Vicen? Arnaiz, psic¨®logo: ¡°Las ratios de ni?os en las aulas de 0 a 3 a?os espa?olas son una locura¡±
¡°El primer ni?o que muchos padres y madres cogen en brazos es su hijo. No hay programas de formaci¨®n a las familias¡±, advierte el experto en Educaci¨®n Infantil
El psic¨®logo Vicen? Arnaiz naci¨® hace 72 a?os en un cuartel militar de Ciutadella, Menorca, que no hace mucho fue reconvertido en escuela infantil. Impulsor de la red de escoletes de la isla, y considerado uno de los mayores expertos en Educaci¨®n Infantil de Espa?a, califica de logro que el pa¨ªs haya alcanzado la hist¨®rica tasa del 73% de escolarizaci¨®n a los dos a?os. Un momento vital en el que, seg¨²n las investigaciones, la educaci¨®n proporciona beneficios a corto, medio y largo plazo, sobre todo a los cr¨ªos de hogares pobres. Arnaiz advierte, sin embargo, de que el hecho de que Espa?a se haya convertido en una potencia europea del 0-3 ¨Dcon tasas de matriculaci¨®n del 15,6% en menores de un a?o y del 54,5% al a?o¨D, superada solo por pa¨ªses como Noruega o Dinamarca, tambi¨¦n refleja una debilidad hist¨®rica en materia de pol¨ªticas de apoyo a la infancia y a la familia, y un atraso en materia de conciliaci¨®n laboral.
Pregunta. Hace dos d¨¦cadas, en Espa?a solo estaba matriculado un 30% de los ni?os de dos a?os. Ahora lo est¨¢ el 73%. Es un gran logro, ?no?
Respuesta. Si tenemos en cuenta que la mayor¨ªa de plazas que hab¨ªa eran guarder¨ªas y se han convertido en plazas de escuelas infantiles, es un logro. De todas formas, buena parte de la escolarizaci¨®n en primer ciclo, especialmente entre los cero y los dos a?os, es fruto de la falta de medidas de conciliaci¨®n familiar y laboral. En este pa¨ªs la medida por excelencia para conciliar es la escuela infantil. Tenemos mayor escolarizaci¨®n que muchos pa¨ªses europeos, pero estos suelen tener modelos de conciliaci¨®n familiar que nos superan con mucho. En otros pa¨ªses de Europa, sumando los permisos de padre y madre, puede que con alguna reducci¨®n salarial, pueden quedarse en casa un a?o o a?o y medio y atender a su hijo.
P. ?La escolarizaci¨®n entre los 0 y los 2 a?os no es positiva?
R. El ni?o nace inacabado, y necesita un entorno de mucha vinculaci¨®n afectiva, de mucha dedicaci¨®n, para acabar de construir su mente. No sabemos exactamente c¨®mo se produce, pero s¨ª sabemos que es un proceso vinculado especialmente a las relaciones de calidad afectiva y estimuladoras. Y en un entorno de escuelas infantiles como el nuestro, con ocho ni?os en las aulas de cero a?os, que se consiga resulta por lo menos cuestionable. Adem¨¢s, sobre todo en el primer a?o, aunque tambi¨¦n en el segundo, se produce en madres y padres unos procesos de ajustes a la crianza. En el caso de los hombres no son unos procesos hormonales tan claros, pero en todo caso, si el padre est¨¢ al cuidado de hijos desarrolla unas competencias y actitudes de cuidado que son importantes para toda la vida. En Espa?a se est¨¢ acentuando cada vez m¨¢s la externalizaci¨®n de la crianza.
P. Noruega tiene la mayor tasa de escolarizaci¨®n europea en infantil. Pero all¨ª, entre los cero y los tres a?os, por cada tres alumnos debe haber al menos un profesional. En Espa?a el l¨ªmite suele ser de ocho ni?os en la clase de 0 a?os, de 12 ni?os en la de 1 a?o, y de 18 en la de 2 a?os. ?Qu¨¦ implica esa diferencia de ratios?
R. Es como si en lugar de tener un hijo se tienen cuatrillizos, que se va de cr¨¢neo. El profesorado de la escuela infantil tiene m¨¢s recursos que una madre o un padre sin experiencia, pero no es razonable. La ley de educaci¨®n, la Lomloe, estableci¨® un plazo de un a?o para aprobar un decreto de m¨ªnimos que deb¨ªan cumplir los centros de 0-3. Pero no ha salido ni se le espera, por la oposici¨®n de parte de las comunidades aut¨®nomas, y estamos en unas ratios absurdas. Dec¨ªas, seg¨²n la edad, 8, 12 y 18 ni?os por aula. Pero en algunas comunidades son 8, 14 y 20. Es una locura.
P. ?Idealmente, cu¨¢ndo y c¨®mo cree que deber¨ªan incorporarse los ni?os a la educaci¨®n infantil?
R. Hay que tener en cuenta las situaciones econ¨®micas, culturales y de vida. Hay familias cuya ¨²nica soluci¨®n, mientras no haya unas pol¨ªticas sociales mucho m¨¢s valientes, es escolarizar casi desde que nace el ni?o o poco despu¨¦s. Familias sometidas a una extrema pobreza, personas que trabajan horas y horas de forma excesiva, familias monoparentales sin familia extensa, personas al cuidado de mayores dependientes que no cuentan con la ayuda necesaria, personas con depresi¨®n¡
P. ?Depende entonces de cada familia?
R. Depende de las circunstancias sociales de la familia. Si hablamos en general de clases medias, o mejor, de familias que no est¨¢n sometidas a una situaci¨®n de estr¨¦s intenso por diferentes motivos, yo dir¨ªa que a partir de los dos a?os es bueno que los ni?os vayan a la escuela, pero que no hace falta que vayan m¨¢s de cuatro horas al d¨ªa. Por otro lado, durante el 0-3 los ni?os necesitan socializar, y a las madres y los padres que han tenido un ni?o les conviene encontrarse con otros padres y madres en circunstancias parecidas. Dialogar entre s¨ª, compartir y desarrollar competencias. Por ello, ya sea en la escuela o fuera de ellas, deber¨ªan ofrecerse servicios alternativos, que en otros pa¨ªses europeos suelen llamarse espacios familiares. Lugares donde los ni?os, acompa?ados por alguien de su familia, pueden encontrarse algunos d¨ªas a la semana durante dos o tres horas lideradas, por ejemplo, por un par de maestras. Uno de nuestros problemas es que se ha ido vaciando a la familia de muchas funciones, por ejemplo, la crianza, y no hemos creado buenas alternativas.
P. Afirma usted que promover el bienestar infantil, incluido su progreso educativo, requiere de m¨¢s pol¨ªticas p¨²blicas que la escolar.
R. Nadie se ha ocupado de lo que ocurre en el 0-3 familiar, en las casas. Ni tampoco en el 0-6. Muchos padres y madres llegan, por ejemplo, a la paternidad y a la maternidad como la primera experiencia de su vida con un beb¨¦. Muchas veces el primer ni?o que tienen en brazos es su hijo. No han dado de comer a ning¨²n ni?o peque?o, nunca han jugado con uno, y el primero al que conocen de verdad es su hijo. Y tampoco se conocen a s¨ª mismos tratando ni?os, se lo tienen que inventar todo. No hay ning¨²n contexto, cultural, social, o medi¨¢tico donde se desarrollen programas permanentes de formaci¨®n de las familias. En todo caso, se encarga de esto la escuela. Lo que pasa es que las maestras ya trabajan muchas horas diarias con ni?os, no se les puede pedir que despu¨¦s se queden a hacer m¨¢s cosas. Deber¨ªa haber otro personal u otra ratio.
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