WeWork: por qu¨¦ se acab¨® la fiesta en la empresa que iba a revolucionar las oficinas
La bancarrota de la firma de alquiler de espacios de trabajo da un ba?o de realidad a los inversores y les lleva de nuevo a fijarse en planes de negocios s¨®lidos y cre¨ªbles
Resulta imposible no acordarse de los versos de S¨¢nchez Ferlosio cuando se buscan ense?anzas a la bancarrota de WeWork. ¡°Vendr¨¢n m¨¢s a?os malos y nos har¨¢n m¨¢s ciegos¡± / ¡°Vendr¨¢n m¨¢s a?os ciegos y nos har¨¢n m¨¢s malos¡±/. El milagro dorado de espacios compartidos flexibles (coworking) creado por el emprendedor israel¨ª-americano, de 44 a?os, Adam Neuman, promet¨ªa revolucionar c¨®mo trabajan empresas de miles de empleados. Cerveza, caf¨¦ y aperitivos bajo una luz ultramarina. Todo por una renta al mes. Todo volatilizado. Toda una utop¨ªa. Aunque hay quien a¨²n defiende la idea. ¡°Permiti¨® a las personas establecer contactos con otras de las que podr¨ªan aprender o intercambiar recursos¡±, comenta Gretchen Spreitzer, experta en liderazgo de la Universidad de M¨ªchigan.
Buenos prop¨®sitos, fallidos n¨²meros. El lunes de la semana pasada present¨® la bancarrota con una deuda de 2.900 millones de d¨®lares. Solo en alquileres, casi todos en zonas prime, debe 10.000 millones, acorde con The Wall Street Jounal, y su principal respaldo ¡ªel banco japon¨¦s SoftBank¡ª ha perdido decenas de millones de d¨®lares. Erraron hasta los gigantes de Wall Street. En 2019, Morgan Stanley la valor¨® entre 43.000 y 104.000 millones de d¨®lares, Goldman Sachs de 61.000 a 96.000 millones y JP Morgan oscil¨® en la horquilla que une 46.000 y 63.000 millones. Una enormidad. Sin dar, claro, un solo d¨®lar de beneficio. Solo cuatro a?os despu¨¦s, el hundimiento. En su traducci¨®n al ingl¨¦s se escucha el crujido: The Crack-Up. La acci¨®n llevaba una ca¨ªda de un 95,93% hasta el anuncio de la quiebra, despu¨¦s se desplom¨® el 62% m¨¢s.
El plan de negocio estaba equivocado. Ten¨ªa m¨²ltiplos de una empresa tecnol¨®gica cuando era de mortero y ladrillo. Pero no hablamos de un fraude del estilo de la cripotoplataforma FTX de San Bankman-Friend, que enfrenta una condena de 110 a?os, o Theranos, aquella firma de an¨¢lisis de sangre creada por Elizabeth Holmes, quien cumple nueve a?os y siete meses en la c¨¢rcel de m¨ªnima seguridad de Bryan (Texas). ¡°WeWork es una empresa tradicional, por muy disruptiva que pudiera parecer, de alquiler de oficinas de toda la vida de Dios; no se vuelve tecnol¨®gica porque est¨¦ conectada con una aplicaci¨®n¡±, critica el emprendedor Luis Cabiedes. ¡°Es igual que una compa?¨ªa que reparte pizzas. Y el dinero [que lleg¨® como torrenteras] resulta insuficiente para crear una ventaja competitiva. Da igual que sigas metiendo y metiendo capital¡±.
Cabiedes explica a sus alumnos este descenso a los infiernos de Dante. Las escuelas de negocio, que una vez vieron en la compa?¨ªa un modelo, escriben nuevas palabras. ¡°Cualquier negocio que se sostiene en financiaci¨®n barata no puede superar ciclos bajistas¡±, advierte Santiago Minguez, profesor de Esade. ¡°La actitud de su equipo directivo, resignado a la autoridad y desfachatez de su fundador¡± [The New York Times revel¨® que sus viajes para crear lazos inclu¨ªan tequila Don Julio ¡ªuno de los m¨¢s caros¡ª a raudales, fumar marihuana en el trabajo y excusiones de fin de semana en el bosque para bailar alrededor del fuego, fumar m¨¢s porros [y] beber m¨¢s tequila] ¡°junto a un pernicioso Gobierno corporativo, fracas¨® en interpretar se?ales como su salida frustrada a Bolsa durante 2019¡å.
Al final se vulneraron algunos conceptos esenciales de la condici¨®n humana y de los n¨²meros. ¡°Puedes enga?ar una vez pero no siempre. Adem¨¢s el modelo de negocio tiene que ser rentable desde el primer momento¡±, desgrana el business angel, Rodolfo Carpintier. WeWork era una ilusi¨®n de estilo de vida donde ignoraron una ense?anza b¨¢sica: ¡°La relaci¨®n entre oferta y demanda¡±, incide el empresario.
Tras los porros, tras el comienzo del desmoronamiento, pero con una fortuna de 2.200 millones de d¨®lares, seg¨²n Forbes, Adam Neuman, desapareci¨®, all¨¢ por 2019, aunque empez¨® a invertir a trav¨¦s de su family office. Lo ¨²ltimo que ha trascendido son los 350 millones de d¨®lares que ha colocado Andreessen Horowitz ¡ªuna de las principales firmas de capital riesgo de Silicon Valley¡ª, en Flow, la nueva compa?¨ªa emergente inmobiliaria de Neuman. Ahora, millonario, vive en Greenwich (Nueva York) con su mujer Rebekah y sus seis hijos.
Estos d¨ªas es tiempo de lecciones escritas con tiza sobre un encerado de pizarra. Se han sobrecalentado algunas tendencias que son nichos. ¡°?Cu¨¢nto supone el alquiler flexible de oficinas, en Espa?a o en el mundo, sobre el total?¡±, se cuestiona Javier Diaz, analista de la casa de Bolsa Renta 4. Con el precio del dinero al 0% ha habido una tendencia a ¡°burbujear¡±. ¡°Existe un cambio ya visible: una mayor exigencia en las rentabilidades¡±. Con los tipos altos, la inflaci¨®n a¨²n por controlar, los inversores no admiten cinco a?os o m¨¢s para recoger beneficios. La pandemia tambi¨¦n hizo que el teletrabajo rebajase la necesidad de espacios de oficinas. ¡°Y el ahorrador se ha vuelto m¨¢s exigente con los planes de negocio. Tienen que estar basados en certezas y criterios realistas¡±, advierte Pablo Guijarro, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI). ¡°Manda, de nuevo, la cuenta de explotaci¨®n¡±.
En el fondo, recuerda aquella Espa?a que se endeudaba para crecer m¨¢s y m¨¢s y termin¨®, como Martinsa-Fadesa, en el mayor concurso de acreedores de la historia del pa¨ªs. ¡°Porque tecnol¨®gica o no, lo importante, a partir de ahora, es saber los t¨¦rminos reales de rentabilidad¡±, subraya el economista. Pues las preguntas rondan al igual que fantasmas. ¡°?S¨ª el Fondo de Inversi¨®n P¨²blica Saud¨ª (PIF, por sus siglas en ingl¨¦s) no hubiera estado sometido a tanta presi¨®n por colocar su dinero habr¨ªa apoyado con esa fuerza a WeWork?¡±, se pregunta Giles Alston, experto de Oxford Analytica. Otra lecci¨®n. Apartar la geopol¨ªtica de los negocios. Si no fuese real parecer¨ªa un mal sue?o. Quiz¨¢ la poeta Sabrina Benaim lo escribir¨ªa as¨ª: /¡±Cog¨ª la mano de mi tristeza¡±/ ¡°le cant¨¦ canciones en la ducha, le di de comer¡± / ¡°Y la acost¨¦ temprano/¡±. A la espera de un amanecer mejor en la bah¨ªa de San Francisco.
El incierto futuro de las oficinas
“La historia resulta clara. El futuro del trabajo era incluso más radical de lo que WeWork podría haber imaginado: un mañana sin oficinas”. Quizá esta sea la conclusión que justifica el desmoronamiento de la, una vez, cegadora estrella. Es la voz de Louis R. Hyman, profesor de Relaciones Laborales de la Universidad de Cornell de Nueva York. “Después de la pandemia quedó claro que ni los empleados ni los autónomos necesitaban espacio de oficina, ni menos pagar por ello”, añade. “Todo el disfraz de barriles de cerveza y cafeteras no podía ocultar que su crecimiento se basaba en una demanda muy pequeña de oficinas”. Hay otra lección. La biografía es la más falsa de todas las artes. Eso escribió el escritor Francis Scott Fitzgerald. El periodista estadounidense Walter Isaacson se ha enfrentado con vidas míticas. Albert Einstein, Benjamin Franklin, Elon Musk, Leonardo da Vinci y Steve Jobs. También se acercó a Adam Neumann, cofundador de WeWork, a quien comparó con Jobs y el genio renacentista. No vio que en realidad estaba comprando un billete en el Titanic.
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