El intento de suicidio de Saray: un salto al vac¨ªo ante el acoso escolar y el silencio
Los padres de la ni?a de 10 a?os que se tir¨® del balc¨®n en Zaragoza denuncian la pasividad de su colegio ante el acoso escolar. ¡°Ni ¡®bullying¡¯ ni ¡®bulan¡±, dijo la tutora
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La llamada sorprendi¨® a Carlos Amezquita en la autov¨ªa Mud¨¦jar, de camino a Teruel: ¡°?Saray ha saltado!¡±, grit¨® su mujer. Con dificultad, el hombre logr¨® entender que su hija de 10 a?os se hab¨ªa tirado por el balc¨®n de casa, en un tercer piso. Dio media vuelta y regres¨® con la furgoneta de reparto a Zaragoza. Temblaba. ¡°Fue la peor media hora de mi vida¡±, cuenta desde el pasillo del hospital Miguel Servet, donde Saray se recupera de una ca¨ªda que pudo haberla matado, pero que solo le rompi¨® la cadera y le lesion¨® el tobillo izquierdo. Amezquita lleg¨® a tiempo para ver c¨®mo se la llevaba la ambulancia y para descubrir, al subir a casa, que su hija se hab¨ªa intentado suicidar, v¨ªctima del acoso escolar y, seg¨²n sus padres, de la pasividad de quienes deb¨ªan protegerla.
Saray dej¨® una breve nota de despedida decorada con dibujos, en la que ped¨ªa perd¨®n a sus padres y a su hermano mayor y les deseaba una larga vida. Mand¨® un wasap a su abuela, que vive en Colombia, y a las 14.00 del viernes 9 de septiembre, mientras su madre compraba unos limones en la fruter¨ªa del barrio, se aup¨® a la barandilla y salt¨®. Era el segundo d¨ªa del nuevo curso escolar, tiempo suficiente para que la ni?a albergara la sospecha de que la pesadilla no hab¨ªa acabado. En su habitaci¨®n del hospital, Saray ha contado a los polic¨ªas y psic¨®logos que la han entrevistado que, en el recreo, las ni?as que la acosaron el curso anterior hab¨ªan vuelto a buscarla. Le llamaron ¡°rata inmunda¡±.
La decisi¨®n de Saray de arrojarse sobre el asfalto ha roto a sus padres, Carlos y Katia. Pensaban que el verano hab¨ªa supuesto el punto final a la historia. La ni?a iba a repetir 4? de primaria y ya no coincidir¨ªa demasiado con las abusadoras. Adem¨¢s, las vacaciones le hab¨ªan devuelto la felicidad. ¡°Como por arte de magia, volvi¨® a ser la misma ni?a que fue en Barranquilla, alegre y conversadora. No pod¨ªamos pensar que con dos d¨ªas de escuela todo cambiar¨ªa¡±, dice el padre, un empresario de 40 a?os v¨ªctima de extorsi¨®n en Colombia que entr¨® en Espa?a en verano de 2021 para solicitar asilo. Unos meses m¨¢s tarde llegaron Katia, que trabaja en un geri¨¢trico, y sus dos hijos, un ni?o de 12 a?os y Saray. Como no hab¨ªa plazas en la escuela p¨²blica, el Gobierno de Arag¨®n les asign¨® una en el colegio concertado Agust¨ªn Geric¨®.

Los hermanos empezaron las clases en este colegio concertado, cat¨®lico y biling¨¹e del barrio de San Jos¨¦ en enero. ?l encontr¨® amigos y se adapt¨® enseguida; ella tuvo m¨¢s dificultades. ¡°La not¨¢bamos triste y pensamos que era por el cambio de pa¨ªs. En Colombia dej¨® a su abuela y a dos perritos a los que quer¨ªa mucho¡±. Pero hab¨ªa algo m¨¢s. Con tacto, la invitaron a hablar. Y Saray confes¨®: ¡°Hay unas ni?as que me est¨¢n molestando¡±. Con el bullying, cualquier pretexto vale. La v¨ªctima puede serlo por llevar aparatos de ortodoncia o gafas, por tener sobrepeso, por ser demasiado bajito¡ O, como en el caso de Saray, por ser demasiado alta, ya que su desarrollo ha sido precoz.
La madre se entrevist¨® en la escuela con uno de sus profesores, que le garantiz¨® que los insultos no se repetir¨ªan. Fue el primero de una serie de avisos que, durante los meses siguientes, la familia hizo llegar a la escuela. El centro no activ¨® el protocolo contra el abuso escolar ni siquiera cuando las agresiones verbales supuestamente subieron de tono y se deslizaron hacia el racismo (¡°puta colombiana¡±, ¡°sudaca¡±). Saray ¡°llegaba a casa llorando¡± y ¡°se negaba a ir a la escuela¡±, lo que provoc¨® la intervenci¨®n de la tutora. La familia tiene en su poder los mensajes de audio enviados por esta profesional, que revelan la resistencia numantina a admitir un caso de bullying en el centro y los intentos por manejar el caso como si se tratara solo de un asunto de envidias entre amigas: cosas de cr¨ªos.
¡°Conf¨ªa en m¨ª, lo voy a arreglar¡±
La tutora admite, en uno de los mensajes, que Saray ha sido agredida, pero lo enmarca en el contexto de las filias y fobias en el aula. ¡°Ha sido un ataque que no tiene por qu¨¦ hacer. Te habr¨¢ tenido un poco de envidieta. Es solo eso. No es bullying ni bulan (sic), no te preocupes. Hablar¨¦ con ella [la presunta agresora] porque si les digo a sus padres lo que ha hecho, le cae una gorda¡±, afirma. La tutora anima a la madre a que la menor le cuente esos episodios (¡°est¨¢ prohibido callarse, no tiene que venir ning¨²n ni?o mal al colegio¡±), pero insiste en que deje el tema en sus manos. ¡°Conf¨ªe en m¨ª, yo lo voy a arreglar. Aqu¨ª el bullying no se ha visto ni se ver¨¢¡±.
La escuela hab¨ªa respondido bien a la llegada, en mitad de curso, de Saray y de su hermano. Les hab¨ªan prestado libros y les hab¨ªan ayudado a adaptarse. La tutora en particular se hab¨ªa ganado el aprecio de la familia. Por eso cuando se ofreci¨® a arreglar el asunto, la creyeron. ¡°Confiamos en que iban a hacer algo, pero ella siempre lo minimiz¨®. ?C¨®mo no va a ser bullying cuando la v¨ªctima siempre es la misma?¡±, se pregunta Carlos, que esta semana, aunque sigue con sus viajes diarios entre Zaragoza y Teruel, est¨¢ ¡°de subid¨®n¡± al ver que su hija vuelve a caminar.
Cuando una de las ni?as le recrimin¨® que fuese una chivata, Saray estall¨® y se pele¨® con ella. Los padres intentaron entonces contactar con la directora. Fue en vano. ¡°No ten¨ªa citas, no estaba¡ As¨ª que mi mujer se fue a hablar con las ni?as y logr¨® que le pidieran perd¨®n a Saray¡±, agrega Carlos. Pero los abusos siguieron en peque?as dosis: unos guantes que aparec¨ªan mojados, un libro que desaparec¨ªa... El suceso que dej¨® tocada a la ni?a lleg¨® pocos d¨ªas antes de final de curso. En el patio, las agresoras la cogieron por el cuello, le bajaron la cabeza y la agredieron, seg¨²n la familia. La tutora ¡°se disculp¨® de mil maneras¡±, dice Carlos, y prometi¨® actuar. Pero nada se movi¨® y lleg¨® el verano.
Tras el intento de suicidio, la escuela Agust¨ªn Geric¨® lament¨® lo ocurrido, dio ¡°las gracias a Dios porque la ni?a est¨¦ fuera de peligro¡± y afirm¨® que hab¨ªa recibido una ¡°especial atenci¨®n¡± de los profesores para ¡°su mejor integraci¨®n¡±. En ning¨²n momento menciona el supuesto acoso sufrido por la ni?a, que para la escuela sigue siendo un tab¨². El centro ha dicho que abrir¨¢ ¡°los protocolos necesarios, si fuera conveniente,¡± y se ha puesto a disposici¨®n de los investigadores. EL PA?S ha intentado conversar con la direcci¨®n del centro, sin ¨¦xito.
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La supuesta pasividad del centro concertado ha merecido el reproche del consejero de Educaci¨®n de Arag¨®n, Felipe Faci. ¡°Vamos a investigar qu¨¦ ha pasado y por qu¨¦ no se ha abierto el protocolo. No hay que esperar a tener certezas para hacerlo. Cuando un alumno se siente acosado, hay que actuar¡±, ha afirmado Faci, que ha ofrecido su apoyo a la familia. El lunes posterior a los hechos, Educaci¨®n ya inst¨® al colegio a abrir los protocolos contra el acoso y de ideaci¨®n suicida.
A la investigaci¨®n administrativa se suma la de la Polic¨ªa, que ha entrevistado a Saray y ha analizado su tel¨¦fono m¨®vil por si hay rastros de ciberacoso. Los agentes trasladar¨¢n sus conclusiones a la fiscal¨ªa de menores, que con toda probabilidad archivar¨¢ el caso porque se trata de ni?as por debajo de 14 a?os y, por tanto, inimputables. Cuando esto se consume, el abogado de la familia, Miguel Lasnada, prev¨¦ actuar por la v¨ªa penal y civil por la actuaci¨®n negligente del colegio.
Saray va a cambiar de escuela. Carlos subraya la injusticia de que sea ¡°la v¨ªctima y no el victimario¡± quien deba moverse, pero cree que es mejor as¨ª. Con los pleitos que est¨¢n por venir, el hermano mayor tambi¨¦n se ir¨¢. ¡°Ha llegado un punto en que ser¨ªa muy dif¨ªcil seguir all¨ª¡±. Lo primero, dice, es lograr el alta m¨¦dica y mantener una conversaci¨®n sosegada con la ni?a, en casa. ¡°Me refiero a lo que pas¨® como ¡®la ca¨ªda que tuviste¡¯ o ¡®desde que te ca¨ªste¡¯... A¨²n no hemos hablado abiertamente del intento de suicidio. Pero conf¨ªo en ella. Cuando est¨¦ preparada, me hablar¨¢¡±.
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Si necesita ayuda:
Tel¨¦fono para prevenir el suicidio: 024
Programa de prevenci¨®n, divulgaci¨®n y formaci¨®n de la Fundaci¨®n Espa?ola para la Prevenci¨®n del Suicidio: www.prevensuic.org
Tel¨¦fono de la Esperanza: 717 003 717
Web para problemas de salud mental en j¨®venes. Mind-u.cat
Asociaci¨®n para la prevenci¨®n del suicidio La ni?a amarilla.
Fundaci¨®n Anar, Ayuda a ni?os y adolescentes en riesgo. www.anar.org. Tel¨¦fono gratuito de ayuda a menores: 900 20 20 10
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