¡®Bullying¡¯ en Legan¨¦s: el instituto p¨²blico que se neg¨® a abrir el protocolo de acoso hasta que ocho meses despu¨¦s se lo exigi¨® la Inspecci¨®n
Dos alumnas de 16 a?os del IES Arquitecto Peridis denunciaron insultos y aislamiento por parte de un grupo de compa?eros en enero. El centro puso en marcha una mediaci¨®n entre alumnos, no indicada por la Consejer¨ªa de Educaci¨®n, y no comunic¨® la resoluci¨®n a las familias
El infierno de Nuria (el nombre de las v¨ªctimas, igual que el de sus familiares, ha sido modificado para proteger su identidad) empez¨® hace poco m¨¢s de un a?o, a los 15. Un grupo de unos seis alumnos de su instituto, el p¨²blico Arquitecto Peridis, en Legan¨¦s (Madrid), empez¨® a insultarla por los pasillos, a asomarse por la puerta de su aula y gritar ¡°guarra¡±, a ponerle dif¨ªcil acceder f¨ªsicamente a la clase de Teatro, la ¨²nica asignatura en la que coincid¨ªan. Meses antes, ella hab¨ªa sido amiga ¨ªntima de una de las chicas de ese grupo, pero del amor se pas¨® al odio en pocos meses. ¡°Ella es una chica que para su edad [ahora 16] tiene bastantes herramientas para hacer frente a esa situaci¨®n de aislamiento, lo hemos trabajado, pero estaba en desventaja, los otros eran mayor¨ªa... sus notas empezaron a bajar, al igual que su peso, era algo bastante evidente¡±, cuenta Sof¨ªa Alderete, la psic¨®loga que atiende de forma privada a la ni?a desde hace m¨¢s de un a?o. El miedo que sent¨ªa especialmente hacia una de las ¡°acosadoras¡±, por su tama?o y corpulencia, la llevaba a regresar a casa cada d¨ªa en el autob¨²s urbano con miedo. ¡°Ella percib¨ªa que algunos de ese grupo no se bajaban en sus paradas para perseguirla¡±, cuenta su madre, Elena (44 a?os). De lunes a viernes, a medio d¨ªa, la conversaci¨®n de WhatsApp que manten¨ªan madre e hija era la misma:
¡ªYa en el bus.
¨DOk ¨Dcontesta la madre¨D.
¡ªYa en casa. ?Qu¨¦ tengo para comer?
¡ª?Todo bien?
¡ªS¨ª.
Reci¨¦n arrancado el curso 2021-2022, Nuria, en cuarto de la ESO, estrech¨® su relaci¨®n con otra alumna de su edad del instituto, Irene, que meses antes tambi¨¦n hab¨ªa sido amiga del grupo de ¡°acosadores¡±. ¡°Siempre ¨ªbamos las dos solas y eso hizo que se ensa?aran todav¨ªa m¨¢s, es como que les daba rabia que nos hubi¨¦semos encontrado y los insultos empezaron a ser cada vez m¨¢s frecuentes. Nos llamaban ¡®guarras¡¯, ¡®putas¡¯. Un d¨ªa durante el recreo salimos a un chino que est¨¢ al lado del instituto a comprar y dos de ellos nos persiguieron haciendo comentarios en voz alta de lo mal que nos quedaba la ropa... al regresar se encontraron con el resto y dijeron, pues eso, ya lo hemos hecho, y todos se echaron a re¨ªr¡±, cuenta Nuria. ¡°Es agotador, falt¨¦ muchos d¨ªas al instituto porque no ten¨ªa ganas de hacer nada¡±, a?ade. Su madre da fe de ello, unas 130 faltas, unas 130 horas de clase perdidas.
La primera llamada de alerta la hicieron las propias ni?as, que en octubre de 2021 se dirigieron al director del instituto para exponerle el problema. ¡°Nos dijo que estar¨ªa atento, que hablar¨ªa con otros profesores para ver si hab¨ªan visto o escuchado algo¡±, cuenta Irene. No volvieron a saber nada. En diciembre, durante las vacaciones de Navidad, los padres de ambas ni?as se reunieron y acordaron que en enero cerrar¨ªan una reuni¨®n con el equipo directivo. ¡°En el instituto intentaban hacerse las fuertes, pero luego en casa se derrumbaban, estaban irascibles, sent¨ªan que el mundo estaba contra ellas¡±, cuenta M¨®nica, la madre de Irene.
¡°Cosas de ni?os¡±
El 17 de enero, Antonio (44 a?os), el padre de Nuria, mand¨® un correo dirigido al director solicitando una reuni¨®n, que se celebr¨® el 24 de ese mismo mes. Acudieron los tutores de ambas ni?as, la jefa de estudios y el director del centro. ¡°El director nos dijo que eran cosas de ni?os, le dije si es que acaso en la vida acad¨¦mica entra que las llamen guarras, putas, que las empujen... entonces la jefa de estudios nos dijo que eso no era acoso escolar, que ese tipo de conflictos ten¨ªan que solucionarlos entre ellos, que ya eran mayores para que lo arreglen los padres¡±, cuenta Antonio. ¡°Insist¨ª en que no iba a permitir que mi hija fuese al colegio con ese sufrimiento continuo. Tuve una sensaci¨®n de impotencia tras la reuni¨®n, nos dijeron que pondr¨ªan en marcha una mediaci¨®n entre alumnos¡±, relata el hombre, que regenta un establecimiento de comida en Legan¨¦s. M¨®nica, la madre de Irene, dijo en repetidas ocasiones que hab¨ªa que activar el protocolo contra el acoso escolar, pero no le hicieron caso.
La soluci¨®n escogida por el centro, una mediaci¨®n entre alumnos recogida en su Plan de Convivencia ¡ªun documento obligatorio para todos los centros que regula la convivencia escolar¡ª, no es la herramienta adecuada cuando hay indicios de posible acoso. ¡°La mediaci¨®n entre alumnos es una de las estrategias de resoluci¨®n de conflicto entre iguales, se utiliza para conflictos puntuales, las dos partes deben estar de acuerdo y est¨¢ m¨¢s orientada a la prevenci¨®n. Cuando un ni?o reporta que lo est¨¢ pasando mal, el centro no tiene que imaginar que no es acoso, ante una sospecha est¨¢ obligado a activar el protocolo y seguir los pasos, est¨¢ todo muy marcado¡±, explica Isabel Serrano, jefa de la unidad de convivencia y contra el acoso escolar dependiente de la Inspecci¨®n Educativa de la Comunidad de Madrid. Serrano desconoce el caso concreto del IES Arquitecto Peridis, ofrece informaci¨®n general de c¨®mo funciona y c¨®mo debe aplicarse el protocolo, aprobado en noviembre de 2016 bajo la presidencia de Cristina Cifuentes (PP).
Seg¨²n datos de la Comunidad de Madrid, el 78,2% de los casos de acoso se producen en Secundaria, seguido de Primaria (16,6%), Bachillerato (3,8%) y FP B¨¢sica (1,2%). A la hora de actuar, los centros son los principales responsables de iniciar los protocolos (56,4%) junto con los padres (37,1%). A continuaci¨®n aparecen las propias v¨ªctimas (3,8%) y sus compa?eros (2,5%). En la mayor¨ªa de las situaciones, el acoso se produce de manera grupal (76,9%), frente al 23% individual, mientras que el 89,7% de los causantes forman parte del mismo curso que la v¨ªctima.
Seg¨²n la definici¨®n de acoso escolar que recoge el protocolo, es una conducta de persecuci¨®n f¨ªsica y/o psicol¨®gica que realiza un alumno contra otro, al que elige como v¨ªctima de repetidos ataques. Esta acci¨®n, ¡°negativa e intencionada¡±, sit¨²a a la v¨ªctima en una posici¨®n de la que dif¨ªcilmente puede salir por sus propios medios. Para que se considere acoso, se tienen que dar tres circunstancias: la intenci¨®n de hacer da?o (f¨ªsico, verbal o psicol¨®gico), la repetici¨®n en el tiempo de las conductas da?inas, y desequilibrio de poder entre las partes. ¡°Este desequilibrio puede ser num¨¦rico, por ejemplo, cinco contra uno; f¨ªsico, alguien muy corpulento contra alguien m¨¢s peque?o; social, aislar a esa persona del resto, o de edad¡±, puntualiza Serrano. ¡°Suponer que no hay acoso y no activar el protocolo, es un caso claro de mala praxis¡±, se?ala.
La mediaci¨®n no surti¨® efecto. ¡°Entre febrero y junio hubo tres reuniones con cuatro alumnos de segundo de Bachillerato. Ellos [por los acosadores] lo negaron todo y dijeron que nos estaban ignorando. Los insultos no pararon porque ellos mismos se dieron cuenta de que no serv¨ªa para nada, que el centro no nos hab¨ªa tomado en serio¡±, cuenta Irene. Tras ese tercer encuentro, los alumnos de Bachillerato les recomendaron a las dos adolescentes que pasaran de ellos, que dejaran pasar el tiempo y que ya se cansar¨ªan de ellas. Cerr¨® el curso y las familias no recibieron ninguna notificaci¨®n por parte del centro. Nada.
Durante la ¨²ltima semana del curso, en una conversaci¨®n en el chat de WhatsApp del grupo de Teatro, se puede apreciar la mofa de algunos del grupo contra la actuaci¨®n de Nuria e Irene al haber intentado activar el protocolo. ¡°Eres una acosadora¡±, le dice una de las chicas a otra, ¡°cuidadito que te llevas una denuncia¡±. ¡°Ya est¨¢, denunciadas¡±, dice otro de los chicos, ¡°captura de pantalla para la poli¡±. En otro momento de esa conversaci¨®n, uno de los chicos le dice a Nuria: ¡°Desde que entr¨¦ en aquel bar vivo enamorado (de ti)¡±. ¡°?La est¨¢s llamando puta?¡±, dice otra de las chicas en referencia a la ropa que Nuria vest¨ªa ese d¨ªa. ¡°Chao, que me voy a la cama ya¡±, contesta Nuria. ¡°S¨ª, vete. No pintas nada¡±, le responde otra de las chicas. ¡°No pintas nada con nadie... le caes mal a todo el instituto¡±, le dice otra de ellas. ¡°Esta no se ha enterado de que se pusieron de nuestro lado¡±, dice otra de las chicas en referencia a la actuaci¨®n por parte del instituto.
El ¨ªndice de riesgo de acoso escolar, seg¨²n datos de la Comunidad de Madrid, se ha reducido del 3% al 1,9% entre 2015 y 2020. Sin embargo, el ciberacoso ya supone el 15,6% de los casos en primaria y el 30,5% en secundaria.
La Inspecci¨®n Educativa act¨²a
¡°Confiamos en el centro, pensamos que har¨ªan algo por resolver el conflicto, por ayudar a nuestras hijas, pero no fue as¨ª¡±, cuenta Antonio, que estos d¨ªas anda ya con el ¨¢nimo bajo. En septiembre la situaci¨®n no mejor¨®. El primer d¨ªa de clase, antes de llegar al centro, Nuria llam¨® a Irene para contarle c¨®mo hab¨ªan configurado los grupos de primero de Bachillerato. Nuria iba con dos de las ¡°acosadoras¡±, e Irene con una. ¡°Le dio un ataque de ansiedad en el coche, no paraba de llorar y tuve que tranquilizarla, decirle que no iba a pasar nada¡±, cuenta la madre de Irene. Nuria pidi¨® un cambio de clase al grupo de Irene y ya est¨¢n juntas. ¡°Hay un grupo de chicas a las que no conoc¨ªamos y ya han empezado a imitar nuestras posturas en clase... se burlan cuando hacemos exposiciones, deben de haber hablado con el otro grupo¡±, cuenta Nuria.
Gracias a un vecino, Antonio se enter¨® hace pocas semanas de la existencia de la DAT de Legan¨¦s (Direcci¨®n de ?rea Territorial de Educaci¨®n e Investigaci¨®n), dependiente de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n y donde se encuentra la Inspecci¨®n Educativa. No lo dud¨®. Pidi¨® cita con una de las inspectoras. D¨ªas m¨¢s tarde, el instituto activ¨® el protocolo por indicaci¨®n de esa inspectora. Ocho meses m¨¢s tarde de la primera reuni¨®n. ¡°No hay derecho a c¨®mo nos han tratado, nos han ignorado, el sistema nos ha fallado¡±, lamenta Antonio, que cuenta c¨®mo su hija tiene problemas para socializar con nuevos grupos de ni?as, de las que no se f¨ªa por si luego se vuelven en su contra.
¡°Est¨¢n en una edad complicada, en la que se est¨¢ formando su identidad. Si te dicen de forma repetida que algo est¨¢ mal en ti, puesto que el autoconcepto no est¨¢ definido, eso genera un impacto psicol¨®gico, que se agrava si los adultos a los que consideras las figuras de referencia lo consienten y no hacen nada por resolverlo, eso refuerza el mesaje de que esa conducta es adecuada¡±, comenta la psic¨®loga de Nuria.
Al activarse el protocolo, dos profesoras ¡°imparciales¡± (que no han dado clase a las ni?as) deben reunirse con las partes implicadas y recabar informaci¨®n del profesorado del centro y de las familias para elaborar un informe de manera ¡°inmediata¡±, seg¨²n se?ala el protocolo. Hay tres posibilidades. Si se determina que no hay indicios suficientes, se planificar¨¢ una nueva observaci¨®n, as¨ª como medidas de vigilancia provisionales. Si no hay indicios de acoso, igualmente el centro deber¨¢ desarrollar actuaciones de prevenci¨®n, como acciones tutoriales, actividades de cohesi¨®n de grupo o talleres de informaci¨®n sobre acoso y maltrato entre iguales. Si hay evidencias, se activar¨¢ el plan de intervenci¨®n y se iniciar¨¢ el procedimiento disciplinario. Dicho plan incluir¨¢ actuaciones con todos los implicados, incluidos los acosadores y sus familias. Adem¨¢s, el director debe dar traslado de la situaci¨®n de acoso escolar a la Fiscal¨ªa de Menores. ¡°El o los acosadores deben reflexionar y reparar el da?o causado de manera consciente, independientemente de si hay sanci¨®n¡±, apunta Isabel Serrano.
Efectos psicol¨®gicos
Es mi¨¦rcoles, es festivo, y las dos ni?as se sientan con sus padres en la mesa de una cafeter¨ªa de Legan¨¦s. La madre de Irene est¨¢ sobrepasada. Hace unos d¨ªas, la adolescente le dijo a su padre: ¡°A ver si me atropellan y os qued¨¢is todos tranquilos¡±. Al preguntarle a Irene por esa frase, se le encharcan los ojos. ¡°Ser¨ªa lo m¨¢s f¨¢cil, mi vida no est¨¢ bien¡±, dice. La semana pasada, Irene estuvo con la orientadora del instituto y despu¨¦s esta llam¨® a la madre. ¡°Me dijo que la lleve al psic¨®logo, que ella no tiene tiempo ni recursos para una terapia individual... yo estoy en el paro y tengo tres hijos y en la seguridad social me han dado tres meses para la primera consulta. ?Qu¨¦ hago?¡±. Su hija siempre ha sacado muy buenas notas, pero empieza a fallar. ¡°El otro d¨ªa se rieron de ella en una exposici¨®n, y horas m¨¢s tarde dej¨® a medias un examen de ingl¨¦s, sali¨® del aula llorando. Explot¨®¡±.
El caso de Nuria es tambi¨¦n complejo. Desde hace poco m¨¢s de un a?o, ha reca¨ªdo en un problema que tuvo cuando era m¨¢s peque?a, un trastorno de la conducta alimentaria. ¡°De nuevo, se trata de su autoestima, y estas situaciones en el instituto, donde pasa la mayor parte de su tiempo, la desestabilizan, est¨¢ sacando fuerzas de d¨®nde no las tiene¡±, dice su psic¨®loga. Desde 2019, los centros educativos de la Comunidad de Madrid cuentan con una herramienta llamada SociEscuela, incluida en el plan contra el acoso escolar, para detectar de forma ¨¢gil situaciones de riesgo de acoso. ¡°Es un test, con sociogramas que se cruzan y dan una imagen r¨¢pida al profesorado de c¨®mo est¨¢n las relaciones en el aula. Este a?o incluye por primera vez un test de cribado da salud mental, que permite identificar de forma individual trastornos como la ansiedad¡±, detalla Isabel Serrano. Otra herramienta que el IES Arquitecto Peridis desech¨®.
Fuentes de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n madrile?a han confirmado a este peri¨®dico que fue la Inspecci¨®n Educativa la que ¡°inst¨®¡± al instituto p¨²blico a activar el protocolo de ¡°manera inmediata¡±. ¡°La Comunidad de Madrid est¨¢ analizando las actuaciones del centro¡±, se?alan las mismas fuentes.
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