'Superzapatero' ante la puerta de salida
Al presidente le ha crecido un signo de interrogaci¨®n encima de la cabeza
A Zapatero nadie le tose, ni le critica, ni le cuestiona. Zapatero todo lo puede y a Zapatero nadie le echa del partido. Para eso sac¨® al PSOE del pozo de la oposici¨®n donde agoniz¨® ocho a?os y le llev¨® a las m¨¢s altas cotas de poder institucional que haya conocido nunca ese partido. Por eso ahora, cuando su popularidad ha tocado un suelo que nunca conocieron otros presidentes, rozando el muy deficiente de la escuela; cuando su partido renquea a m¨¢s de diez puntos de distancia del PP en todas las encuestas; cuando el paro crece y crece sin que nada parezca detener ese ascenso maldito; cuando ha decepcionado a colectivos que le subieron a un altar en sus primeros a?os de Gobierno y ahora le han buscado un hueco en el infierno por sus medidas econ¨®micas para salvar Espa?a, Zapatero se ha plantado ante la puerta de salida y le ha crecido un signo de interrogaci¨®n encima de la cabeza.
Y mientras duda, en el partido llueven las elucubraciones y se oyen silbar las balas de las primeras escaramuzas. "Chac¨®n nunca ser¨¢ nada en este partido, qu¨¦ se ha cre¨ªdo", sueltan unos. "Los abuelos no pueden suceder a los nietos. Rubalcaba es el pasado", contestan otros.
En ese duelo soterrado, apenas sugerido pero muy consolidado, los dos protagonistas de la pelea guardan silencio en p¨²blico. Mientras tanto Zapatero, con la solemnidad que le caracteriza, cuenta a los suyos que tomar¨¢ la mejor decisi¨®n para Espa?a y para el partido.
Hasta ahora, el presidente del Gobierno hab¨ªa optado, seg¨²n su propio convencimiento, por tomar las mejores decisiones para Espa?a a sabiendas de que pod¨ªan ser las peores para el futuro electoral de su partido. ?se ser¨¢ el legado que quiere dejar a las pr¨®ximas generaciones: sacrific¨® los votos de su partido por la prosperidad de Espa?a.
Ahora, en la l¨ªnea de meta de su mandato como presidente, est¨¢ dispuesto a hacer compatible el bien de Espa?a con el del PSOE. Y en esas, no acaba de decidir si renuncia ahora o despu¨¦s del 22 de mayo. O no renuncia, que desear¨ªan algunos que sin Zapatero ven su futuro pol¨ªtico especialmente negro.
Nadie le va a empujar para que haga una cosa u otra. Si acaso, algunos amigos de siempre o conocidos de ahora le aconsejar¨¢n y ¨¦l escuchar¨¢ antes de tomar su propia decisi¨®n. Porque nadie como Zapatero sabe medir los tiempos, dicen sus admiradores, aunque sea en este caso para preparar la derrota m¨¢s anunciada de los ¨²ltimos a?os.
Porque Zapatero es superzapatero, nadie le tose, nadie le manda, nadie le impone nada, aunque su partido se desangre cada d¨ªa; su popularidad se haya divorciado sin remedio de la opini¨®n p¨²blica; y el debate sobre su continuidad haya dejado a los candidatos socialistas sin argumentos para acudir esperanzados a la cita del 22-M.
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