"Somos la octava potencia mundial y nos trat¨¢is como un pa¨ªs de quinta fila"
Moratinos se quej¨® a EE UU por las trabas para normalizar la relaci¨®n bilateral.- La Administraci¨®n Bush admite que jug¨® al "palo y la zanahoria" con Espa?a
El Gobierno espa?ol despleg¨® una clara estrategia en p¨²blico y sobre todo en privado para recuperar las relaciones con EE UU, pero las heridas abiertas por la retirada de las tropas espa?olas de Irak en mayo de 2004 tardaron mucho en cicatrizar. Los cables de la embajada de Madrid muestran c¨®mo el Gobierno de Bush us¨® el incidente para tratar de sacar el m¨¢ximo provecho en la presi¨®n sobre la direcci¨®n de la pol¨ªtica exterior espa?ola con una estrategia de "palo y zanahoria", como ellos mismos la definieron. Mientras Espa?a hac¨ªa concesiones en Afganist¨¢n, en la reconstrucci¨®n de Irak, en el uso de las bases espa?olas y en otros frentes como el caso Couso o los vuelos de la CIA, EE UU manten¨ªa una dura presi¨®n frente a los gestos de Zapatero hacia pa¨ªses como Venezuela o Cuba, llegando a provocar cierta desesperaci¨®n en el seno del Gobierno espa?ol. "Somos la octava potencia mundial, pero EE UU nos trata como un pa¨ªs de quinta fila", lleg¨® a quejarse el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, al embajador en 2006.
EE UU aprovech¨® desde el primer momento la disposici¨®n espa?ola para mejorar las relaciones para presionar a favor de sus intereses. El embajador Argyros plante¨® que se entrenase a oficiales iraqu¨ªes en Espa?a y que el Ej¨¦rcito espa?ol asumiera mayores responsabilidades en Afganist¨¢n. Con el tiempo, logr¨® ambas cosas.
Tras meses de tensi¨®n y desencuentro, Espa?a mostr¨® su inter¨¦s en normalizar la relaci¨®n. En su discurso en la recepci¨®n real al cuerpo diplom¨¢tico del 13 de enero de 2005, Juan Carlos I proclam¨® que la relaci¨®n con EE UU era un "punto de referencia fundamental" para Espa?a y que hab¨ªa que "desarrollar mejores lazos bilaterales con EE UU a todos los niveles". El director general de pol¨ªtica exterior, Rafael Dezcallar, se acerc¨® enseguida al encargado de negocios de la Embajada de EE UU, Robert Manzanares, para hacerle notar que ¨¦l hab¨ªa escrito esa parte del discurso y que junto a otros gestos, eso ten¨ªa un significado: "Queremos enviar se?ales claras de que queremos volver", le atribuyen que dijo.
Poco despu¨¦s, Manzanares, por entonces al frente de la embajada, defend¨ªa ante Washington la oportunidad de aprovechar la crisis de las relaciones para sacar partido en inter¨¦s de EE UU. "Estamos en la actualidad en una posici¨®n fuerte para influir a Zapatero a adoptar un curso m¨¢s productivo con el que lograr los intereses de EE UU en Espa?a y otras partes del mundo", dec¨ªa. "Por ahora, el uso equilibrado del palo y la zanahoria con el Gobierno espa?ol ha puesto a Espa?a en la direcci¨®n correcta", se?alaba Manzanares, que advert¨ªa del riesgo de que si segu¨ªan los "desaires", el "orgullo nacional y la humillaci¨®n" podr¨ªan llevar a Zapatero a prestar o¨ªdos sordos a la colaboraci¨®n con EE UU.
Pese a esas reflexiones, en los a?os siguientes hubo m¨¢s palos que zanahorias en la relaci¨®n bilateral. Al menos en dos ocasiones, los papeles de la embajada mencionan que en el modo de llevar la relaci¨®n bilateral con Espa?a se hab¨ªa seguido una estrategia espec¨ªfica dictada por la secretaria de Estado, Condoleezza Rice.
Cerca de cumplir un a?o en el poder, el 6 de abril de 2005, Zapatero recibi¨® en La Moncloa al vicesecretario de Estado de EE UU, Robert Zoellick (actual presidente del Banco Mundial).
El tema m¨¢s espinoso, l¨®gicamente, era el de la relaci¨®n bilateral. "Zapatero dijo que nunca pedir¨ªa a EE UU que hiciera algo que no puede y, a su vez, no quer¨ªa que EE UU le pidiese hacer algo en lo que no cree". Zapatero dijo que entend¨ªa el enfado de Bush por la retirada de tropas de Irak, pero que ¨¦l hab¨ªa dejado clara su postura en la campa?a electoral y hab¨ªa seguido sus "convicciones y compromisos". El presidente del Gobierno lament¨® no haber tenido contactos con la Administraci¨®n de Bush antes de ser elegido, pero culp¨® de ello a que ninguna autoridad estadounidense se hab¨ªa acercado a ¨¦l en sus cuatro a?os como l¨ªder de la oposici¨®n. Una iron¨ªa, dado que Zapatero hab¨ªa visitado EE UU en 1990 en un viaje del Departamento de Estado para j¨®venes l¨ªderes. Seg¨²n Zapatero, en aquel viaje y despu¨¦s ha aprendido que EE UU es un gran pa¨ªs con gran ¨¦xito, que a veces tambi¨¦n "crea grandes problemas", seg¨²n el entrecomillado que le atribuyen.
Ese mismo mes, el ministro de Defensa, Jos¨¦ Bono, se entrevist¨® con Manzanares para preparar su visita al secretario de Defensa , Donald Rumsfeld, en Washington. Bono no quer¨ªa que la entrevista se centrase en la venta de armas a Venezuela. A su juicio, el PP estaba interesado en arruinar las relaciones entre las Administraciones de Bush y Zapatero, pero el acuerdo era solo para vender patrulleras y aviones de transporte que no pod¨ªan usarse con fines ofensivos. Bono dijo que se lo habr¨ªa explicado ¨¦l mismo a Rumsfeld por tel¨¦fono si hablase ingl¨¦s. Bono se?al¨® que el Gobierno hab¨ªa decidido asumir m¨¢s responsabilidades en Afganist¨¢n, mantenido las tropas en Kosovo, colaborando con EE UU en Hait¨ª y facilitado el uso de las bases de Rota y Mor¨®n. "Parece que hacemos todo lo que quiere EE UU, pero que aun as¨ª a EE UU no le gusta lo que hacemos", protest¨®. "Queremos que se nos premie por nuestra cooperaci¨®n con EE UU, no que se nos haga pagar un peaje".
Rumsfeld le hizo dos encargos personales a Bono: que reconociera que hab¨ªa cometido errores como ministro de Defensa al criticar la pol¨ªtica exterior de EE UU por su "falta de experiencia" y que se manifestase en contra de levantar el embargo de armas a China. Bono cumpli¨® esos encargos en la reuni¨®n del Consejo Espa?a-EE UU en Sevilla, a mediados de mayo, lo que, seg¨²n el relato de la embajada, provoc¨® que tanto Moratinos como Trinidad Jim¨¦nez le llamasen para protestar por el modo en que hab¨ªa planteado la cuesti¨®n china.
La llegada de Eduardo Aguirre, a mediados de 2005, como nuevo embajador gener¨® una cascada de declaraciones de buenas intenciones entre las partes. El 12 de julio, Aguirre estuvo con Zapatero en La Moncloa durante hora y media de reuni¨®n "cordial y relajada". El nuevo embajador le se?al¨® a Zapatero que el Gobierno de EE UU hab¨ªa pasado la p¨¢gina de la retirada de las tropas de Irak, pero que era m¨¢s dif¨ªcil obviar la ret¨®rica contra el Gobierno de Bush que hab¨ªa seguido a esa retirada.
En octubre, Aguirre se reuni¨® con el presidente del PSOE, Manuel Chaves; con la vicepresidenta primera, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, y con Moratinos. Este ¨²ltimo le dijo que "necesitaban trabajar en juntar a los dos" presidentes, Zapatero y Bush. Aguirre le contest¨® que no lo ve¨ªa posible pronto, dado que las heridas por la retirada de las tropas de Irak segu¨ªan abiertas en parte de la Administraci¨®n Bush. Aguirre dijo que Zapatero necesitaba hacer "algo dram¨¢tico" para cambiar ese estado de ¨¢nimo, algo como, insisti¨® una vez m¨¢s, cancelar la venta de barcos y aviones a Venezuela.
Pasadas las Navidades, el embajador se reuni¨® con Moratinos el 12 de enero para comunicarle que EE UU hab¨ªa decidido denegar la transferencia de tecnolog¨ªa para los aviones de transporte de EADS/CASA que Espa?a quer¨ªa vender a Venezuela y la relaci¨®n pas¨® por uno de los momentos de mayor tensi¨®n. Moratinos se mostr¨® preocupado por el impacto que la decisi¨®n tendr¨ªa en los medios, pero tambi¨¦n se desahog¨® con el embajador y mostr¨® su desesperaci¨®n. "En tono frustrado, Moratinos pregunt¨® qu¨¦ esperaba de Espa?a el Gobierno de EE UU. (...) Moratinos dijo que Espa?a deseaba 'se?ales claras' por parte del Gobierno de EE UU de que la relaci¨®n hab¨ªa mejorado, pero que solo ve¨ªa 'se?ales de castigo', incluida la denegaci¨®n de la transferencia de tecnolog¨ªa a Venezuela", dice el relato de la embajada, que a continuaci¨®n pone en boca de Moratinos las siguientes palabras: "Somos la octava potencia mundial, pero EE UU nos trata como un pa¨ªs de quinta fila. (...) Queremos trabajar con vosotros, pero necesitamos una m¨ªnima se?al pol¨ªtica de que vosotros quer¨¦is trabajar con nosotros. Necesitamos demostrar que las relaciones bilaterales est¨¢n en marcha y no versan solo sobre lo que hacemos en Venezuela y en Cuba".
Al embajador le tranquiliz¨® que esa misma tarde, al encontrarse con Moratinos y el propio Zapatero en una recepci¨®n en el Palacio Real, el enfado hab¨ªa remitido y la preocupaci¨®n de ambos se centraba en la repercusi¨®n medi¨¢tica de la decisi¨®n. Con todo, Aguirre comunic¨® al Departamento de Estado que "Moratinos ha sido una influencia positiva durante todo este episodio, pese a haber tenido que jugar (otra vez) el papel de perdedor en una lucha interna con Bono", y ped¨ªa a Washington que se plantease una entrevista de Moratinos con la secretaria de Estado, Condoleeza Rice.
El propio Moratinos pidi¨® que Rice visitara Madrid tras hacer otra concesi¨®n a EE UU en la primera mitad de 2006. El ministro ten¨ªa planeado visitar Damasco (Siria) a principios de marzo, pero finalmente, ante las protestas de EE UU, decidi¨® anular el viaje "como un gesto de buena fe", seg¨²n explic¨® al embajador Aguirre. En ese momento aprovech¨® para reiterar la invitaci¨®n a Rice, y para preguntar si podr¨ªa entrevistarse con ella en Washington al viajar a la reuni¨®n del US-Spain Council en Florida a mediados de junio. Finalmente, Rice encontr¨® hueco en su agenda para recibir a Moratinos antes, el 3 de mayo.
Las relaciones empezaron a mejorar lentamente. En las comunicaciones de la embajada y en las reuniones con autoridades espa?olas se aprecia c¨®mo la tensi¨®n remite. El momento que marc¨® una cierta normalizaci¨®n de las relaciones fue la visita de Rice a Espa?a el 1 de junio de 2007. "Vemos esta visita como una gran oportunidad de avanzar en nuestras relaciones con Espa?a, y el Gobierno espa?ol comparte esa visi¨®n", se?ala el embajador Aguirre en los papeles preparatorios de una visita en la que la secretaria de Estado se entrevist¨® con el Rey, con Zapatero y con Moratinos. Pese a todo, la confianza no era plena. Aguirre califica en ese documento a Moratinos de "impredecible" y dice que la calidad de las relaciones ha seguido un "err¨¢tico zigzag".
Para el Gobierno de Bush estaba claro que las relaciones nunca ser¨ªan como las que ten¨ªa con Aznar. En varios documentos se hace esa comparaci¨®n y se menosprecian los deseos de Exteriores de lograr una entrevista entre Bush y Zapatero. "Es probable que la relaci¨®n nunca alcance el punto en que los presidentes Bush y Zapatero se puedan sentar juntos", dec¨ªa una comunicaci¨®n de octubre de 2006. Y otra de febrero era m¨¢s contundente: "La relaci¨®n nunca alcanzar¨¢" ese punto. Curiosamente, Zapatero acab¨® pisando la Casa Blanca y estrechando la mano de Bush en noviembre de 2008 con motivo de la cumbre del G-20 celebrada en Washington, cuando Barack Obama ya era presidente electo con el indisimulado entusiasmo del Gobierno espa?ol.
El entonces ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, hizo gestiones incluso para que Espa?a fuera el primer pa¨ªs que visitase Obama. Las comunicaciones de la embajada recogen c¨®mo Zapatero "siente un parentesco espiritual con el presidente Obama y se identifica con ¨¦l de modo personal" y c¨®mo Moratinos quiere lazos "m¨¢s ¨ªntimos, intensos y fluidos" con EE UU. De hecho, en esa fase, el principal problema para la embajada parece ser enfriar ese entusiasmo. "Gestionar las expectativas del Gobierno de Espa?a sobre el calendario y el alcance de la relaci¨®n bilateral ser¨¢ clave para mantener su actual entusiasmo por colaborar en proyectos de inter¨¦s mutuo", se se?ala en la comunicaci¨®n de despedida del embajador Aguirre. El Gobierno espa?ol "no ha ocultado su satisfacci¨®n con el resultado de nuestras elecciones y podr¨ªa tener expectativas poco realistas sobre cu¨¢n pronto visitar¨¢ Obama Espa?a o Zapatero Washington ", advierte el embajador.
El tono de la descripci¨®n de las relaciones bilaterales cambia por completo: "Espa?a es un importante amigo y aliado de EE UU", se?ala un mensaje de diciembre de 2008 y otro de enero de 2010. El nuevo embajador, Alan D. Solomont cultiv¨® esa mejora de la relaci¨®n . Aun as¨ª, hubo roces, como con Kosovo, y disgustos, como la no celebraci¨®n de la cumbre UE-EE UU durante la presidencia espa?ola. La embajada reconoc¨ªa la "profunda decepci¨®n" que hab¨ªa causado en Espa?a, pero el embajador dej¨® claro que nunca hubo un acuerdo al respecto y que la decisi¨®n se deb¨ªa solo a la ocupada agenda de Obama y no conllevaba ning¨²n mensaje oculto. En esta ¨¦poca, el optimismo se impon¨ªa: "Las relaciones bilaterales sobrevivir¨¢n intactas", era la conclusi¨®n de Solomont.
Puedes contactar en Eskup con el autor del art¨ªculo, Miguel Jim¨¦nez | Carlos E. Cu¨¦ | Comenta esta noticia en la red social de EL PA?S | La mayor filtraci¨®n de la historia | Preguntas y respuestas | Ir al especial
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