Los hoteles se blindan para cazar al turista tramposo
El sector hostelero tiene experiencia en lidiar con el fraude de algunos clientes, pero los estafadores buscan nuevas tretas
Cultura, paisaje, playas, un clima bondadoso, infraestructura y servicios de primer orden son las claves del ¨¦xito del turismo espa?ol. Es verano y los hoteles y alojamientos ya est¨¢n listos para hacer el agosto un a?o m¨¢s. Eso s¨ª, con un ojo puesto en algunos tramposos que mienten con tal de disfrutar de unas vacaciones gratis. La picaresca no tiene l¨ªmites: hay quien suelta cucarachas en la habitaci¨®n para reclamar por falta de limpieza; otros se inventan intoxicaciones en el buf¨¦. Hace una d¨¦cada que los hoteleros espa?oles se enfrentaron al timo de la diarrea, una estafa que consist¨ªa en la presentaci¨®n de reclamaciones fraudulentas por supuestas intoxicaciones alimentarias sufridas por turistas brit¨¢nicos durante sus vacaciones en Espa?a.
Mediante el se?uelo de vacaciones gratis, los conseguidores o tiqueteros contactaban a pie de playa o en el mismo hotel con turistas que hab¨ªan viajado en r¨¦gimen de todo incluido. Ya de vuelta al Reino Unido, pon¨ªan en marcha la maquinaria para pedir hasta 40.000 libras (unos 47.600 euros) con solo presentar la factura de farmacia de un antidiarreico. Un bot¨ªn que se repart¨ªan cabecillas, conseguidores, abogados y viajeros. Los turoperadores descontaban directamente el coste a los hoteles espa?oles.
¡°Hubo que contratar a detectives¡±, cuenta Carolina Ruiz, abogada en Monlex, bufete que defiende a un grupo de hoteles en Mallorca y la Costa del Sol. La voz de alarma de unos turistas honestos inici¨® una rueda de recopilaci¨®n de pruebas y denuncias. Hoy, a¨²n est¨¢ pendiente un juicio en la Audiencia de Palma de Mallorca por delito de estafa y organizaci¨®n criminal contra ocho acusados para los que se pide c¨¢rcel, multas y una indemnizaci¨®n de un mill¨®n de euros. La amenaza de c¨¢rcel cort¨® de ra¨ªz las falsas gastroenteritis. ¡°Hasta que no pusimos la querella, el tema se quedaba en el ¨¢mbito civil y no prosperaba¡±, corrobora Ruiz. La v¨ªa penal, aclara la abogada, tambi¨¦n sirve para reclamar la correspondiente indemnizaci¨®n. La Federaci¨®n Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) tambi¨¦n impuls¨® la batalla legal con acciones penales disuasorias: los estafadores no solo iban a tener enfrente al hotel afectado, sino a toda la asociaci¨®n empresarial.
Olalla Carballo, abogada especializada en derecho civil y mercantil, explica que para frenar al cliente tramposo ante la justicia penal hay que ¡°demostrar que la reclamaci¨®n se realiz¨® a sabiendas de su falsedad¡±. Es decir, que hubo delito de estafa. Para defenderse de los marrulleros por lo civil, Carballo apunta la posibilidad de pedir una indemnizaci¨®n que compense el da?o reputacional provocado por la falsa denuncia, especialmente si fue viral en redes sociales.
Tras el esc¨¢ndalo de las falsas intoxicaciones, las cadenas hoteleras han mejorado sus protocolos y se han blindado contra las estafas. Entre las lecciones aprendidas, enumera Carolina Ruiz, est¨¢n ¡°la importancia de documentar adecuadamente todos los incidentes en el hotel, tener cl¨¢usulas de indemnidad bien definidas con los turoperadores y luchar activamente contra los fraudes¡±.
Y es que la red que ofrece el seguro de responsabilidad civil no amortigua el coste de las estafas de las que pueda ser v¨ªctima un negocio. Este tipo de p¨®lizas sirve para cubrir los desembolsos que hoteles o turoperadores deban afrontar por incurrir en alg¨²n il¨ªcito civil que cause un da?o. Como, por ejemplo, cuando un hu¨¦sped sufre un accidente por instalaciones defectuosas. En un caso as¨ª, la aseguradora tiene que investigar si el siniestro fue real o inventado. Como explica Hilda Gallego, abogada especializada en da?os personales transfronterizos de Clyde & Co, solo habr¨ªa reembolso ¡°si la reclamaci¨®n es leg¨ªtima o si hay una condena judicial¡±.
Informe pericial
En la actualidad, estos seguros suelen incluir una garant¨ªa de defensa jur¨ªdica, de modo que el abogado designado por la aseguradora investiga las circunstancias del supuesto accidente. Para seguir la pista al trilero se comprueban registros (de limpieza, la encuesta de satisfacci¨®n rellenada por el cliente¡), informes, c¨¢maras, se encargan periciales o se entrevista al personal hostelero. En una ocasi¨®n, cuenta Gallego, pillaron en un renuncio a una mujer que dijo haberse fracturado la nariz con la barrera del salvaescaleras del hotel. ¡°Recabamos pruebas y nos dimos cuenta de que era materialmente imposible que el accidente se hubiera producido¡±, describe la letrada. Gracias al informe pericial, el juez desestim¨® la demanda.
Las triqui?uelas, como las modas, van y vienen. El timo de la gastroenteritis provoc¨® un cambio en la normativa brit¨¢nica y se limitaron los fees (honorarios) de los abogados especializados en estas reclamaciones (claims farmers). Adem¨¢s, se invirtieron las tornas para que fueran los demandantes los que tuvieran que demostrar su afecci¨®n y no al rev¨¦s.
Pero el ingenio no descansa. ¡°De un tiempo a esta parte se han acentuado las reclamaciones por chinches¡±, cuenta Hilda Gallego. ¡°Hay quien trae cucarachas al hotel¡±, asegura Carolina Ruiz. La abogada de Monlex relata trampas como la de falsificar pulseras de todo incluido ¡°pegando directamente una antigua o encargando una falsificaci¨®n¡± o los robos fingidos. Luego est¨¢n los clientes que amenazan con cr¨ªticas demoledoras si no consiguen la noche gratis o muy barata. ¡°Es preocupante¡±, reconoce Ram¨®n Estalella, secretario general del CEHAT (Confederaci¨®n Espa?ola de Hoteles y Alojamientos Tur¨ªsticos). La confederaci¨®n no tiene cifras sobre este fen¨®meno, pero Estalella confirma que aumentan los que ¡°vienen con una lupa a lo Sherlock Holmes a buscar el fallo¡± para luego retar al hotel.
No es una guerra contra las plataformas de rese?as, subraya Estalella, que reconoce que han servido de ¡°acicate¡± de mejora. El sector quiere escuchar al cliente, pero pide armas para luchar contra los ¡°caraduras¡±.
La reputaci¨®n tiene un precio
Machacar en redes o plataformas de reseñas a un hotel con cualquier tipo de infundio puede salir caro. La reputación de un comercio tiene un precio: en 2021, un juzgado de Santander condenó a un hombre a pagar casi 35.000 euros por orquestar una campaña de desprestigio contra una clínica veterinaria. El Tribunal Supremo, subraya la abogada Olalla Carballo, reconoce el derecho al honor de los establecimientos, aunque su protección sea más restrictiva que para las personas. La posible indemnización, explica, “comprende el daño moral”, para cuya valoración se tiene en cuenta la difusión de la afrenta y el lucro cesante del negocio.
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