La parte contratante de la primera parte
La externalizaci¨®n, junto a la simplificaci¨®n normativa y la mejora de su calidad, ser¨ªan el contrapeso al af¨¢n regulatorio de Bruselas
El objetivo es aumentar la competitividad y para eso, Europa necesita regular menos y regular mejor. Es uno de los puntos que destaca Mario Draghi, el economista ¡®pragm¨¢tico¡¯ que, el pasado 9 de septiembre, present¨® su informe sobre los desaf¨ªos que enfrenta la econom¨ªa europea. Ante este doble reto, planteado sobre la base de ¡®menos es m¨¢s¡¯, el an¨¢lisis deja en evidencia c¨®mo el exceso regulatorio, que proviene de Bruselas, afecta a la productividad y la innovaci¨®n del mercado europeo. La pregunta es: ?ser¨¢ la UE capaz de cambiarlo?
El Informe Draghi apuesta por el s¨ª. Para conseguirlo, propone la creaci¨®n de una Vicepresidencia espec¨ªfica, dentro de la Comisi¨®n Europea, dedicada a la simplificaci¨®n regulatoria. Adem¨¢s, sugiere que Europa adopte una nueva metodolog¨ªa para cuantificar los costes derivados de las nuevas legislaciones y reduzca la carga normativa para las peque?as y medianas empresas (pymes). Mientras eso llega, la presidenta de la Comisi¨®n, ?rsula Von der Leyen, ha dado pasos en esa direcci¨®n nombrando a Valdis Dombrovskis, actual vicepresidente de la comisi¨®n para asuntos econ¨®micos, responsable de implementaci¨®n y simplificaci¨®n regulatoria durante los siguientes cinco a?os.
La apuesta es que la Uni¨®n Europea recupere la filosof¨ªa de trabajo que tuvo en sus or¨ªgenes. La creaci¨®n del mercado ¨²nico, uno de los mayores logros econ¨®micos de Europa y el motor de su prosperidad presente y futura, no habr¨ªa sido posible sin la eliminaci¨®n de las regulaciones nacionales, que delimitaban los mercados de cada Estado miembro. Sin embargo, actualmente la maquinaria regulatoria de Bruselas ha acelerado su producci¨®n, actualizando normativas y sistematizando nuevos sectores con mayor rapidez y rigor que cualquier otra regi¨®n del mundo. Seg¨²n el an¨¢lisis del se?or Draghi, en los ¨²ltimos cinco a?os, mientras que el gobierno de Estados Unidos promulg¨® 3.500 leyes y 2.000 resoluciones, la Uni¨®n Europea aprob¨® 13.000 normas.
Un exceso que dista de ser gratuito para los europeos puesto que limita la competencia, reduce la productividad y aumenta los costes para las empresas, lastrando su competitividad. Los datos del Informe estiman que el coste administrativo de las regulaciones podr¨ªa ascender a 150 mil millones de euros, aproximadamente el 1,3% del PIB comunitario. Adem¨¢s, la metodolog¨ªa actual para cuantificar los pros y contras de cada regulaci¨®n se centra, ¨²nicamente, en los costes administrativos, sin considerar los efectos negativos sobre las decisiones de inversi¨®n y gasto de las empresas. En este escenario las pymes, imprescindibles para el crecimiento econ¨®mico y la generaci¨®n de empleo, disponen de menos recursos que las grandes corporaciones para adaptarse a los nuevos requerimientos.
Para evitar enredarnos en si la parte contratante de la primera parte puede ser o no considerada la parte contratante de la primera parte, disminuir la sobrerregulaci¨®n debe ser una de las principales prioridades de la nueva Comisi¨®n. Sin embargo, es dif¨ªcil pedirle a la administraci¨®n en Bruselas que regule menos cuando su raz¨®n de ser es, precisamente, regular. No solo las instituciones europeas, tambi¨¦n las asociaciones empresariales, de consumidores, los grupos de influencia y las consultoras est¨¢n ah¨ª para influir en las reglas comunitarias, a favor o en contra de su contenido, pero no para cuestionar su existencia.
Por ello, si Europa desea mejorar la calidad de su regulaci¨®n y reducir su volumen, necesita tambi¨¦n contar con instituciones neutrales e independientes, ajenas a la Comisi¨®n. Instituciones que eval¨²en las normas vigentes, propongan su simplificaci¨®n, midan los costes y beneficios de las nuevas propuestas y examinen la carga regulatoria que acumulan las empresas en cada sector de la econom¨ªa. Un rol que podr¨ªa ser asumido por el Tribunal de Cuentas Europeo, en una funci¨®n similar a la que ejerce la Comisi¨®n de Productividad de Australia o la Oficina de Presupuesto del Congreso de Estados Unidos.
Esta externalizaci¨®n, junto con priorizar la simplificaci¨®n regulatoria y la mejora de la calidad de las normas, ser¨ªa el contrapeso necesario a la tendencia regulatoria en Bruselas. De esta forma evitar¨ªamos que la conclusi¨®n sea que la parte contratante de la segunda parte ser¨¢ considerada como la parte contratante de la segunda parte y se facilitar¨ªa el camino para una mejora de la tan buscada competitividad europea, tal y como pide el Informe Draghi. De paso, ojal¨¢, conseguir¨ªamos que las presidencias de la UE midan su ¨¦xito y relevancia no por el n¨²mero de leyes aprobadas, sino por la calidad e idoneidad de las mismas.
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