La Sala del 61 rompe por primera vez la unanimidad
Hasta ahora hab¨ªa votado siempre en bloque contra los 'abertzales'.- Los alineamientos ideol¨®gicos no influyen en las votaciones de la ley de partidos
La Sala Especial del art¨ªculo 61, encargada de la aplicaci¨®n de la Ley de Partidos Pol¨ªticos, y m¨¢s espec¨ªficamente de los intentos de la izquierda abertzale radical por presentarse a todas las elecciones desde la ilegalizaci¨®n de Batasuna, no funciona por las mismas pulsiones que las dem¨¢s salas, donde, seg¨²n que temas, es m¨¢s n¨ªtido el debate entre conservadores y progresistas. Hasta ayer, ninguna de las sentencias contrarias a las distintas formaciones, nuevos partidos, agrupaciones de electores o listas de abertzales empotrados en partidos legales hab¨ªa tenido votos particulares de magistrados disidentes. Todas se hab¨ªan acordado por unanimidad, consenso que ayer se rompi¨® con el voto discrepante a la ilegalizaci¨®n de Sortu de tres magistrados. En general, puede decirse que la Sala Especial, en cuanto toca a la ley de partidos, y m¨¢s concretamente a las formaciones herederas de Batasuna, no vota por bloques ideol¨®gicos.
La mayor¨ªa ha resuelto con mano izquierda las posiciones extremas
Eso no quiere decir que no hubiera habido debates, incluso disidencias que, sin embargo, luego no se plasmaban en votos discrepantes expl¨ªcitos. El caso m¨¢s sonado de esas discrepancias en la Sala Especial se registr¨® en mayo de 2009, en la votaci¨®n sobre la lista de los candidatos de Iniciativa Internacionalista-La solidaridad entre los Pueblos (II-SP) a las elecciones europeas, lista que encabezaban el dramaturgo Alfonso Sastre y la abogada Doris Benegas. Cinco magistrados de la Sala Especial -el ponente Jos¨¦ Luis Calvo y cuatro de los magistrados m¨¢s modernos- se pronunciaron a favor de la admisi¨®n de la lista.
Pero no puede decirse que fuese una votaci¨®n ideol¨®gica: seis progresistas, entre ellos algunos tan reconocidos como Juan Antonio Xiol, Gonzalo Moliner, Fernando Ledesma o Encarnaci¨®n Roca, votaron junto a conservadores tan decantados como ?ngel Calder¨®n o Juan Saavedra, en contra de admitir la lista de Sastre. En total, 11 votos a cinco, en contra de la admisi¨®n. Se acord¨® que el auto no contuviera votos disidentes, por lo que oficialmente fue una decisi¨®n un¨¢nime.
En alg¨²n otro caso, las posiciones extremas se han resuelto con mano izquierda por parte de la mayor¨ªa. As¨ª sucedi¨® cuando, en el debate sobre la inscripci¨®n de ASB (Abertzale Sozialisten Batasuna) en mayo de 2007, el magistrado conservador Manuel Marchena, que acaba de acceder al Supremo, plante¨® la inadmisi¨®n de las demandas del Gobierno y de la Fiscal¨ªa por una cuesti¨®n de forma. Aquel momento se super¨® sobre la marcha, dando un tr¨¢mite de audiencia a los demandantes. Tras reanudarse la deliberaci¨®n, un grupo de conservadores entre los que estaban Marchena, el presidente del Supremo Francisco Hernando y ?ngel Calder¨®n, intentaron ilegalizar, "de oficio", al partido Acci¨®n Nacionalista Vasca (ANV). La mayor¨ªa se impuso y el debate sobre la ilegalizaci¨®n no prosper¨®.
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