WeWork Colombia se desmarca de la bancarrota de su socio estadounidense
La franquicia local de la compa?¨ªa de alquiler de oficinas se concentra en reforzar la ocupaci¨®n de los edificios, que este a?o llega al 87%
La sonada bancarrota de WeWork, compa?¨ªa estadounidense de alquiler de oficinas, no ha alterado la sostenibilidad de su franquicia en Colombia. M¨¢s all¨¢ de los posibles efectos reputacionales como consecuencia de compartir la marca, el cap¨ªtulo local goza de un alto grado de autonom¨ªa y buena salud respaldada por el japon¨¦s SoftBank, su accionista mayoritario con un 70% y uno de los fondos de inversi¨®n en tecnolog¨ªa m¨¢s grandes del mundo. As¨ª lo expresa el m¨¢ximo responsable de la filial suramericana, Juan Carlos Pe?aloza: ¡°En este momento tenemos una ocupaci¨®n del 87% en todo el pa¨ªs. Una cifra hist¨®rica desde nuestra llegada a Colombia en 2017¡å.
Todo parece indicar que la estructura de joint venture firmada entre la matriz estadounidense y el SoftBank para operar las franquicias en Colombia, Argentina, Chile M¨¦xico y Brasil, es la clave para entender la suerte alterna del caso latinoamericano. Esa figura los ha blindado, al parecer, con independencia y margen de maniobra para ajustarse a las caracter¨ªsticas de negocio locales. Por eso, la CEO de Wework para la regi¨®n, Claudia Woods, sostuvo en entrevista con Bloomberg que la empresa ha dejado muy claro que los ¡°dem¨¢s pa¨ªses no han sido impactados¡±.
Lo dice pocos d¨ªas despu¨¦s de que WeWork anunciara que se acoge al Cap¨ªtulo 11, la ley de quiebras estadounidense. El ep¨ªlogo a un negocio fallido cuyas mayores grietas se terminaron de resquebrajar con los confinamientos obligatorios decretados en medio mundo a ra¨ªz de la pandemia. El revolucionario invento, que ten¨ªa empaque de emprendimiento tecnol¨®gico con valoraciones iniciales estratosf¨¦ricas, se hundi¨® con un modelo de alquileres altos a 15 o 20 a?os, quiz¨¢s un horizonte demasiado largo para un mundo plagado de incertidumbres a corto plazo.
La burbuja estall¨® cuando miles de arrendatarios empezaron a atrasarse con sus pagos en la pandemia, generando una cadena de millonarias deudas inmobiliarias, que alcanzaron los 18 billones de d¨®lares. Como WeWork renta los cientos de inmuebles que luego subarrienda en 37 pa¨ªses, la onda expansiva de la crisis estadounidense lleg¨® hasta los acreedores y cientos de propietarios y afectados. Muchos llegaron incluso a acuerdos con la compa?¨ªa fundada por Adam Neumann para rebajar el canon de arrendamiento de los edificios y tratar de amortiguar una de las crisis m¨¢s agudas en d¨¦cadas en el sector de la finca ra¨ªz (especialmente en Nueva York).
No obstante, el tama?o de la operaci¨®n en Colombia a¨²n es modesto, y la compa?¨ªa ha podido reflotar con eficacia las afectaciones tras la pandemia. Hoy cuenta con unos 16.000 arrendatarios provenientes de 1.358 empresas. De acuerdo con Juan Carlos Pe?aloza, el plan de negocio contempla un aumento del 12% en sus utilidades para 2024. Su proyecci¨®n se apoya en los cambios de las din¨¢micas laborales, que buscan espacios m¨¢s flexibles donde se pueda fomentar el esp¨ªritu de trabajo compartido, algo que no lo ofrece un modelo tradicional que tiene costos un 15% superiores a los de WeWork.
La CEO para la regi¨®n, Woods, ha explicado que las falencias en Estados Unidos han servido para que las filiales en Latinoam¨¦rica cuidaran su salud financiera con contratos de alquiler m¨¢s cortos y ajustables. El riesgo de los acuerdos a largo plazo es uno que ya nadie est¨¢ dispuesto a asumir. De los primeros tiempos, cuando la compa?¨ªa alcanz¨® una valoraci¨®n hist¨®rica de 47.000 millones de d¨®lares, a¨²n quedan algunos ¡°contratos pasados que se firmaron muy al principio, cuando nuestra capacidad para elegir las mejores ubicaciones no era la mejor¡±, asegur¨®.
Por eso ha trascendido que la estrategia en Colombia y el vecindario se enfocar¨¢ en reforzar la ocupaci¨®n de los edificios ya rentados, m¨¢s que en la expansi¨®n. ¡°Las cifras formales en Colombia son muy buenas, pero habr¨ªa que revisar bien el futuro porque desde 2010 el modelo ya ven¨ªa reventado. Lo que vendieron al principio como una empresa innovadora del sector tecnol¨®gico ahora se ha replegado a un concepto m¨¢s inmobiliario, si se quiere tradicional¡±, explica el experto en temas de innovaci¨®n Iv¨¢n H?ssig.
WeWork tiene presencia en Bogot¨¢ con siete edificios, Medell¨ªn con tres, y en Barranquilla con uno, que suman 91.200 metros cuadrados. Desde la empresa subrayan que el promedio de ocupaci¨®n en la ciudad portuaria llega incluso al 97%. ¡°La operaci¨®n en Latinoam¨¦rica en realidad no pesa mucho en cifras¡±, indica H?ssig, ¡°s¨ª genera algo de incertidumbre de qu¨¦ va a pasar con un negocio que puede ser rentable, pero tiene sus riesgos en un contexto de sobre oferta de ubicaciones corporativas, cambios culturales y corporativos en cada pa¨ªs de la regi¨®n, tasas de inter¨¦s muy altas para los bienes ra¨ªces¡±.
Por lo pronto las cifras respaldan el negocio inmobiliario en la regi¨®n, y hay cierta expectativa de expandir un modelo de coworking que a¨²n tiene margen de crecimiento. La tarea paralela ser¨¢ la de pulir la imagen. Las pr¨¢cticas corporativas y los delirios de grandeza del inventor Adam Neumann, israel¨ª de 44 a?os, ya son parte del cat¨¢logo de excesos de una ¨¦poca en la que el dinero f¨¢cil, los riesgos financieros y el oportunismo formaron parte del ecosistema. Basta con recordar que Neuman fue apartado de su empresa tras comprobarse que la utilizaba para negocios turbios.
Para H?ssig, la decisi¨®n de declararse en quiebra en Estados Unidos es, en todo caso, un reconocimiento de que hubo un fracaso: ¡°Las empresas que hoy quieran hacer negocios con la marca se lo pueden pensar dos veces. El trabajo con los empresarios colombianos ser¨¢ clave para garantizar que la operaci¨®n es estable, que tienen una rentabilidad normal, estable, y que se van a respetar los contratos que tienen y las tarifas¡±.
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