No podemos estar haciendo pr¨¢cticas cont¨ªnuamente
Muchos profesionales han dado la espalda a Espa?a, ya que sus gobernantes nos la han dado a nosotros
Hast¨ªo, tedio, aburrimiento. Palabras sin¨®nimas que hacen referencia a un mismo concepto y que recuerdan a Moravia. En este caso el autor describ¨ªa a un joven desganado por su situaci¨®n burguesa, que aborrec¨ªa la clase social de la que proven¨ªa. Pues bien, sentimientos como los que he descrito son los que experimentamos los j¨®venes de este pa¨ªs y no por el mismo motivo que el protagonista de La Noia. Nosotros, tenemos en mi opini¨®n un motivo de queja: la prohibici¨®n de trabajar, que se traduce en la negaci¨®n de un derecho fundamental del ser humano, que le permite evolucionary poder demostrar su val¨ªa. En nuestro pa¨ªs hay muchos j¨®venes que valemos y que hemos estudiado muy duro y hemos renunciado a muchas cosas para poder acabar nuestra formaci¨®n de la mejor manera posible.
Voy a redactar brevemente mi trayectoria personal. Seguramente muchos se vean reflejados en ella y otros tantos compartan algunos de los puntos de vista expuestos a continuaci¨®n.
Todo empez¨® un soleado mes de setiembre de 2002. Aquel oto?o empec¨¦ con mucha ilusi¨®n como muchos otros estudiantes mi trayectoria universitaria. En aquel entonces combinaba mis estudios con otros cursos extrauniversitatios y con un trabajo de camarero que normalmente me ocupaba los fines de semana. Hasta ah¨ª todo bien, pues suele ser la vida de toda persona joven que se halla en fase de preparaci¨®n. Todo lo contrario ser¨ªa poco corriente, no puede uno l¨®gicamente empezar la casa por el tejado.
El dinero que fui ahorrando durante el transcurso de cada uno de los a?os acad¨¦micos lo empleaba en hacer cursos de verano en el extranjero para mejorar el nivel de mis idiomas. Pude as¨ª ampliar mis horizontes y ver c¨®mo funcionan las cosas en otros lugares, no tan lejanos a nuestra querida patria.
Una vez acab¨¦ la licenciatura, decid¨ª a?adir a ¨¦sta un m¨¢ster que me llev¨® hasta Alemania. All¨ª estudi¨¦ tres a?os de mi vida que fueron muy provechosos no solo a nivel acad¨¦mico, si no que adem¨¢s fueron muy buenos personalmente. Pude trabajar en diferentes ¨¢mbitos, tanto en el acad¨¦mico como docente de espa?ol, as¨ª como en dos empresas alemanas con sede en Berl¨ªn.
Pues bien, a d¨ªa de hoy estoy inscrito en un programa de doctorado y actualmente disfruto de una beca de ocho meses en Par¨ªs para aprender el franc¨¦s e investigar en la biblioteca nacional. Afronto este reto con ilusi¨®n, aunque a veces un sentimiento de tristeza me invade y hace que la desgana se adue?e de m¨ª, ya que visto lo visto, la creaci¨®n de empleo en Espa?a en la actualidad es nula. Y para ser sinceros, a m¨ª me gustar¨ªa volver a la larga a m¨ª pa¨ªs, porque aunque no sea perfecto y carezca de cosas, no deja de ser el lugar donde me siento m¨¢s a gusto.
Para despu¨¦s de mi beca intento buscar un trabajo en mi ¨¢mbito que satisfaga mis expectativas. No pido entrar de jefe ni mucho menos cobrar millones, simplemente quiero encauzarme y que se me pague m¨ªnimamente por ello, no podemos estar haciendo pr¨¢cticas cont¨ªnuamente. Llevo ya un par de pr¨¢cticas hechas y no me considero incapacitado para tomar cierta responsabilidad en un trabajo.
Por una parte, en Espa?a los j¨®venes nos encontramos desamparados. No tenemos ninguna ayuda por parte del Gobierno. Las becas existentes son mucho menores en comparaci¨®n con las de otros pa¨ªses, donde los estudiantes pueden hacerse con una beca f¨¢cilmente mostrando un expediente con buenas puntuaciones.
Por otra parte, considero que deber¨ªa haber m¨¢s inspecciones de trabajo para limitar as¨ª las plazas de becarios y obligar a las empresas a contratar a un cierto n¨²mero de personas reci¨¦n licenciadas. No pedimos nada m¨¢s que una oportunidad para poder hacer aquello que m¨¢s nos gusta y que eso est¨¦ m¨ªnimamente recompensado con un salario que d¨¦ para cubrir las necesidades b¨¢sicas.
Si no se pone una soluci¨®n, esta situaci¨®n se ir¨¢ agravando cada vez m¨¢s. Muchos profesionales ya han tirado la toalla y han dado la espalda a Espa?a, ya que sus gobernantes nos la han dado a nosotros ya hace mucho tiempo. Es una verg¨¹enza que ante esta situaci¨®n, los de arriba hagan o¨ªdos sordos a este panorama tan desagradable y triste.
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