El ¡®lobby¡¯ feroz sigue de caza en Bruselas
Tras el ¡®Qatargate¡¯ se reforz¨® la transparencia en las instituciones comunitarias, pero los grupos de presi¨®n siguen teniendo mucho poder
Para llevar plantado desde 2001 al lado de una de las entradas m¨¢s discretas del Parlamento Europeo, el ¨¢rbol que regalaron unas asociaciones de lobistas a la Euroc¨¢mara luce un poco raqu¨ªtico. La imagen, sin embargo, no hace justicia a la fuerza de este poder casi siempre en la sombra pero al que se siente en cada esquina de Bruselas, considerada la capital del lobby de Europa y la segunda del mundo tras Washington.
Hace ahora casi un a?o, el Qatargate, el esc¨¢ndalo de presuntos sobornos a eurodiputados para influir a favor de intereses de pa¨ªses como Qatar o Marruecos, provoc¨® la promesa de una revisi¨®n profunda de las pr¨¢cticas y normas de transparencia de las m¨²ltiples organizaciones de cabildeo que act¨²an en la capital belga. Pese a algunos cambios ya implementados (menos de los reclamados por las ONG que vigilan a los lobbies), que entraron en vigor a comienzos de noviembre, unas semanas m¨¢s tarde, varios eurodiputados denunciaban el intenso cabildeo, rayano en el acoso, que estaban sufriendo en v¨ªsperas de una votaci¨®n clave para reducir los residuos de envases y embalajes, una normativa que ha puesto en pie de guerra a buena parte de ese sector y a la industria de la comida r¨¢pida.
Desde la orilla de los lobistas, se asegura que no ha sido una campa?a m¨¢s dura que otras a las que deber¨ªan estar acostumbrados los legisladores europeos. Pero las pr¨¢cticas empleadas ¡ªlobistas colgaron durante una noche 1.500 carteles en las puertas de los despachos de los legisladores, a los que interceptaron tambi¨¦n en pasillos, tras reuniones o incluso en el bar de la Euroc¨¢mara¡ª pusieron de relieve que la poderosa rama del lobby (pese a su raqu¨ªtico ¨¢rbol simb¨®lico) sigue siendo muy robusta. Y que todav¨ªa queda, como m¨ªnimo, mucho por discutir y revisar respecto a unas pr¨¢cticas legales pero que, al menos en algunas ocasiones, rebasan los l¨ªmites, si no legales, s¨ª los de la decencia, como dijo la parlamentaria italiana Maria-Angela Danz¨¬, que se quej¨® formalmente a la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola.
Un batall¨®n merodea el Parlamento
Seg¨²n Transparencia Internacional, al menos 48.000 personas trabajan en Bruselas en organizaciones que buscan influir en las instituciones europeas y sus decisiones. Casi 7.700 tienen un pase para entrar en el Parlamento Europeo, el foco principal del cabildeo bruselense. Las instituciones de la UE cuentan con un registro de transparencia en el que est¨¢n inscritas casi 12.000 organizaciones con un presupuesto de 1.800 millones de euros, seg¨²n TI. Otras organizaciones que vigilan las tareas de cabildeo hacen incluso ¡°tours¡± por las calles aleda?as al Parlamento Europeo en las que, en edificios anodinos de oficinas, se pueden ver los nombres de poderosos bufetes de abogados y de las principales empresas y conglomerados del mundo.
Nadie pone en duda la importancia del cabildeo, que tambi¨¦n ejercen activamente muchas ONG. De hecho, est¨¢ incluso consagrado en el Tratado de la UE, que en su art¨ªculo 11 estipula que ¡°las instituciones dar¨¢n a los ciudadanos y a las asociaciones representativas, por los cauces apropiados, la posibilidad de expresar e intercambiar p¨²blicamente sus opiniones en todos los ¨¢mbitos de actuaci¨®n de la Uni¨®n¡± y ¡°mantendr¨¢n un di¨¢logo abierto, transparente y regular con las asociaciones representativas y la sociedad civil¡±.
Pero al menos desde el Qatargate, las sensibilidades est¨¢n a flor de piel.
Las nuevas normas ahora en vigor implican, entre otros, que solo los lobistas registrados en el Registro de Transparencia pueden pedir acceso al Parlamento Europeo, espacio en el cual tienen prohibido abordar a eurodiputados de forma deshonesta y, sobre todo, no sin antes identificarse plenamente. Por su parte, se recomienda a los eurodiputados reunirse solo con los lobistas que se hayan inscrito en el registro de transparencia y que hagan p¨²blicos dichos encuentros. Las puertas giratorias, adem¨¢s, se han reforzado. Pero no lo suficiente, clama TI, que tambi¨¦n lamenta que los requisitos para los contactos con los representantes de grupos de inter¨¦s sean solo recomendaciones y no obligaci¨®n, o que el personal que vigila estas pr¨¢cticas sea claramente insuficiente: una decena de personas para comprobar que los miles de inscritos en el registro de transparencia han revelado correctamente sus datos y son quienes dicen ser.
Aqu¨ª puede consultar las ¨²ltimas Cartas del corresponsal
Sigue toda la informaci¨®n de Econom¨ªa y Negocios en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.