La polic¨ªa ahuyenta a las prostitutas del Raval

Barcelona acarici¨® ayer una meta perseguida por los responsables municipales y muchos vecinos: ser una ciudad libre de prostituci¨®n callejera. El operativo especial lanzado por Mossos d'Esquadra y Guardia Urbana hizo desaparecer el sexo de pago en las principales calles del casco antiguo. La Rambla se convirti¨® en un scalextric que los polic¨ªas recorrieron una y otra vez a pie, en coche patrulla y en motocicleta, provocando una imagen ins¨®lita desde hace a?os: la v¨ªa, libre de prostitutas. Unas calles m¨¢s all¨¢, sin embargo, segu¨ªan trabajando algunas chicas, que protagonizaron adem¨¢s una escandalosa pelea que no ataj¨® ninguno de los numerosos agentes desplegados en la zona.

El mercado de la Boqueria fue custodiado con especial mimo. Una furgoneta de los antidisturbios permaneci¨® aparcada a cinco metros durante casi toda la noche, mientras guardias urbanos hac¨ªan la ronda casi sin cesar. El objetivo era evitar que el mercado m¨¢s emblem¨¢tico de Barcelona se convirtiera, de nuevo, en un prost¨ªbulo al aire libre, tal como denunci¨® este diario con unas fotograf¨ªas en las que aparecen clientes y prostitutas practicando sexo en los p¨®rticos del mercado.

La presencia policial ya se hab¨ªa robustecido el martes, pero ayer, primer d¨ªa de un dispositivo conjunto que el Departamento de Interior y la Generalitat pretenden alargar durante una buena temporada, result¨® mucho m¨¢s evidente. Los agentes cumplieron con su funci¨®n disuasoria y las prostitutas nigerianas -algunas, acusadas de robar a los clientes despistados mientras ofrecen sus servicios- se esfumaron.

S¨®lo las travestidas que ocupan la parte baja de la Rambla - casi todas ellas espa?olas- y las chicas rumanas que trabajan en la calle de Robadors lograron mantener en su sitio. La polic¨ªa apenas las perturb¨®. Fue en esa calle a donde un grupo de prostitutas rumanas acudi¨® para exigir dinero a unas compa?eras. El incidente desencaden¨® una pelea tumultuaria que fue sofocada a los pocos minutos. "?Vaya barrio de mierda!", bram¨® uno de los muchos vecinos furiosos porque el ruido les sac¨® de la cama. Otros optaron por arrojar globos de agua sobre la v¨ªa. "Vete a vivir a Pedralbes", le contest¨® un joven marroqu¨ª residente en Lesseps, cerca de esa zona alta de Barcelona, que, mientras tanto, grababa la escena con su tel¨¦fono m¨®vil.