Seis activistas antitransg¨¦nicos hacen una huelga de hambre a las puertas del Parlament
Piden que la c¨¢mara catalana no se cierre al debate sobre los alimentos manipulados
Ya llevan dos d¨ªas en huelga de hambre, y piensan aguantar hasta el jueves. Son seis activistas de la plataforma Som lo que sembrem, que ha impulsado una iniciativa legislativa popular (ILP) para declarar a Catalunya como "zona libre de transg¨¦nicos" y prohibir el cultivo de plantas manipuladas gen¨¦ticamente. Los activistas se han instalado a las puertas del Parlament, donde ha llegado su ILP despu¨¦s de recoger los apoyos ciudadanos que requiere una iniciativa de este tipo. All¨ª, los grupos decidir¨¢n el jueves si aceptan tramitar la propuesta, y el Partit dels Socialistes (PSC), Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) y el Partido Popular (PP) ya han anunciado que la piensan bloquear.
"Independientemente del resultado que pueda tener el proceso legislativo, pedimos que se abra el debate en Catalunya sobre los transg¨¦nicos". Josep P¨¤mies, uno de los huelguistas, es quien explica el objetivo que buscan lograr bebiendo s¨®lo agua de mar y dulce desde el domingo. Recuerda que Francia y Alemania, adem¨¢s de Austria, Hungr¨ªa, Luxemburgo y Grecia ya han prohibido el cultivo del ma¨ªz transg¨¦nico que comercializa Monsanto, el ¨²nico ma¨ªz de este tipo permitido por la Uni¨®n Europea, y que es legal en Espa?a. "?Porqu¨¦ un gobierno de progreso, como se llama el catal¨¢n, no se plantea el debate que se han planteado Sarkozy y Merkel?", a?ade P¨¤mies. "Haremos el rid¨ªculo en Europa si nos negamos a debatir sobre la idoneidad de estos productos, cuando muchos pa¨ªses los est¨¢n prohibiendo", a?ade Gerard Batalla, otro de los huelguistas.
Denuncian que casos como el suyo son los que causan desafecci¨®n entre los ciudadanos
Creen que, si su propuesta legislativa se aceptase a tr¨¢mite, se abrir¨ªa la posibilidad de o¨ªr en el seno del parlamento las opiniones de expertos sobre las posibles consecuencias de la producci¨®n y el consumo de transg¨¦nicos. Y se sienten defraudados por la negativa de la mayor¨ªa de la c¨¢mara a abrir el debate. P¨¢mies explica que antes, algunos payeses antitransg¨¦nicos hac¨ªan acciones de desobediencia civil, pero "a la cultura catalana le cuesta aceptar estos actos", as¨ª que se decidieron a usar el instrumento participativo que les ofrec¨ªa la ILP. "Ahora, estos j¨®venes se preguntan de qu¨¦ sirve votar y participar", a?ade, para ilustrar lo que estos activistas consideran que es un ejemplo de las causas de la desafecci¨®n ciudadana, que ha causado tanto debate ¨²ltimamente.
Piensan mantener su huelga de hambre hasta el jueves, como m¨ªnimo. Y luego decidir¨¢n qu¨¦ hacer. "No comeremos nada hasta que el Parlamento decida considerar la ley que proponemos", aventura Batalla. De momento, ellos plantean el debate a las puertas de la c¨¢mara. Lo hacen, por ejemplo, proyectando el documental El mundo seg¨²n Monsanto, producido por la cadena francoalemana Arte, y que se podr¨¢ ver en el parque de la Ciudadela ma?ana a las 20.00.
Los efectos de los transg¨¦nicos
Josep Berg¨¦ Armengol tiene 52 a?os y conoce los problemas inesperados que pueden acarrear los transg¨¦nicos. Es uno de los pocos payeses que cultivan, desde hace una d¨¦cada, ma¨ªz ecol¨®gico en Bellcaire d'Urgell (Noguera), y hace dos a?os las plantas transg¨¦nicas que crecen en los campos vecinos al suyo contaminaron su cosecha. Por eso, no pudo comercializar su producto como ecol¨®gico.
Pese a ello, no guarda rencor hacia sus vecinos, m¨¢s bien les entiende. "La agricultura es dif¨ªcil, y cada uno trata de ganarse la vida como puede. Yo opt¨¦ por el ma¨ªz ecol¨®gico porque soy ingeniero agr¨®nomo, tengo estudios y cambio m¨¢s f¨¢cilmente el chip. Pero el pay¨¦s es emp¨ªrico, aprende con la experiencia, y no cambia r¨¢pidamente su mentalidad, que es de lo que se trata para que la agricultura ecol¨®gica avance", explica.
Explica que produce alrededor de un 70% menos que sus compa?eros que cultivan ma¨ªz transg¨¦nico, pero que a cambio vende su cosecha el doble de cara. El ma¨ªz ecol¨®gico sirve, entre otras cosas, para alimentar los animales cuya carne, huevos y leche se comercializan luego como ecol¨®gicos. "Antes, cuando el consumo ecol¨®gico no estaba extendido en Espa?a, as¨ª que yo vend¨ªa mucho a Francia. Ahora en Francia producen ellos mismos el ma¨ªz que consumen sus animales, y nosotros tenemos que comprar su ma¨ªz ecol¨®gico para nuestras gallinas", explica Berg¨¦, que vende tambi¨¦n huevos ecol¨®gicos.
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