Conciencia de clase bajo tierra
La 'marcha negra' de la miner¨ªa llega hoy a Le¨®n y confluye con la huelga general.- Bruselas decide prorrogar las ayudas al carb¨®n hasta 2014
Pacificados los disturbios, hoy concluye en Le¨®n capital la segunda marcha negra de la historia. Unos 200 mineros de los grupos Alonso y Viloria (que todav¨ªa deben la n¨®mina de agosto a 2.800 trabajadores) se unir¨¢n a la manifestaci¨®n convocada con motivo de otra huelga, la general. Exigen cobrar, y exigen que se firme el real decreto que permite a las centrales t¨¦rmicas reanudar la combusti¨®n de hulla hasta 2012.
Esto ¨²ltimo ya est¨¢ resuelto. Bruselas ha dado, hoy tambi¨¦n, su visto bueno a las ayudas al carb¨®n, pero con fecha de caducidad a finales de 2014. En Espa?a quedan 8.000 empleados, cifra muy inferior a la de hace 25 a?os, cuando el sector daba trabajo a m¨¢s de 50.000 personas. Pero en Castilla y Le¨®n, Asturias y Arag¨®n protestan muy cohesionados: cortan carreteras, se encierran, se declaran en huelga de hambre. La subdelegaci¨®n de Gobierno leonesa juzga excesivos algunos hechos, como aquel artefacto pirot¨¦cnico que impact¨® sobre un helic¨®ptero, sin consecuencias. O el incendio en una monta?a.
"El minero siempre ha sido as¨ª, alguien especial, dotado de una aureola incluso legendaria", explica el escritor y acad¨¦mico Luis Mateo D¨ªez, oriundo de Villablino. "Sin embargo", a?ade, "la situaci¨®n que viven hoy los trabajadores por culpa de una clase pol¨ªtica desorientada y de unos empresarios que se dan a la rapi?a es pat¨¦tica". Para otro acad¨¦mico leon¨¦s, Jos¨¦ Mar¨ªa Merino, "esa entereza con la que el minero encara los obst¨¢culos demuestra que este trabajo crea un esp¨ªritu solidario".
Entre las historias de lucha minera est¨¢ la del polaco Piotr Redzik. No extrae carb¨®n ni entiba. A sus 52 a?os, hace cortes en la tierra, abre v¨ªas, ayudado de su estatura y de sus poderosos brazos. Piotr siempre acud¨ªa al gimnasio de Bembibre tras salir de la mina del Pozo de Casares, en Tremor de Arriba (Alto Bierzo). Eso ocurri¨® hasta que el due?o de la explotaci¨®n, Manuel Lamelas Viloria, dej¨® de pagar. Redzik, que naci¨® en Katowice, se encerr¨® hace 24 d¨ªas en Pozo de Casares junto a 13 compa?eros. Imitaron a los 52 mineros que se confinaron d¨ªas antes en Velilla del R¨ªo Carri¨®n (Palencia). Ahora quedan nueve, seis de ellos polacos. Otros han abandonado por problemas f¨ªsicos. Para no perder la forma, Piotr, ha montado un gimnasio utilizando piedras, barras y una polea. "Hemos acabando ejercit¨¢ndonos todos", apunta Pedro Leite, portugu¨¦s, de 35 a?os.
Encerrarse fue decisi¨®n propia, no de los sindicatos. Aun as¨ª, representantes de CC OO, UGT y otras centrales suelen visitarles. No solo se ejercitan; matan el rato leyendo la prensa y jugando al p¨®ker. El Ayuntamiento de Ig¨¹e?a les costea tres comidas diarias. Se lavan, orinan y defecan como buenamente pueden. Para oler mejor, Piotr ha esparcido pastillas de jab¨®n sobre su colcha.
Los rostros de los mineros, ennegrecidos, barbas casta?as, recuerdan aquellas im¨¢genes del ex presidente polaco Lech Walesa dirigi¨¦ndose a los astilleros en los a?os ochenta.
Afuera, entre los familiares y vecinos se extiende la idea de que el due?o se sirve de los trabajadores encerrados para sus intereses. A las pancartas de "Queremos un futuro para el carb¨®n" se han sumado las de "Empresarios, ladrones, pagad lo que deb¨¦is".
Pese a que han recibido 367 millones en ayudas, los patronos Manuel Lamelas y Victorino Alonso no pagan. Por eso una hilera de 200 cuerpos, en fila de dos, mono azul y casco blanco, surca las comarcas leonesas. Los mineros partieron el martes 21 de Villablino. En el vergel del recorrido, repleto de repechos, abundan los casta?os. Y pilas de carb¨®n extra¨ªdo de las cuencas.
Cerrando la columna, Daniel G¨®mez, de 24 a?os, tres como ayudante en una mina asturiana, propiedad de Victorino Alonso. Su hermano Jos¨¦ Manuel muri¨® en 2007, cuando su veh¨ªculo cay¨® por un terrapl¨¦n. Es el minero escoba de la segunda marcha negra. Su progenitor lo fue de la primera, en 1992. "Algunos se acordaron de mi padre y me lo propusieron, como algo simb¨®lico".
Otro de los benjamines, Teodoro Suares, hijo de caboverdianos, naci¨® en Villablino hace 23 a?os. Adolfo, uno de sus cinco hermanos, falleci¨® el a?o pasado. "Se enganch¨® con un cable y un tren que transportaba carb¨®n lo arroll¨®", cuenta sin demasiada aflicci¨®n. Los dos lloraron el pasado jueves en Ponferrada, donde confluy¨® la mayor manifestaci¨®n de esta localidad. Acab¨® donde acampan ocho mineros: frente a las oficinas de Alonso y Viloria.
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