El pesimismo est¨¢ sobrevalorado
En 2023, la econom¨ªa espa?ola levantar¨¢ el pie del acelerador, pero no pisar¨¢ el freno y seguir¨¢ creando puestos de trabajo
Finalmente, la recesi¨®n no ha llegado, ni se la espera. La econom¨ªa espa?ola ha logrado conjurar los pron¨®sticos, anunciados trimestre tras trimestre, de una crisis inminente. Los datos de crecimiento del PIB y del empleo de 2022 son positivos; y los que se anticipan para 2023 no resultan dram¨¢ticos. La econom¨ªa levantar¨¢ el pie del acelerador, pero no pisar¨¢ el freno. Y seguir¨¢ creando puestos de trabajo.
?Por qu¨¦ han fallado? Pronosticar es un arte muy resbaladizo, pero necesario. Aunque s¨®lo sea para saber por qu¨¦ nos equivocamos. Quiz¨¢ haya que ser m¨¢s humildes y tener en cuenta la sarc¨¢stica advertencia atribuida a Niels Bohr, el padre de la f¨ªsica, al se?alar que ¡°pronosticar es muy dif¨ªcil, especialmente cuando se trata del futuro¡±.
Lo que me interesa de este pron¨®stico fallido es que puede ofrecernos ense?anzas para afrontar con un optimismo realista algunos de los grandes desaf¨ªos que tenemos por delante. A mi juicio, una de las causas es la utilizaci¨®n de un razonamiento tendencial. Proyectamos hacia el futuro de forma lineal lo que ha ocurrido en el pasado inmediato, sin incorporar sucesos que pueden romper esa tendencia.
Este razonamiento tendencial no es espec¨ªfico de los analistas dedicados a predecir el comportamiento a corto plazo de la econom¨ªa. Est¨¢ presente tambi¨¦n en el razonamiento de los grandes economistas que se atrevieron con el futuro del capitalismo. Curiosamente, en este error cayeron tanto los cr¨ªticos como sus defensores. Carlos Marx pronostic¨® el derrumbe del capitalismo y la llegada del socialismo, por su fracaso en crear prosperidad para todos. Desde el lado de sus defensores, Josep A. Schumpeter predijo su ca¨ªda por su ¨¦xito en crear grandes clases medias que acabar¨ªan por llevar el sistema hacia el socialismo. En ambos casos no tuvieron en cuenta que los comportamientos de los actores y la din¨¢mica del sistema podr¨ªa cambiar.
En un libro que a¨²n resulta ¨²til (Vida y obra de los grandes economistas, 1968), Robert Heilbroner, historiador del pensamiento econ¨®mico, se?al¨® que el ¡°error de Marx¡± no fue debido a su an¨¢lisis econ¨®mico, sino a dar por supuesto que los rasgos psicol¨®gicos y sociol¨®gicos del comportamiento del capitalismo decimon¨®nico eran fijos e inalterables. La historia posterior demostr¨® dos cosas. Primero, que era posible ¡ªintelectual, ideol¨®gica, pol¨ªtica e incluso emotivamente¡ª poner remedio a los da?os causados por ese rudo capitalismo mediante medidas para evitar los ciclos econ¨®micos, distribuir mejor y legislar contra los monopolios. Segundo, que las actitudes empresariales son tan capaces de asimilar las luces de la educaci¨®n como cualquier otro grupo social.
Albert O. Hirschman, fino analistas y el economista m¨¢s citado por los no economistas, hablaba de educar el olfato para saber identificar los puntos de inflexi¨®n de las tendencias. A la vez, recomendaba practicar el ¡°posibilismo¡± para aprovechar las ¡°ventanas de oportunidad¡± que traen algunas crisis para introducir medidas que favorezcan el progreso. La historia del siglo XX nos muestra que los tiempos dif¨ªciles e inciertos son a la vez tiempos de oportunidad. Sucesos tan dram¨¢ticos como la Gran Depresi¨®n y la Segunda Guerra Mundial fueron detonantes de la construcci¨®n de una econom¨ªa m¨¢s inclusiva y una sociedad m¨¢s justa. El enfoque posibilista, m¨¢s que el revolucionario, fue determinante para lograr ese avance.
Volviendo al fallo del pron¨®stico sobre la recesi¨®n espa?ola (tambi¨¦n sobre la europea y la global), una de las causas es no haber incorporado el efecto de los cambios introducidos a ra¨ªz de la pandemia. A diferencia de la crisis financiera de 2008 y de la crisis de la deuda de 2010, ahora han cambiado las actitudes de los actores y las pol¨ªticas de los gobiernos. En la UE, los fondos Next Generation y su financiaci¨®n comunitaria han alumbrado una nueva etapa. En Espa?a, la pandemia cambi¨® las actitudes de los actores sociales y pol¨ªticos haciendo posibles medidas de apoyo a las familias y empresas, los ERTE y la reforma laboral por consenso. Medidas posibilistas que han creado una nueva cultura econ¨®mica.
Como pone de manifiesto la Memoria socioecon¨®mica y laboral 2021 del Consejo Econ¨®mico y Social (CES), esas medidas fueron determinantes para minimizar los impactos sociales y empresariales de la crisis pand¨¦mica, para que la recesi¨®n fuese corta y para que la recuperaci¨®n haya sido r¨¢pida. Adem¨¢s, el hecho de que se hayan adoptado por consenso, da estabilidad y eficacia a esas nuevas reglas. El buen comportamiento del empleo, a pesar de la volatilidad e incertidumbre, tiene que ver con estas nuevas reglas de juego posibilistas. Ahora, las empresas saben que existe un mecanismo permanente al que pueden acogerse para adaptarse a una futura crisis, sin el traumatismo de los despidos masivos y el coste posterior de volver a contratar. As¨ª pues, estas medidas han sido fundamentales para que la econom¨ªa no haya entrado en recesi¨®n.
Dicho lo anterior, no es mi intenci¨®n caer en la complacencia. Los retos son de una magnitud hist¨®rica. A corto plazo, la crisis del coste de vida producir¨¢ cicatrices sociales peligrosas. La inflaci¨®n bajar¨¢, pero los precios de algunos productos de la cesta de la compra seguir¨¢n elevados. Pero ahora sabemos que, a corto plazo, se puede aliviar el dolor de esas cicatrices mediante anestesia local: con medidas dirigidas de forma directa a los hogares m¨¢s fr¨¢giles (reducci¨®n o gratuidad del coste del transporte p¨²blico, gratuidad de la guarder¨ªas y de los pa?ales para beb¨¦s, y otras medidas) que, a la vez que mejoran las condiciones de vida, aumentan el dinamismo econ¨®mico, la oferta de trabajo y la productividad de las personas beneficiadas. A medio plazo, con pol¨ªtica de competencia para presionar a los m¨¢rgenes y precios a la baja. Y a largo plazo con medidas de aumento de la oferta.
Adem¨¢s, tenemos dos desaf¨ªos existenciales: el cambio clim¨¢tico y la inclusi¨®n social. El primero destruye las bases f¨ªsicas de la civilizaci¨®n. El segundo, las bases sociales del capitalismo. De ah¨ª la necesidad de combinar ambos retos para crear buenos empleos, para m¨¢s personas, en m¨¢s lugares del pa¨ªs.
Vivimos un per¨ªodo excepcionalmente vol¨¢til. Pero el pesimismo est¨¢ sobrevalorado. Es ahora cuando hay que recordar que fue en la etapa de mayor pesimismo de la historia cuando se produjo el mayor avance social y econ¨®mico: la construcci¨®n del contrato social de la postguerra. Puede volver a ocurrir.
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