La batalla econ¨®mica del siglo XXI: democracias liberales frente a autocracias
Los reg¨ªmenes totalitarios tienen ya el 30% de la riqueza del planeta y aspiran a seguir conquistando espacio
Es la mayor deflagraci¨®n desde hace d¨¦cadas. La batalla econ¨®mica entre las democracias liberales y las autocracias. Todas las contiendas terminan con la rendici¨®n o el vasallaje. En tierras econ¨®micas de nadie, algunas autocracias, pese a la falta de libertades individuales y la plutocracia, han prosperado. Las cuatro d¨¦cadas de enorme crecimiento de China demuestran que el desarrollo ...
Es la mayor deflagraci¨®n desde hace d¨¦cadas. La batalla econ¨®mica entre las democracias liberales y las autocracias. Todas las contiendas terminan con la rendici¨®n o el vasallaje. En tierras econ¨®micas de nadie, algunas autocracias, pese a la falta de libertades individuales y la plutocracia, han prosperado. Las cuatro d¨¦cadas de enorme crecimiento de China demuestran que el desarrollo no necesita una democracia. ¡°Resulta f¨¢cil encontrar pa¨ªses autocr¨¢ticos que durante su historia lograron resultados econ¨®micos impresionantes. Pero pensar que las autocracias son m¨¢s propensas al ¨¦xito que las democracias resulta un error¡±, valora Raian Divanbeigi, economista del Banco Mundial. Quiz¨¢ sea cierto. Sin embargo, el choque es real. ¡°Ya se est¨¢ produciendo. Solo hay que analizar el deterioro de las relaciones econ¨®micas entre las naciones occidentales, por un lado, y Rusia y China, de otro¡±, advierte el analista econ¨®mico Martin Wolf. ¡°Aunque la verdadera pregunta es si las democracias liberales continuar¨¢n siendo democracias liberales. Es lo que m¨¢s me preocupa¡±, matiza.
La ola cruza oc¨¦anos. ¡°No existen garant¨ªas de que nuestra democracia constitucional sobreviva en los pr¨®ximos a?os a otro asalto, mejor organizado, como el sufrido en el Capitolio¡±, avisa el think tank estadounidense Brookings Institution.
Nunca hab¨ªa sucedido algo parecido. Ni en la Guerra Fr¨ªa. La amenaza ya no son ecos de pisadas en la memoria de rusos y americanos. Ni cuentan los n¨²meros. Un estudio de m¨¢s de 400 dictadores de 76 naciones firmado por los profesores de la Universidad de Groningen (Holanda) Richard Jong-A-Pin y Jochen O. Mierau descubri¨® que por cada a?o que un tirano ostenta el poder disminuye el crecimiento econ¨®mico del pa¨ªs 0,12 puntos porcentuales. El planeta est¨¢ en una espiral destructiva. Guerra en Ucrania. Asesinato del ex primer ministro japon¨¦s. Revueltas en Sri Lanka. Ir¨¢n. Emergencia clim¨¢tica. Inflaci¨®n. Pandemia. Y la democracia liberal m¨¢s avanzada del mundo, Estados Unidos, anestesiada por los opi¨¢ceos (la droga m¨¢s antigua que se conoce), la p¨¦rdida del derecho al aborto y una posible recesi¨®n.
Construir una autocracia en el siglo XXI es complejo. Son necesarias mentiras doradas, redes sociales, medios de comunicaci¨®n atrapados y transmitir el espejismo de que la democracia en la que, supuestamente, viven est¨¢ amenazada. ¡°El comienzo ya est¨¢ aqu¨ª: es la confrontaci¨®n de Occidente con China y sus aliados. Ser¨¢ una desvinculaci¨®n selectiva en ¨¢reas sensibles (tecnolog¨ªa y seguridad nacional), aunque se permitir¨¢ el comercio agr¨ªcola y de productos manufacturados baratos¡±, prev¨¦ Matthew Kroenig, profesor de Pol¨ªtica Internacional en la Universidad de Georgetown. El mundo libre, argumenta, se desvincula de Rusia y China. Cientos de empresas han abandonado Mosc¨². El Congreso estadounidense aprueba leyes para producir microchips en el pa¨ªs. Acci¨®n, reacci¨®n. ¡°El presidente Xi est¨¢ prohibiendo a sus tecnol¨®gicas cotizar en Wall Street para evitar compartir informaci¨®n sensible con Occidente¡±, subraya Kroenig.
Pero hace falta admitir que el pasado, hoy, s¨ª es otro pa¨ªs. Y los nuevos tiempos traen en su alcuza cambios que durar¨¢n d¨¦cadas. El populismo, la polarizaci¨®n, al igual que la mentira, son activos econ¨®micos. En 2003, en una visita a Nueva York, el presidente Putin asegur¨® que compart¨ªa los valores de ¡°una naci¨®n normal europea¡±. Y en 2016, su hom¨®logo chino, Xi Jinping, proclam¨® que ¡°confiaban plenamente en ofrecer a la humanidad, y a su pa¨ªs, la b¨²squeda de los mejores sistemas sociales¡±. Actualmente la renta per capita china est¨¢ por debajo de la griega, y la rusa pasar¨¢ de su m¨¢ximo, en la d¨¦cada de 2010, de 16.000 d¨®lares a unos 10.000 a finales de a?o. De camino, perder¨¢, al menos, el 11% de su PIB por la invasi¨®n de Ucrania.
Una ¨¦lite de oligarcas
La plutocracia rodea al Kremlin con un cercado de alambres de p¨²as e injusticia. El peri¨®dico The Moscow Times narr¨® que el n¨²mero de millonarios en el pa¨ªs creci¨® entre 2018 y mediados de 2019 de 172.000 a 246.000. Fuera de la alambrada, unos 21 millones (14,3% de la poblaci¨®n) de habitantes son pobres. Gleba barata para una guerra. ¡°Las autocracias son una amenaza creciente para muchas democracias del mundo¡±, alerta Justin Kempf, responsable del podcast Democracy Paradox. Estas neodictaduras construyen un bloque propio. La taxonom¨ªa que usa The Economist es precisa. Dos espejos oscuros. ¡°Autocracias electorales¡±, como Turqu¨ªa y Hungr¨ªa, frente a ¡°autocracias cerradas¡±, del estilo de China y Vietnam, donde los ciudadanos nunca eligen a sus l¨ªderes. Ambos modelos controlan ya el 30% del PIB del planeta, seg¨²n el semanario brit¨¢nico. M¨¢s del doble que al final de la Guerra Fr¨ªa. Unos 29 billones de euros bajo su administraci¨®n.
Los bancos estadounidenses y europeos han financiado el petr¨®leo y el gas de Putin, incluso despu¨¦s de la anexi¨®n de Crimea en 2014. El dinero occidental ha recompensado, hist¨®ricamente, a infinidad de s¨¢trapas. Desde los Kims en Corea del Norte a muchos tiranos de ?frica, incluidos Robert Mugabe (Zimbabue), Haile Selassie (Etiop¨ªa) o Yoweri Museveni (Uganda). El Financial Times ha echado la vista atr¨¢s. Ha analizado 150 pa¨ªses desde 1950. Unas 35 autocracias, sobre 43 casos, consiguieron mantener un crecimiento superior al 7% durante una d¨¦cada. Sin embargo, tambi¨¦n han registrado 100 sobre 138 casos en los cuales la naci¨®n creci¨® 10 a?os consecutivos por debajo del 3%. Esto, en una tierra en v¨ªas de desarrollo, equivale a casi nada. Hundir la prosperidad. ¡°Desde luego que las democracias tienen problemas, pero tambi¨¦n las autocracias¡±, observa Joseph Nye, profesor em¨¦rito en la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard y antiguo subsecretario de Defensa con la Administraci¨®n de Clinton. ¡°Rusia ha entrado en una aventura que le costar¨¢ muy cara, incluso si el precio del petr¨®leo se mantiene alto. Adem¨¢s, China est¨¢ en declive demogr¨¢fico despu¨¦s de su pol¨ªtica de hijo ¨²nico, la productividad resulta baja y Xi Jinping exprime a las empresas privadas, que son esenciales para la innovaci¨®n tecnol¨®gica¡±. ?Entonces? ¡°Preferir¨ªa ser una democracia¡±, concede.
Sin duda, la historia china es una antigua oscuridad que devora la luz de sus ¨²ltimos a?os. Las pol¨ªticas autocr¨¢ticas, explica Luis Moreno, profesor de Investigaci¨®n del Centro Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), fueron responsables de la hambruna auspiciada por Mao Zedong durante el periodo del Gran Salto Adelante (1958-1961). La miseria no acamp¨® sola. Se impuso una estrategia de producci¨®n de acero y hierro zanjada con 30 millones de personas enterradas (muchos campesinos) bajo el enga?o colectivo de la industrializaci¨®n y la prosperidad. Pero esa China desapareci¨®. ¡°Ahora es un desaf¨ªo sorprendente. Uno de los episodios de la historia de la humanidad de mayor ¨¦xito econ¨®mico. Y un dilema para los economistas, que se plantean c¨®mo ha logrado superar los principales problemas de una visi¨®n no democr¨¢tica¡±, reflexiona Sergei Guriev, economista, coautor junto con Daniel Treisman de Spin Dictators: The Changing Face of Tyranny in the 21st Century (Princeton).
La falta de respeto por la propiedad intelectual les permite controlar el mercado de patentes; existen sectores enteros cerrados a la inversi¨®n internacional, lo que ha multiplicado un paisaje de campeones nacionales, y durante el Gobierno de Deng Xiaoping (1904-1997) instaur¨® un sistema de meritocracia (desmantelado m¨¢s tarde por Xi Jinping) que cre¨® un verdadero ascensor social. ¡°Hoy se ha transformado en un pa¨ªs m¨¢s expansivo, nacionalista y agresivo, algo que tiene un coste econ¨®mico¡±, advierte Guriev. De hecho, los flujos de inversi¨®n directa, seg¨²n The Economist, entre el gigante y Estados Unidos son unos exiguos 5.000 millones de d¨®lares anuales cuando alcanzaban los 30.000 millones hace un lustro. El hundimiento recae en la guerra comercial que inici¨® durante 2018 el expresidente Donald Trump por sus ¡°injustas pr¨¢cticas comerciales¡±. Quiz¨¢ China debi¨® entrar durante 2001 en la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC) con el Libro Rojo abierto por la p¨¢gina ¡°las reglas se respetan¡±.
Porque la respuesta china al derrumbe ha sido firmar en 2020 acuerdos con 14 pa¨ªses de Asia, la mayor¨ªa no democr¨¢ticos. Una forma de prescindir de la Uni¨®n Europea. ¡°Y puede terminar el a?o con la friolera de un super¨¢vit de un bill¨®n de d¨®lares¡±, estima Francesco Sisci, sin¨®logo italiano experto en el pa¨ªs. ¡°Ese dinero procede b¨¢sicamente del G-7. Esto crea una situaci¨®n similar a la de los tiempos anteriores a las guerras del opio [enfrentamiento entre los imperios chino y brit¨¢nico en el siglo XIX], cuando China era un exportador masivo y un importador m¨ªnimo. Esta situaci¨®n resulta insostenible durante mucho tiempo¡±, a?ade Sisci.
Protagonismo
Las autocracias econ¨®micas ¡ª?aclara Luis Moreno¡ª reclaman el protagonismo frente a una globalizaci¨®n que creen que favorece al Primer Mundo y, sobre todo, a los intereses de las grandes corporaciones angloestadounidenses. En febrero pasado, Xi Jinping, tras dos a?os sin conceder audiencias internacionales, se reuni¨® finalmente en Pek¨ªn con otro jefe de Estado. ?Qui¨¦n? Putin. En un texto conjunto ¡ªdescribi¨® The New York Times¡ª de m¨¢s de 5.000 palabras, anunciaban una relaci¨®n m¨¢s pr¨®xima entre ambos pa¨ªses. Y proclam¨® una ¡°redistribuci¨®n del poder en el planeta¡±, mientras se mencionaba seis veces, de forma cr¨ªtica, a Estados Unidos. The Washington Post llam¨® al encuentro ¡°un intento de crear un mundo seguro para las dictaduras¡±.
Las autocracias son competidores formidables y trasciende un sentimiento de revancha econ¨®mica en muchas de sus decisiones. En 2020, las democracias invirtieron ¡ªseg¨²n The Economist¡ª 12 billones de d¨®lares en todo: desde maquinar¨ªa a tecnolog¨ªa. Por el retrovisor, a solo tres billones de distancia, la tierras aut¨®cratas. Naciones de las que parece dif¨ªcil desertar. Pese a las limitaciones. Trabajos como los de Daron Acemoglu, economista del Instituto Tecnol¨®gico de Massachu?setts (MIT), han demostrado que si la autocracia se convierte en una democracia, la econom¨ªa acelera y crece. ¡°Vivimos un momento hist¨®rico donde el modelo de crecimiento ilimitado que ha fomentado el capitalismo para aplazar el reparto justo de la renta y la riqueza hace aguas debido al fin de la energ¨ªa abundante y a la escasez de materias primas estrat¨¦gicas¡±, describe Carlos Mart¨ªn, director del Gabinete Econ¨®mico de CC OO. Esto ¡ªvaticina¡ª nos lleva a un futuro de guerras comerciales o reales para asegurar el abastecimiento de productos clave.
Es igual que encontrar todas las horas que uno ha conocido, pero perder la llave. Esa es la sensaci¨®n que se siente al conversar con Yanis Varoufakis, exministro griego de Finanzas. ¡°Trump empez¨® la Guerra Fr¨ªa contra China y la continu¨® Biden¡±, sostiene. ¡°Durante todo este tiempo, la Uni¨®n Europea se mostr¨® muy reacia a entrar en la disputa. Pero la invasi¨®n de Ucrania acab¨® con la posibilidad de una pol¨ªtica exterior europea independiente. Y, s¨ª, es cierto. Estados Unidos y Europa atraviesan una Guerra Fr¨ªa en toda regla frente a China y Rusia. Sin embargo, afirmar que Occidente est¨¢ chocando con las autocracias resulta rid¨ªculo. Porque carece de reparos en coquetear con el m¨¢s brutal [asesin¨®, presuntamente, al periodista Jamal Khashoggi en 2018] de los reg¨ªmenes autoritarios: Arabia Saud¨ª, e incluso con la Turqu¨ªa de Erdogan¡±.
Las autocracias de las arenas ¨¢rabes (semiocultas bajo el velo de monarqu¨ªas) se han convertido en un ejemplo de realpolitik. En 2019, el presidente estadounidense Joe Biden prometi¨® ¡ªtras la ejecuci¨®n de Khashoggi¡ª convertir al reino saud¨ª en un ¡°paria¡± internacional. Pero le ha vendido car¨ªsimos sistemas antimisiles Patriot y se revela frente al recorte en la producci¨®n de petr¨®leo. Mientras, advierte, sin escamotear palabras, que la guerra de nuestros d¨ªas es la ¡°batalla entre democracias y autocracias¡±. La amenaza se convierte en una estrategia econ¨®mica. El pr¨ªncipe Mohammed bin Salm¨¢n record¨® en The Atlantic a Occidente que al pa¨ªs le pueden faltar muchas cosas, pero nunca opciones. Sin palabras hablaba de China. A quien vende crudo en yuanes en vez de en d¨®lares.
Oportunistas del odio
Las democracias producen dos tercios del petr¨®leo que necesitan para cubrir sus necesidades diarias, el resto tiene que llegar de otra parte. ?A qui¨¦n le extra?a que se lo pidan a la Venezuela de Nicol¨¢s Maduro? ¡°En general, casi todos los reg¨ªmenes pol¨ªticos se mueven en alg¨²n grado de econom¨ªa mixta¡±, destaca el catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad Pompeu Fabra Jos¨¦ Garc¨ªa Montalvo. Aunque en las autocracias y las dictaduras resulta m¨¢s habitual estar en los extremos. Ultraliberal estilo chileno o comunista a la cubana. Los aut¨®cratas suelen ser oportunistas del odio: un d¨ªa el villano son las grandes multinacionales y otras el socialismo.
Los aut¨®cratas saben que el control pol¨ªtico es el control econ¨®mico. Erdogan comenz¨® con una d¨¦cada de prosperidad. Pero cambi¨® los l¨ªmites legales para aumentar su poder. Adem¨¢s, purg¨® a 150.000 empleados p¨²blicos de sus trabajos. ¡°Cometer error macroecon¨®mico tras error macroecon¨®mico le ha llevado a una inflaci¨®n del 80%¡±, se?ala Guriev. ¡°Es una situaci¨®n habitual de los aut¨®cratas: no tienen nadie al lado que les diga que se equivocan¡±. El emperador desnudo. ¡°La mayor parte de las autocracias terminan siendo cleptocracias¡±, ahonda Roberto Scholtes, responsable de estrategia de Singular Bank. O peor. En Etiop¨ªa, la guerra civil est¨¢ prendiendo una hambruna.
Pero incluso en esas noches m¨¢s oscuras, donde el insomnio es una densa niebla, existen excepciones. El principal pol¨ªtico de Singapur, Lee Kuan Yew (1923-2015), fue un visionario, el primer l¨ªder moderno que mezcl¨® autoritarismo y una fachada social. El pa¨ªs crecer¨¢ entre un 3% y un 4% este a?o. Y la renta per capita es de 72.794 d¨®lares (unos 72.000 euros). ?C¨®mo lo ha logrado? Es una naci¨®n peque?a, abierta a la inversi¨®n extranjera y donde las ventajas de la democracia no son importantes. En una ciudad-Estado los problemas resultan m¨¢s f¨¢ciles de resolver. La virtud de las autocracias, describe David Cano, socio de AFI, es que trabajan a largo plazo frente a las democracias. Cada cuatro a?os viven elecciones, cambios pol¨ªticos, y llegan propuestas nuevas: buenas o malas. ¡°Turqu¨ªa, a pesar de la corrupci¨®n y el despotismo de Erdogan, ha construido una econom¨ªa manufacturera fuerte y productiva, y contin¨²a siendo una potencia regional¡±, incide Yanis Varoufakis.
En esta ¨¦poca donde conviven los tiranos y el horror, Ruth Ben-Ghiat, experta en aut¨®cratas y profesora de Historia y Estudios Italianos en la Universidad de Nueva York, demuestra en su libro Strongman (Hombre fuerte) el v¨ªnculo entre tiran¨ªa y masculinidad. El patriarcado ayuda a las autocracias a sobrevivir m¨¢s tiempo. La inclusi¨®n de la mujer ¡ªdefiende Justin Kemp¡ª es necesaria para que prosperen las democracias liberales. Pero si una autocracia quisiera apoyar esta pol¨ªtica, deber¨ªa abrir las libertades a toda la poblaci¨®n.
Esta batalla no enfrenta a dos imperios, como en la Guerra Fr¨ªa, sino a la libertad y su contrario. El miedo es un arma poderosa. Miles de ingenieros, cient¨ªficos y economistas est¨¢n march¨¢ndose de Hong Kong, Rusia o Crimea. Las consecuencias, detalla Marco Tabellini, profesor de Econom¨ªa Internacional en Harvard, son muy distintas. ¡°Si las personas m¨¢s activas pol¨ªticamente deciden abandonar el territorio, las ¨¦lites gobernantes aumentar¨¢n su influencia¡±. Aunque existen otras posibilidades. ¡°La salida podr¨ªa debilitar esas ¨¦lites porque la cr¨ªtica y la voz son complementos. Y si la autocracia se asocia a la violaci¨®n de los derechos humanos, puede provocar que el resto del mundo conozca la realidad que vive¡±, concluye.
Una erosi¨®n continua
“Estamos en medio de la mayor ola antidemocrática de los últimos cientos de años”. Son 14 palabras (traducidas del inglés) que podrían vivir agazapadas en cualquier página de un tabloide sensacionalista y borrarse pronto. Pero proceden de Daron Acemoglu, catedrático de Economía del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). “Año tras año, desde 2006, hemos visto a los regímenes no democráticos hacerse fuertes y a las democracias deslizarse cada vez más hacia prácticas ajenas a sus principios”, advierte. Dan igual las métricas que utilices —describe The New York Times—, solo parece que hay un sistema que sufre una erosión continua: la democracia. ¿Cómo explicar este proceso de demolición? El consenso no existe. La globalización y la inequidad han agrietado el cemento generacional. Las redes sociales, la inmigración (percibida como amenaza cultural) y, por su puesto, Rusia golpean la empalizada constitucional. Quieren desbastar la madera de sus principios. “La democracia resulta valiosa en sí misma, no porque necesariamente aumente el crecimiento”, matiza Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI. Y añade: “Desde luego, resulta difícil que un país crezca de forma sostenida sin instituciones fuertes que protejan los derechos de la propiedad y promuevan la competencia”. Aunque Corea del Sur y otras naciones —apunta Douglas Irwin, profesor de Economía en la Universidad de Dartmouth— iniciaron su milagro económico bajo una autocracia o una dictadura militar.
Pero es igual que empezar una carrera de fondo con los criterios de un velocista. Pronto te ahogas. En principio, las autocracias crecen durante unos años para sucumbir después. “Es verdad. Aunque no estoy seguro de que se pueda generalizar”, precisa Acemoglu. Sin duda, hay características únicas de la era actual. “No hablamos de dictaduras, juntas militares o gobiernos de una sola persona basados en el voto limitado. Son regímenes inicialmente elegidos en las urnas y que luego se vuelven más autoritarios y autocráticos”, analiza.
También resulta innegable que el bajo precio del dinero ha financiado con créditos baratos a Turquía, Rusia, Hungría, China o India. De lo contrario, hubiera sido imposible en Ucrania, y otros países, recordar esas frases con las que la escritora francesa Marguerite Duras aguardaba en El dolor (1985) que su pareja hubiera sobrevivido —o no— al campo de concentración de Dachau (Baviera). “Solo nosotras esperamos aún, con una espera de todos los tiempos, la de las mujeres de todos los tiempos, de todos los lugares del planeta; la espera de los hombres volviendo de la guerra”. ¿Llevamos un rumbo de colisión? ¿Vamos hacia un enfrentamiento? “No lo sé”, contesta, sincero, Acemoglu. “Pero imagino un mundo de democracias y autocracias cada vez más enfrentadas y separadas”. Las guerras cruzan puentes que se desmoronan tras de sí. “El objetivo de gasto militar del 2% del PIB que se ha fijado Europa es, con toda seguridad, demasiado bajo”, alerta Rogoff. Porque quienes esperan la paz no esperan nada. Solo el comienzo del olvido. A Ucrania le costará décadas.