Un centenar de presos de ETA pide el tercer grado en contra de la estrategia habitual
La banda terrorista intenta con ello paliar la baja moral de sus presos y quitar tensi¨®n en el colectivo
La banda terrorista ETA ha cambiado en las ¨²ltimas semanas su estrategia hist¨®rica respecto a sus presos, que consist¨ªa en no observar los grados de clasificaci¨®n penitenciaria. Los abogados habituales de la banda han pedido el tercer grado y la libertad condicional para un grupo de casi 100 presos etarras.
Fuentes de la lucha antiterrorista han explicado a Europa Press que, con esta decisi¨®n, ETA intenta mimar a los presos, reducir la presi¨®n del colectivo y tantear al nuevo juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional. Sin embargo, fuentes consultadas por EL PAIS se?alan que las administraciones penitenciarias no han recibido ninguna petici¨®n en este sentido ni tampoco una solicitud de informes de la Audiencia sobre estos presos. En todo caso, el diario >Gara ya adelant¨® esta estrategia el pasado 5 de septiembre, que contradice las reflexiones de la militancia etarra, como la que se hac¨ªa en un documento incautado Jos¨¦ Antonio L¨®pez Ruiz, Kubati, condenado a 1.076 a?os de c¨¢rcel: "?Sab¨¦is d¨®nde terminar¨ªa nuestro af¨¢n por los grados y los permisos? en una carrera hacia la reinserci¨®n que propugna el enemigo".
La medida, seg¨²n las fuentes consultadas, no es una iniciativa individual de los reclusos, como en otras ocasiones en las que se ha producido algunas disidencias, sino una medida adoptada por la propia banda terrorista. Hasta ahora ETA rechazaba que sus reclusos pidiesen el tercer grado. Este rechazo respond¨ªa a que asumir la reclasificaci¨®n implicaba aceptar que los presos de ETA no son presos pol¨ªticos, como ellos se definen, sino presos de car¨¢cter social que van escalando en los grados penitenciarios a medida que aceptan y cumplen el tratamiento reeducador.
Para poder acceder al tercer grado, los presos etarras, como cualquier otro recluso, deben cumplir una serie de requisitos: el arrepentimiento activo, pedir perd¨®n de manera expl¨ªcita a las v¨ªctimas y aceptar la responsabilidad civil derivada por sus delitos en caso de ser condenados a ello. A su vez, los preceptos para que el juez de Vigilancia Penitenciaria conceda la libertad condicional son que el preso est¨¦ clasificado en tercer grado, tener las tres cuartas partes de la condena cumplida -o excepcionalmente las dos terceras- y un pron¨®stico favorable de reinserci¨®n.
Juez de Vigilancia Penitenciaria
Seg¨²n las fuentes consultadas, con este giro la banda terrorista intenta dar la sensaci¨®n de que se ocupa de los presos, en un momento especialmente dif¨ªcil para la moral del colectivo por los ¨¦xitos en la lucha antiterrorista y el desmantelamiento de las estructuras pol¨ªticas y sociales del entorno etarra. Asimismo, la cascada de peticiones de tercer grado va a tantear al nuevo juez central de Vigilancia Penitenciaria, Javier G¨®mez Berm¨²dez, quien centraliza las decisiones sobre beneficios penitenciarios a los reclusos etarras, despu¨¦s de la pol¨¦mica que provocaron algunas decisiones de la juez de vigilancia penitenciaria de Bilbao, Ruth Alonso.
Entre los presos incluidos en la lista figuran terroristas con historiales sangrientos como la antiguo miembro del Comando Madrid, Mar¨ªa Inmaculada Noble Goicoechea, Ana, condenada por el atentado de la calle Juan Bravo de Madrid, que cost¨® la vida a cinco agentes de la Guardia Civil, y el asesinato del militar Ricardo S¨¢enz de Ynestrillas y el soldado Francisco Casillas.
Tambi¨¦n constan Carlos Torrecilla, condenado por m¨¢s de veinte delitos, entre los que destacan el asesinato del subcomisario Ortiz de Urbina y el del general retirado Luis de Azcarraga, o el etarra Antonio Troiti?o, condenado a 2.232 a?os por el atentado de la Plaza de la Plaza de Rep¨²blica Dominicana, en Madrid, que cost¨® la vida a 12 guardia civiles.
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