"Todo matrimonio tiene altibajos"
Barack y Michelle Obama revelan detalles de su vida en com¨²n y reconocen el impacto de la pol¨ªtica en su relaci¨®n
Modernos pero a la vez tradicionales, discretos pero con un irresistible atractivo y, por supuesto, siempre glamourosos. Es la mezcla que hace ¨²nico al matrimonio Obama, el motivo por el cual fascina dentro y fuera de Estados Unidos. Consciente de esa curiosidad que despierta la pareja presidencial m¨¢s seductora que ha habitado la Casa Blanca en los ¨²ltimos a?os, el diario The New York Times ofrece una larga entrevista conjunta en la que Barack y Michelle, marido y mujer, revelan algunos detalles ¨ªntimos de su vida en com¨²n.
La conversaci¨®n comienza con una reflexi¨®n: el impacto de la pol¨ªtica en su relaci¨®n como pareja. Aunque el presidente cree que ambos aspectos est¨¢n bien diferenciados ("aparte de todas las tonter¨ªas de Washington, porque Michelle no forma parte de esas tonter¨ªas"), lo cierto es que cada una de sus actividades, conjuntas o por separado, p¨²blicas o privadas, se convierte en un acto pol¨ªtico. Como ejemplo, recuerdan la pol¨¦mica generada cuando el matrimonio utiliz¨® el avi¨®n presidencial para cenar y asistir a un musical en Nueva York. "Si no fuera presidente, me encantar¨ªa tomar un vuelo comercial con mi esposa para llevarla a una representaci¨®n en Broadway, como le promet¨ª durante la campa?a, as¨ª no habr¨ªa jaleo, ni murmuraciones, ni fot¨®grafos", explica ¨¦l.
No parece, en todo caso, que estos inconvenientes derivados del cargo afecten a su relaci¨®n. Al contrario, Michelle reconoce que el hecho de vivir en la Casa Blanca ha supuesto un "alivio" para ellos. "Es la primera vez en mucho tiempo en nuestro matrimonio que hemos vivido siete d¨ªas a la semana bajo el mismo techo con el mismo horario y los mismos ritos", asegura la primera dama.
La pareja no hab¨ªa vivido bajo el mismo techo de manera continua desde 1996, cuando Obama gan¨® las elecciones a senador estatal en Illinois dos a?os antes de que naciera su hija mayor, Malia. Despu¨¦s de esas elecciones, Obama, como senador de Illinois, tuvo que trasladarse a vivir a Springfield, la capital del Estado. Luego vinieron m¨¢s campa?as electorales que le obligaron a recorrer el pa¨ªs y, finalmente, en 2004, una mudanza parcial, tambi¨¦n en solitario, para ocupar su esca?o en el Senado en Washington.
Seg¨²n ambos reconocen abiertamente, aquellos fueron "tiempos duros" en su vida en com¨²n, y aunque el presidente asegura que en ning¨²n momento temi¨® por su matrimonio, s¨ª hubo alguno en el que tuvo miedo de que "Michelle fuera infeliz". "Todo matrimonio tiene altibajos", resuelve por su parte la primera dama, que en esa ¨¦poca debi¨® compaginar su trabajo como responsable de administraci¨®n de un hospital universitario en Chicago con la crianza de dos ni?as peque?as mientras su marido pasaba la mayor parte del tiempo lejos.
Ahora est¨¢n m¨¢s tiempo juntos que casi en cualquier otro momento de sus 17 a?os de matrimonio. La mayor parte de los d¨ªas desayunan con sus hijas, Malia y Sasha, antes de que ¨¦stas se marchen a la escuela, hacen ejercicio juntos y no comienzan sus programas p¨²blicos hasta las nueve o las diez de la ma?ana, una hora tard¨ªa en un pa¨ªs madrugador.
Hace poco concluyeron la decoraci¨®n a su gusto del ¨¢rea residencial de la Casa Blanca, una tarea en la que ambos colaboraron a la hora de escoger colores y objetos. Aseguran que funcionan como un equipo y se esfuerzan en que su matrimonio funcione.
![El matrimonio Obama baila tras la ceremonia de investidura presidencial el pasado enero.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NC2AYIJD4VU7X6SLMTSWQP2OBY.jpg?auth=b5a4d53eb0fdfe60b4103ad82aa113142d18ea34f8828465b9fdaa46bbd637c6&width=414)
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