Memorias desde ¡°el Plaza¡±
Al contrario que en 1985, un d¨®lar fuerte es ahora favorable para Estados Unidos, que busca frenar la inflaci¨®n a toda costa
Hotel Plaza, Nueva York. Las principales potencias se re¨²nen para frenar la imparable apreciaci¨®n del d¨®lar. Aunque bien podr¨ªa tratarse de un titular actual, ocurri¨® en 1985, cuando Estados Unidos, Francia, Alemania Occidental, Jap¨®n y el Reino Unido acordaron una depreciaci¨®n coordinada del d¨®lar. En aquellos a?os tambi¨¦n nos enfrent¨¢bamos a una inflaci¨®n galopante, que llevar¨ªa a que la Reserva Federal de Estados Unidos subiera los tipos oficiales hasta niveles cercanos al 20%, mientras que el d¨®lar se revalorizaba m¨¢s del 55% frente a las monedas de sus principales socios comerciales.
Volviendo a nuestros d¨ªas, la inequ¨ªvoca fortaleza del d¨®lar ya ha provocado las primeras actuaciones: en Jap¨®n, las autoridades han tratado de frenar la ca¨ªda del yen interviniendo con ventas de d¨®lares, algo que no ocurr¨ªa desde 1998. En Europa, aunque el euro ha alcanzado m¨ªnimos de 20 a?os, el BCE, por el momento, no se ha mostrado tan preocupado. Sin embargo, otros importantes bancos centrales como el de Suiza ya han se?alado su disposici¨®n a actuar. Las tensiones en las divisas est¨¢n al alza, pero sin duda, las mayores se sienten en el Reino Unido, con el desplome de la libra frente al d¨®lar hasta niveles no vistos desde 1985.
Ante estas aparentes similitudes con el pasado, no es de extra?ar que a los representantes de la Administraci¨®n de Biden les hayan preguntado por una posible nueva intervenci¨®n coordinada. ?Tendr¨ªa realmente sentido una acci¨®n de este calado?
Aunque los rumores van en aumento con la llegada de las reuniones anuales del FMI y del Banco Mundial esta semana, vemos dif¨ªcil que esto suceda en el corto plazo. El principal motivo reside en que, al contrario de 1985, un d¨®lar fuerte es ahora favorable para Estados Unidos, que busca frenar la inflaci¨®n a toda costa y una moneda fortalecida le permite abaratar sus importaciones. Por ello, una acci¨®n coordinada para debilitarlo dif¨ªcilmente se ajustar¨ªa a los objetivos internos estadounidenses.
Por otro lado, la capacidad de que una intervenci¨®n sea efectiva en un mercado tan l¨ªquido y globalizado como el de divisas es ahora mucho m¨¢s reducida que en los ochenta. El volumen de negociaci¨®n diario supera los 8,3 billones de d¨®lares, 40 veces superior al de aquel periodo. Adem¨¢s, en agregado las mayores potencias mundiales (G-10) tienen reservas de moneda externa por valor de 2,8 billones, una cantidad claramente limitada frente al volumen total de este mercado. En este contexto, para evitar episodios de depreciaci¨®n adicional e indeseada de sus divisas frente al d¨®lar, los dem¨¢s bancos centrales de las econom¨ªas desarrolladas tendr¨¢n que continuar elevando tambi¨¦n sus tipos oficiales, tratando de ir reduciendo el diferencial frente a los de la Fed. Con un ritmo de crecimiento en claro deterioro en la zona euro y en el Reino Unido, a la hora de subir los tipos de inter¨¦s, sus bancos centrales se ver¨¢n abocados a elegir entre lo eficaz (incrementos acelerados) y lo deseable (aumentos graduales).
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