Brabo: "Si perd¨ªa la esperanza sab¨ªa que iba a acabar como un andrajo en una celda"
El fot¨®grafo Manu Brabo, prisionero de las tropas de Gadafi durante mes y medio, relata su cautiverio
Con camiseta azul y flanqueado por sus padres, Manuel y Victoria, entre gritos de bravo -o Brabo-, visiblemente cansado pero con una t¨ªmida y animada sonrisa. As¨ª se ha presentado el fotoperiodista Manu Brabo, pasada la una de la tarde, ante la prensa y amigos que lo aguardaban en el aeropuerto de Barajas. El mi¨¦rcoles fue liberado por el Gobierno libio tras haber permanecido arrestado por las tropas de Gadafi desde el pasado 5 de abril.
El primero en romper el hielo ha sido su padre, que exultante y muy emocionado ha querido agradecer el apoyo de todos los compa?eros y amigos de su hijo que se han movilizado -pidiendo su liberaci¨®n con concentraciones y a trav¨¦s de Internet-, durante los 44 d¨ªas que ha durado su cautiverio en Libia, y especialmente el de Diego Ruiz, el representante de la Embajada y el Ministerio de Asuntos Exteriores, "que nos ha mantenido con la esperanza viva tanto tiempo".
"El d¨ªa que nos capturaron la cagamos"
"Cuando me capturaron estaba realizando el sue?o de mi vida, y lo estaba haciendo bien"
Luego le ha llegado el turno a Brabo. Entre l¨¢grimas ha mostrado su reconocimiento a sus compa?eros. "No s¨¦ ni cuando cojones voy a merecer todo lo que hab¨¦is hecho por m¨ª". Luego, con gesto fatigoso, los ojos enrojecidos parapetados tras un rizo lacio y rebelde que no se ha apartado de la cara, el fotoperiodista ha relatado c¨®mo ha sido su cautiverio en Libia. Directo y conciso, como si quisiera abreviar con las palabras su duro y extenuante mes y medio de encierro, Brabo ha suavizado la crudeza de su particular odisea con dosis de cinismo, e incluso de humor negro. Con esta retranca asturiana Brabo ha restado protagonismo a su persona, ha limado el drama de su experiencia y le ha dado mayor relevancia, al mismo tiempo.
"El d¨ªa que nos capturaron la cagamos", ha comenzado su relato Brabo. El periodista ha explicado c¨®mo los rebeldes -"el ej¨¦rcito de Pancho Villa", los ha llamado ¨¦l- los abandonaron a ¨¦l y a los periodistas James Fowley, Claire Morgane y Ant¨®n Hammerl al comenzar un contraataque de las tropas de Gadafi -"los Gadafos"-. Comenzaron a disparar contra ¨¦l y sus otros tres compa?eros -Hammerl result¨® malherido y su familia lo da por muerto-, luego los capturaron, los ataron y empezaron a darles "culatazos". En Brega los sometieron por separado y con los ojos vendados a un interrogatorio y tras dos d¨ªas en un calabozo los "arreglaron" para una "especie" de entrevista para la televisi¨®n Libia. Despu¨¦s los trasladaron a Tr¨ªpoli junto con un equipo de la NBC. Esa fue la primera vez en la que Brabo pens¨® que pod¨ªan liberarles, ya que durante el trayecto les ofrecieron te y bocadillos y el equipo de la NBC -al que tambi¨¦n hab¨ªan capturado- estaba seguros de que iban a soltarlos en breve. Los del equipo de televisi¨®n s¨ª fueron repatriados. Brabo y sus compa?eros permanecieron 12 d¨ªas en un centro militar de detenci¨®n solos en una celda de aislamiento. Luego los trasladaron a un juzgado. De nuevo pensaron que los iban a liberar, pero entonces fue cuando les acusaron de haber entrado ilegalmente en el pa¨ªs y de ejercer el periodismo sin permiso. A continuaci¨®n los llevaron a una celda con ocho presos. "Por lo menos est¨¢s hablando, mucho mejor que solo en una celda", ha apostillado con iron¨ªa Brabo. Fue en la c¨¢rcel cuando el alcaide le facilit¨® un tel¨¦fono para contactar con su familia. "Estaba muy preocupado, porque t¨² sabes que est¨¢s vivo, pero no sabes lo que ellos pueden estar pensando. Luego resulta que mis padres sab¨ªan m¨¢s que yo".
Volvi¨® a acudir al juzgado en varias ocasiones pero sin sacar nada en claro. Luego los llevaron a una villa de la capital Libia, "con cama, espejo y platos de gambas. Justo entonces se le ocurre a la OTAN bombardear Tr¨ªpoli", ha resumido Brabo. Lo cambiaron a otra villa "con tele, cama y Coca Cola". Los periodistas la llamaban la Granja de engorde: "Nos tuvieron all¨ª comiendo hasta lograr que pareci¨¦ramos personas". Ese hecho reaviv¨® su esperanza. Una esperanza que Brabo ha confesado que nunca perdi¨®. "Decid¨ª que si lo hac¨ªa acabar¨ªa siendo un andrajo en una celda".
Por fin, el lunes de la semana pasada les llevaron de nuevo a los juzgados "y el fiscal que el primer d¨ªa nos hab¨ªa acusado se puso una toga y se convirti¨® en juez". El nuevo magistrado le asegur¨® que quedar¨ªa libre. Algo que sucedi¨® 10 d¨ªas despu¨¦s. El mi¨¦rcoles lo llevaron en un lujoso Mercedes hasta un hotel donde estaba la prensa. "All¨ª nos ofrecieron volver o quedarnos a trabajar legalmente porque nos daban la visa", ha concluido en una media sonrisa.
Brabo se ha referido a su compa?ero Ant¨®n Hammerl. "No tengo ni idea de su paradero. La ¨²ltima vez que lo v¨ª estaba p¨¢lido y con las tripas fuera", ha dicho.
El fot¨®grafo ahora quiere descansar, disfrutar y estar con su familia y los suyos. De momento no se plantea regresar a Libia -"si me vuelven a cazar me van a joder bien"-. Sin embargo, no descarta volver pronto a la aventura. "El d¨ªa que me pillaron estaba realizando el sue?o de mi vida, y lo estaba haciendo bien". De momento tendr¨¢ que esperar. Ni siquiera va a regresar inmediatamente a su Gij¨®n natal. "Ahora lo que me apetece es tomar unas cervezas con los colegas de aqu¨ª, y si puedo me quedar¨¦", ha dicho Brabo, aunque acto seguido ha consultado con sus padres. "?Vosotros qu¨¦ quer¨¦is hacer?".
De nuevo entre bravos, -o Brabos-, se ha ido acompa?ado de los suyos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.