Sin pudor
Sin verg¨¹enza y sin pudor, como espet¨® no hace mucho Elena Salgado a la ruidosa bancada del PP en el Congreso. El gremio de la gaviota carece del m¨¢s elemental sentido de pudor ¨¦tico porque del otro e innecesario (el corporal) tienen en la Iglesia avezados maestros del m¨¢s puro farise¨ªsmo, como pone de manifiesto el triste espect¨¢culo de la pederastia clerical. Carecer de pudor ¨¦tico es lo que les lleva a reincidir en la realidad virtual a modo de exagerada cortina de humo o huida hacia delante. ?Recuerdan ustedes el fant¨¢stico v¨ªdeo promocional de CACSA que empezaba con aquello de Cuentan muchas historias sobre la ciudad y todas incre¨ªbles? S¨ª, aquel v¨ªdeo en el que una voz en off de gran calidad nos informaba de cosas como "cuentan que all¨ª los coches circulan a m¨¢s de 300 kil¨®metros por hora y que los leones campan a sus anchas" o "cuentan que hay edificios que parecen de otro planeta y que todas sus calles acaban en elmar". El ejercicio finalizaba con un sorprendente "cuentanmuchas historias sobre esa ciudad y todas son ciertas". Para recordarnos tantas y tan obvias virtudes acaban de desplegar en la ciudad un cartel/Decaux que no desmerece: "Esta ciudad es de otro mundo" (sic) en el que el perfil calatraviano se combina con un azul e infinito Mare Nostrum. Gente sin verg¨¹enza y sin pudor que hieren el sentido com¨²n y la inteligencia y pretenden enrasar la aculturaci¨®n y el pensamiento vac¨ªo a su propio nivel pleistoc¨¦nico. A uno (a un servidor sin ir m¨¢s lejos) le puede gustar su ciudad e incluso la puede estimar aun a costa de sufrir los efectos de la barbarie cultural y la cotizaci¨®n al alza del cinismo. Puede incluso aceptar la necesidad de transmitir una cierta anticipaci¨®n optimista del futuro, pero todo tiene un l¨ªmite y aunque estar en el mapa (egregia obsesi¨®n de la alcaldesa) no es malo per se, habr¨ªa que a?adir el "seg¨²n y c¨®mo" porque no est¨¢ tan claro que sea bueno que hablen de uno aunque sea para mal. Lamentablemente, llevamos ya una temporadita saliendo con frecuencia en la primera p¨¢gina nacional, y no para bien. Los abusos urban¨ªsticos de a?os atr¨¢s, la destrucci¨®n de nuestras costas, la Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa en ingl¨¦s, la bacanal de G¨¹rtel aunque los 50.000 folios "no digan nada nuevo" y, last but not least, el conflicto in crescendo de El Cabanyal. Lo que es incre¨ªble es que se utilice la Gran V¨ªa madrile?a como argumento para proseguir la innecesaria y est¨²pida prolongaci¨®n de Blasco Ib¨¢?ez "pese a quien pese" y que hayamos visto im¨¢genes de la actuaci¨®n policial que nos retrotraen al vergonzoso desalojo de La Punta que el v¨ªdeo A tornallom testifica y recuerda. Puestos a manipular la historia y a ignorar los contextos culturales de cada momento, podr¨ªamos llevar la avenida del Oeste hasta el puente de San Jos¨¦, prolongar la calle de la Paz y enlazarla con la del Mercado (Santa Catalina se trasplanta y ya est¨¢), desecar y urbanizar la insalubre Albufera o recuperar el Cardu y Decumanus de nuestros fundadores los romanos. La prepotencia y la incultura siempre han sido los ingredientes b¨¢sicos de los c¨®cteles explosivos. La ciudad, nuestra ciudad es, pese a quien pese y tenga los votos que tenga, excesivamente dual (o excesivamente polarizada desde el punto de vista urban¨ªstico y social) y manifiestamente mejorable. Y ni pasan cosas incre¨ªbles (o s¨ª, seg¨²n se mire) ni es una ciudad de otro mundo. Mucho trabajo por hacer es lo que hay y dejaremos para otro d¨ªa el detalle. Menos sacar pecho y presumir de incultura y m¨¢s modestia y creatividad. Y ustedes, sufridos conciudadanos, inmun¨ªcense, aviven el seso y despierten, como dec¨ªa el poeta, y recuerden aquello de que las ¨²nicas masas que importan son las cerebrales. Y, mientras tanto, practiquen la risoterapia y vean en la tele el magn¨ªfico programa de ?Qu¨¦ vida m¨¢s triste! en el que Borja, el protagonista, ha puesto a Basauri en el mapa sin tantas alharacas ni dispendios.
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