Nacen en cautividad las primeras cr¨ªas de ¨¢guila perdicera sin inseminaci¨®n artificial
Los expertos conf¨ªan en la reinserci¨®n en Madrid de esta rapaz, en peligro de extinci¨®n
Las mayores tienen un mes, abundante plum¨®n blanco sobre el cuerpo y descansan en su nido, el de la jaula n¨²mero 12, temerosas a¨²n de las personas que se les acercan. La m¨¢s joven, que naci¨® ayer, permanece en la "criadora", y todav¨ªa hay una cuarta en camino que ya ha empezado a picar el cascar¨®n. Son las primeras cr¨ªas de ¨¢guila perdicera, una especie en peligro de extinci¨®n con apenas 1.000 parejas en Espa?a, que nacen en cautividad tras haber sido concebidas de forma natural, sin necesidad de inseminaci¨®n artificial. El logro se ha conseguido en el Hospital para Fauna Salvaje del Monte del Pilar, en Majadahonda (Madrid), donde los cuidadores se desviven por que las cr¨ªas salgan adelante.
Del ¨¦xito de tan delicada tarea depende la posible reinserci¨®n de esta rapaz en Madrid, donde s¨®lo quedan actualmente dos parejas. Los padres, dos ejemplares cedidos por Andaluc¨ªa, formaban parte de los llamados "irrecuperables", aves heridas que no pueden sobrevivir por sus propios medios en la naturaleza. En centros como el Hospital de Fauna Salvaje de Majadahonda, gestionado por la ONG Grupo de Rehabilitaci¨®n de la Fauna Aut¨®ctona y su H¨¢bitat (GREFA), se intenta recuperarlos. Pero no es f¨¢cil. El estr¨¦s de la vida en cautividad dificulta la procreaci¨®n.
"Es muy emocionante", confiesa Ana Grau, joven bi¨®loga responsable de cr¨ªa del centro. "Sigo la reproducci¨®n de esta pareja desde que llegu¨¦, hace tres a?os. El a?o pasado estuvimos muy cerca, pusieron huevos, pero no salieron adelante", explica al tiempo que acerca con unas pinzas un pedazo de pechuga de codorniz al pico del m¨¢s peque?o de los aguiluchos. Tiene un d¨ªa y todav¨ªa no ve, pero mientras la bi¨®loga le alimenta, un compa?ero mantiene cerca su mano enfundada en una manopla con cabeza de ¨¢guila. Se trata de simular una "madre" ficticia. Mientras tanto, la buena disposici¨®n de los padres verdaderos para criarlos est¨¢ siendo puesta a prueba con polluelos de otras especies menos delicadas. Si los aceptan, podr¨¢n pasar a ocuparse de sus propios reto?os.
Pero para ver nuevos ejemplares de ¨¢guila perdicera surcando los cielos madrile?os habr¨¢ que esperar, como m¨ªnimo, cuatro a?os m¨¢s. Las reci¨¦n nacidas tienen que tener nuevas cr¨ªas para conseguir lo que se llama un "stock reproductor". Hasta que no est¨¦ asegurado un buen n¨²mero de animales, no se empiezan a reinsertar. El primer objetivo, llegado el momento, es la Zona de Especial Protecci¨®n para las Aves (ZEPA) de la Sierra Oeste madrile?a, la de los r¨ªos Alberche y Cofio. Por ello, se cuenta con el apoyo de la Consejer¨ªa de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid.
La Sociedad Espa?ola de Ornitolog¨ªa, sin embargo, ve el proyecto con cierto recelo. "El presupuesto forma parte de unas medidas compensatorias por la construcci¨®n de la M-501 que no est¨¢n reconocidas por la Comisi¨®n Europea", alega Juan Carlos Atienza, coordinador del ¨¢rea de conservaci¨®n. "Adem¨¢s esta especie no se vio afectada por la obra; el dinero deber¨ªa ir dedicado a compensar los impactos provocados", contin¨²a. La enumeraci¨®n de irregularidades es larga. "La Comunidad no tiene un plan de recuperaci¨®n para la especie, ni ha pasado el proyecto por la Conferencia Sectorial... Nos congratulamos de que hayan logrado la cr¨ªa, pero no a cualquier precio".
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