Falsa naturalidad
El presidente Obama acudi¨® esta semana al show de Jay Leno, el aut¨¦ntico l¨ªder de la televisi¨®n estadounidense. Antes hab¨ªa visitado la residencia de Antonio Banderas, o sea, que acelera su maquinaria electoral. La entrevista con Leno fue una ocasi¨®n para comprobar el gran atributo de Obama sobre otros l¨ªderes. Es absolutamente natural. Su manera de sentarse, por ejemplo, es relajada, casi como una pantera dom¨¦stica, cautiva instant¨¢neamente. Sus palabras mezclan lo coloquial con la sofisticaci¨®n de quien tambi¨¦n es lector. Su sonrisa es amplia. Sobre todo, fija su mirada en su interlocutor.
Los caballeros hablaron del pa¨ªs que es ahora potencia inestable. "En el pr¨®ximo a?o me gustar¨ªa ver a menos personas indignadas en las calles de nuestras ciudades", declar¨® Obama. Hablaron de Halloween, quiz¨¢ para darle m¨¢s autenticidad al encuentro. Leno le interrog¨® sobre la extraordinaria cantidad de calabazas que la pareja presidencial hab¨ªa adquirido en una granja en Virginia. Obama se limit¨® a recitarle una serie de recetas afroamericanas con la calabaza como ingrediente principal. El p¨²blico deliraba. Leno terci¨® que mientras la primera dama se compromete en una campa?a para mejorar la alimentaci¨®n de los estadounidenses, Obama siempre se deja fotografiar comiendo hamburguesas chorreantes de k¨¦tchup y cebolla frita. Los dos se partieron de la risa. Obama agrego, jocoso: "Cada ma?ana, cuando me despierto y voy al gimnasio, Michelle lleva all¨ª m¨¢s de media hora y ha corrido en la cinta al menos diez millas".
El espect¨¢culo de la entrevista de Jay Leno a Obama era magn¨ªfico: el elixir de lo que podr¨ªamos definir como falsa naturalidad o naturalidad medi¨¢tica
El espect¨¢culo televisivo era magn¨ªfico. Un presidente exprimiendo su naturalidad al m¨¢ximo, para seducir a la audiencia. Ese elixir es lo que podr¨ªamos definir como falsa naturalidad, la naturalidad medi¨¢tica. Fue inevitable imaginar qu¨¦ suceder¨ªa en Espa?a si Rajoy y Rubalcaba acudieran a una entrevista similar. ?Ser¨ªan capaces de crear tanta falsa naturalidad delante de la c¨¢mara o, por el contrario, no saber rebelarse a la natural reserva del espa?ol?
En cualquier caso, ser¨ªa interesante que tanto los estilistas como los consejeros de la campa?a presidencial estudiaran esta entrevista, a pesar de que necesiten un traductor. Cada vez que vemos un pol¨ªtico en nuestra televisi¨®n, parece demasiado reci¨¦n despierto y empe?ado en que no quede fuera ning¨²n t¨®pico. Muchas veces no saben mirar al entrevistador, cautivarle igual que a la audiencia. A¨²n no entienden que la televisi¨®n desnuda y viste a todo el mundo. El verdadero talento de Obama es transmitir un mensaje y saberse sentar como una pantera naturalmente relajada, cauta y temible a la vez.
La naturalidad se puede aprender. Basta con estudiar a fondo documentos como este. Incluso podr¨ªa plantearse una visita del se?or Duran i Lleida a El hormiguero para que, en vez de guillotinarlo, como a Dani Mart¨ªn, le inventen un experimento donde pueda cambiar de sexualidad por un minuto cat¨®dico. A lo mejor la experiencia le tranquiliza y cambia ese gesto crispado, poco natural, que quita votos.
Angela Merkel no deja de sorprendernos tambi¨¦n con su recia naturalidad. Durante los debates sobre el futuro del euro, del que deber¨ªa nominarse como Cancilleresa Absoluta y pasar a ser una nueva Carlos V, Merkel vivi¨® un gran momento de naturalidad cuando entreg¨® a Sarkozy esa monada de osito de peluche para su hijita Giulia, todo un alarde de correcta administraci¨®n y encanto luteranos. Seg¨²n retrata Paris Match (que es un ?Hola! republicano), Sarkozy telefone¨® desde el m¨®vil a su esposa y esta quiso ponerse directamente con Merkel para agradecerle. Las fotograf¨ªas son tan divertidas como el encuentro de Obama con Leno: Merkel parece describir el peluche a la madre, pero sin soltar la estilogr¨¢fica con la que firmar¨¢ el destino de nuestra moneda. Sarkozy observa arrobado. Mientras Francia disimula su debilidad, Alemania disimula su fuerza.
?C¨®mo habr¨¢ reaccionado Merkel al enterarse de que su ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, se ha comprado un chalet de dos millones de euros en Mallorca (que los alemanes con naturalidad han rebautizado como Malle) para vivir junto a Michael Moronz, su guapo marido, coleccionar arte y jugar golf todo el a?o? ?Sabe Duran i Lleida que esta pareja homosexual disfruta de 2.000 metros de propiedad a pocas millas marinas de Barcelona, sin necesidad de apoyo psicol¨®gico?
La noticia de esta adquisici¨®n del ministro de Exteriores alem¨¢n reanima la sociedad mallorquina, que siempre se queja de que para ir de una fiesta a otra hay que recorrer toda la isla para encontrarse siempre con las mismas caras y la misma sexualidad. Mientras en Alemania arrecian las cr¨ªticas al dispendio del matrimonio, Guido y Michael ser¨¢n una pareja a invitar no solo a los eventos relacionados con la normalizaci¨®n gay, sino tambi¨¦n a discusiones econ¨®mico-pol¨ªticas y de presupuestos familiares, porque son un claro ejemplo de que en la crisis a¨²n se puede hacer dinero e invertirlo en algo lujoso que consigue pasar casi desapercibido. Es m¨¢s, deber¨ªan trasladarse completamente a Espa?a, y poder participar en la oferta de eventos de lujo que se celebran en Madrid todas las semanas. En la entrega de los premios Telva fue tal la sobrepoblaci¨®n de trajes largos y superlargos que un invitado lleg¨® a afirmar que a partir de esa noche deber¨ªan someterse, como todo, por favor, a alg¨²n recorte. Mar Flores ofreci¨® la soluci¨®n: esmoquin masculino con cors¨¦ muy femenino. Menos tela, m¨¢s estela.
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