Tenacidad en medio de la desgracia
Los brigadistas se sobrepusieron en Fornelos a la p¨¦rdida de sus compa?eros y trabajaron contrarreloj a oscuras para reducir el incendio de madrugada
No es inhabitual que el 10 de agosto, por San Lorenzo, arda Fornelos de Montes, que anda estos d¨ªas de celebraci¨®n por sus fiestas patronales. El calor reseco de los veranos del interior de la provincia de Pontevedra invita a las llamas, que peri¨®dicamente invaden los montes, arrasando matorral y eucaliptos.
Por eso las brigadas antiincendios suelen estar acostumbradas a trabajar en la zona, pero a la tensi¨®n natural de las cuadrillas se le sumaba en la madrugada de ayer otro factor: la rabia por la muerte de dos compa?eros a los que el viento traicion¨®, tal como acostumbra cuando sopla por rachas y cambia caprichosamente de direcci¨®n. "No s¨¦ nada, nos han llamado hace un rato para dar el relevo, s¨ª hemos o¨ªdo que ha cogido a dos compa?eros", comentaba un operario sudoroso a la altura de San Vicente de Oitav¨¦n, una de las parroquias de Fornelos.
Tampoco ayuda a afrontar la tarea con empe?o saber que el fuego fue intencionado, tal como confirm¨® ayer la Xunta. El incendiario o incendiarios prendieron el incendio junto a un antiguo vertedero a la altura de Rial, no muy lejos del n¨²cleo de Fornelos, pasadas las diez de la noche, y una hora despu¨¦s ya estaban las cuadrillas sobre el terreno. Julio Mart¨ªnez da Silva, tomi?¨¦s de 27 a?os, y Rodrigo Amo Gonz¨¢lez, de 35 y natural de Nigr¨¢n, fueron de los primeros en llegar y, seg¨²n los indicios, se vieron rodeados por el humo y las llamas al adentrarse en una pista ciega, sin salida.
Las llamas se extendieron por la noche con rapidez. Un polic¨ªa auton¨®mico comentaba preocupado que tem¨ªa que cruzasen Fornelos y entrasen en Mondariz.
El trabajo en los cortes de la carretera local era intenso. Bomberos y brigadistas trataban de evitar que las llamas saltasen el cortafuegos de la pista asfaltada y avanzasen ladera abajo. Algunos vecinos se reun¨ªan en las curvas para observar el desempe?o de los apagafuegos. A pesar de su esfuerzo continuado, no faltaba el paisano protest¨®n. "No est¨¢n apagando nada", se quejaba uno.
Fornelos es un municipio poco poblado, con apenas 2.000 habitantes censados repartidos entre las parroquias. La Guardia Civil trat¨® de convencer a los vecinos de las ¨¢reas m¨¢s pr¨®ximas al siniestro de que dejasen sus casas por precauci¨®n. Poco caso les hicieron. En A Arrotea, pasadas las tres de la ma?ana, Carlos, su mujer y su hija peque?a contemplaban entre la somnolencia y la preocupaci¨®n la evoluci¨®n de la l¨ªnea de las llamas, que atravesaba longitudinalmente un buen trecho de monte. "La casa no se deja as¨ª como as¨ª", explicaba el hombre.
A pocos metros de su vivienda, una pista de tierra llevaba monte arriba hasta un peque?o rellano, resguardado del humo y las cenizas. All¨ª llevaban ya un buen rato montando guardia los conselleiros de Presidencia y Medio Rural, Alfonso Rueda y Samuel Ju¨¢rez, reunidos en corro junto a un todoterreno con el delegado de la Xunta en Pontevedra, Jos¨¦ Manuel Cores Tour¨ªs, y el director general de Montes, Tom¨¢s Fern¨¢ndez-Couto. Todos con semblante circunspecto, preocupados, hablando casi entre susurros.
Un responsable de los equipos de extinci¨®n baj¨® al rato para comentar a los pol¨ªticos el estado de la operaci¨®n. Todo apuntaba, seg¨²n relat¨®, a un acto criminal, y las horas que quedaban de oscuridad ser¨ªan cruciales para domar las llamas antes de que el amanecer y el aumento de la temperatura las reavivasen. El alcalde, Seraf¨ªn Mart¨ªnez (PSOE), que tambi¨¦n estuvo por la zona hasta bien entrada la madrugada, comentaba al d¨ªa siguiente que ya en las jornadas previas se hab¨ªan detectado focos en los mismos puntos que ayer.
Tras hablar con los pol¨ªticos, el responsable de las brigadas se excus¨® y volvi¨® a la tarea, mientras en el claro ya estaba el coche f¨²nebre. "Sacadme el logotipo", pidi¨® el enterrador a una camar¨®grafa, antes de que un grupo de brigadistas regresasen de las llamas con los restos de sus compa?eros, trasladados por el veh¨ªculo funerario al Hospital Nicol¨¢s Pe?a de Vigo para hacerles la autopsia. Pol¨ªticos y periodistas se fueron a continuaci¨®n, pero el trabajo de control continuaba. Se acercaban las cinco de la ma?ana. Siete horas despu¨¦s, el presidente de la Xunta, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, daba el incendio por controlado.
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