La ofensiva arancelaria de Trump
La ola proteccionista del presidente electo de EE UU amenaza con agravar el declive de la UE, pero puede servir de revulsivo
El proteccionismo comercial ha sido uno de los temas m¨¢s populares de la campa?a electoral estadounidense, especialmente en los territorios golpeados por la p¨¦rdida de empleos industriales bien remunerados. La victoria del candidato que m¨¢s ha abundado en la inflaci¨®n de propuestas lo ha expuesto con nitidez: seg¨²n el presidente electo, el d¨¦ficit comercial es una de las causas de la p¨¦rdida de tejido productivo de la econom¨ªa americana.
Y para resolver el desequilibrio, Donald Trump pone en el punto de mira a China, como ya viene siendo habitual, pero tambi¨¦n a Europa, considerado como uno de los principales responsables del agujero exterior de EE UU. De ah¨ª la amenaza de imponer un arancel sobre nuestras exportaciones que podr¨ªa alcanzar entre el 10% y el 20%.
Algunas voces restan fuelle a las promesas electorales, aludiendo a los efectos limitados a unos pocos sectores que tuvo el primer mandato de Trump. Sin embargo, en esta ocasi¨®n el impacto podr¨ªa ser mucho m¨¢s significativo, en parte por la dificultad del Viejo Continente para asimilar los movimientos tect¨®nicos de la geopol¨ªtica.
Es un hecho que EE UU importa mucho m¨¢s de lo que logra vender fuera de sus fronteras, generando un d¨¦ficit colosal, equivalente al 3,3% del PIB. El desequilibrio es particularmente acusado con China, as¨ª como, de manera creciente, con M¨¦xico y la Uni¨®n Europea. En el caso de Espa?a, los intercambios rozan el equilibrio ¡ªel saldo de bienes y servicios arroja incluso un ligero super¨¢vit a favor de EE UU¡ª. Sin embargo, el d¨¦ficit con respecto a Alemania e Italia es considerable. Estos son tambi¨¦n dos socios comunitarios particularmente dependientes del mercado estadounidense: el valor de los env¨ªos a EE UU supera el 10% del total exportado, el doble que Espa?a.
Un endurecimiento de los aranceles ensombrecer¨ªa las perspectivas econ¨®micas europeas, ya mediocres de por s¨ª. Peligra la salida de la recesi¨®n que se vislumbraba en Alemania y el leve repunte anticipado en Italia, por su dependencia de las exportaciones, entre las que destaca el sector del autom¨®vil, quiz¨¢s el m¨¢s emblem¨¢tico de la promesa proteccionista de Trump. Adem¨¢s, China intentar¨¢ ganar cuota de mercado en Europa para as¨ª compensar la nueva vuelta de tuerca que se cierne sobre sus negocios en EE UU.
Pero el nuevo proteccionismo que se adentra en la econom¨ªa global no es solo coyuntural: tambi¨¦n entra?a un debilitamiento disruptivo del multilateralismo, es decir, de las reglas de reciprocidad que rigen las relaciones econ¨®micas desde la Segunda Guerra Mundial. Los Estados, incluso los m¨¢s aperturistas como los europeos, ya no pueden garantizar un horizonte normativo previsible para las empresas que han basado su negocio en los mercados exteriores. Y la incertidumbre es nefasta para la tan ansiada recuperaci¨®n de la inversi¨®n empresarial.
El principio de reciprocidad sigue siendo el mejor cortafuegos para prevenir una guerra comercial a gran escala que ser¨ªa nefasta para todos. De ah¨ª tambi¨¦n la necesidad de prever respuestas a cualquier ofensiva arancelaria. Por otra parte, numerosos estudios muestran que la v¨ªa unilateral por la que aboga el presidente electo suele tener efectos contraproducentes, particularmente en la inflaci¨®n. Pero en vez de a?orar tiempos pasados, tambi¨¦n conviene corregir las deficiencias estructurales del Viejo Continente: un modelo productivo demasiado dependiente de las exportaciones, particularmente hacia EE UU; un consumo privado renqueante, y en los ¨²ltimos a?os lastrado por la p¨¦rdida de poder adquisitivo de las clases medias y la baja productividad; y una inversi¨®n insuficiente para hacer frente al d¨¦ficit de vivienda y auparse al tren de la transformaci¨®n tecnol¨®gica.
Ante los desaf¨ªos globales, la profundizaci¨®n de la integraci¨®n europea ¡ªempezando por su mercado ¨²nico¡ª deber¨ªa ser una cuesti¨®n prioritaria. Como tambi¨¦n lo es la inversi¨®n en bienes p¨²blicos europeos. Alemania, hasta ahora reticente a avanzar en esta direcci¨®n, ser¨ªa uno de los m¨¢s beneficiados habida cuenta del riesgo de declive industrial. La ola proteccionista que se avecina es una amenaza: ojal¨¢ sirva de revulsivo.
Balanza comercial
La aplicación de aranceles con el objetivo de reducir el déficit exterior de EE UU puede tener efectos poco intuitivos. Las restricciones a las importaciones norteamericanas procedentes de China han conseguido reducir el desequilibrio con ese país en más de 50.000 millones de dólares en los últimos cinco años. Sin embargo, el saldo total se ha deteriorado en casi 250.000 millones, como consecuencia, entre otros factores, del plus de importaciones procedentes de la expansión fiscal, y del “efecto desvío”: algunos competidores del gigante asiático han ocupado el terreno perdido por las empresas chinas afectadas por los aranceles.
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