El llanto y el silencio cubren Eibar
La localidad se vuelca en un funeral multitudinario por las tres j¨®venes muertas en accidente.- "Todo el mundo est¨¢ completamente hundido", dice el alcalde
El multitudinario funeral por Eider E. L., Izaro M. P, ambas de 16 a?os, y Lidia F. G., de 17, que perdieron la vida tras chocar en la noche del jueves el coche en el que viajaban contra una furgoneta en Elgoibar se convirti¨® ayer en la muestra m¨¢s palpable del dolor colectivo en el que se sumi¨® Eibar seg¨²n se fueron conociendo los fallecimientos durante la jornada del viernes. La tragedia ha destrozado la localidad.
"Eibar est¨¢ de luto junto a esas cinco familias hundidas", afirm¨® el sacerdote oficiante, en referencia tambi¨¦n a las muertes del joven de 20 a?os que conduc¨ªa el veh¨ªculo, Jonatan M. A., quien ser¨¢ incinerado y despedido en una ceremonia civil el lunes, y de la vecina de la localidad atropellada el pasado d¨ªa 4 en Marruecos, Marta G¨¹enaga, de 30 a?os. El funeral por ella se celebr¨® una hora despu¨¦s. Por los cinco ondeaban ayer en la localidad las banderas a media asta y se declar¨® d¨ªa de luto oficial.
"Dichosos coches", se lamentaba una mujer en el abarrotado templo
Pablo Sutil, autor del primer gol del Eibar, que jugaba a la misma hora del funeral en el campo de Ipurua, con mucha menor asistencia de lo normal, dedic¨® el tanto con un gesto a los cinco fallecidos.
"Los dichosos coches, pero qu¨¦ vas a hacer, no los puedes tener atados. Tambi¨¦n nosotros hemos andado", se lamentaba Puri, amiga de la madre de Eider, y doblemente dolorida por revivir la p¨¦rdida de un sobrino tambi¨¦n en accidente de tr¨¢fico. "Que al menos sientan que todo el pueblo est¨¢ con ellos", deseaba. Nada nuevo se sab¨ªa sobre las circunstancias del siniestro. "Esto ha sido tan grande, tan terrible, que creo que ni nos lo cuestionamos. Eran todos unos chicos maj¨ªsimos", dec¨ªa a su lado Isabel.
El silencio y el respeto al dolor de los familiares m¨¢s cercanos dominaron el lugar durante casi dos horas, entre la espera y la despedida. "Ha sido muy duro saber que estaban dentro de esos f¨¦retros", sollozaba una adolescente un a?o menor que las fallecidas, a las que conoc¨ªa.
"Todo el mundo est¨¢ completamente hundido", recalcaba el alcalde, el socialista Miguel de los Toyos. Quien m¨¢s quien menos y en uno y otro grado, todo el mundo guardaba en la localidad alguna relaci¨®n con los fallecidos, sus padres u otros familiares o amigos. "El sentimiento de dolor es totalmente sincero", ante lo que Toyos tild¨® de "experiencia de una dureza que no se puede explicar con palabras".
Los largos abrazos a la llegada de los coches f¨²nebres, los ojos enrojecidos de los familiares, entrelazando con fuerza sus manos y sosteni¨¦ndose unos en otros, compusieron un cuadro desolador que no dej¨® impasible a nadie. Menos a¨²n a los numeros¨ªsimos adolescentes y j¨®venes que llenaban la iglesia o esperaban fuera, y cuya emotividad se desbordaba espoleada por la cercan¨ªa en edad, estudios y costumbres con las fallecidas. "S¨ª, a Elgoibar solemos ir mucho, sobre todo los s¨¢bados", dec¨ªa un compa?ero del Instituto Moguel. Podr¨ªa haberle ocurrido a cualquiera de los que estaban all¨ª.
La parroquia de San Andr¨¦s Ap¨®stol, abarrotada ya media hora antes del inicio del funeral a las seis de la tarde, rebos¨® hasta las escalinatas durante el oficio, mientras centenares de personas ten¨ªan que seguir la misa en la calle. Los tres coches con los f¨¦retros de las chicas, a los que acompa?aron decenas de ramos y coronas de flores, abandonaron el lugar cerca de las siete de la tarde con esos cientos de vecinos haci¨¦ndoles un respetuoso pasillo, en medio de un espeso silencio roto s¨®lo por susurros y llantos apagados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.