad de la poblaci¨®n ha pasado de 30 a 44 a?os y la poblaci¨®n mayor de 80 a?os se duplicar¨¢ en 2050, hasta alcanzar 5,6 millones de personas. La juventud de la poblaci¨®n inmigrante en busca de un empleo, por tanto, ofrece una prima demogr¨¢fica que el mercado nacional no est¨¢ completando. Adem¨¢s, la poblaci¨®n activa nacional es cada vez menor. Mientras que en 1980 hab¨ªa cinco personas entre 16 y 64 a?os por cada persona mayor de 65 a?os, en 2021 esta ratio disminuy¨® a tres. Seg¨²n la OCDE, la contribuci¨®n neta de los trabajadores inmigrantes a los impuestos en Espa?a es cercana al 0,5% del PIB y proporcionalmente mayor a lo que reciben en prestaciones. Una recaudaci¨®n necesaria para mantener el gasto en pensiones y sostener las finanzas p¨²blicas de las que todos nos beneficiamos.
Los inmigrantes complementan y rejuvenecen la fuerza de trabajo y aumentan los ingresos fiscales. ¡°?Por d¨®nde hay que empujar este pa¨ªs para llevarlo adelante?¡±, se preguntaba Mafalda. Las m¨²ltiples respuestas a esta pregunta no pueden olvidar que los trabajadores extranjeros no son n¨²meros ni herramientas de pol¨ªtica econ¨®mica. Son personas. Amigos, familiares, compa?eros de trabajo, padres y madres de los compa?eros de nuestros hijos. Atraer y acoger a personas migrantes genera riqueza social, cultural y econ¨®mica para todos los ciudadanos. La reforma del reglamento de la Ley de Extranjer¨ªa, por tanto, es un paso necesario y positivo para que el sistema migratorio facilite la regularizaci¨®n y protecci¨®n de quienes contribuyen al crecimiento del pa¨ªs.
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