Al que fren¨® a los espa?oles
Estaba en proceso de beatificaci¨®n civil, pero el nuevo Gobierno le ha relevado. Pere Navarro, director general de Tr¨¢fico durante las dos ¨²ltimas legislaturas socialistas, se va con la satisfacci¨®n del trabajo bien hecho. No por haber aguantado a tres diferentes ministros del Interior en este pa¨ªs tan dado a la m¨¢xima de ¡°cada torero, su cuadrilla¡±, sino que, sobre todo, durante su gesti¨®n el n¨²mero de muertos en carretera pas¨® de 4.000 al a?o a 1.479 en 2011, la cifra m¨¢s baja en 50 a?os (y entonces era otra Espa?a, otras carreteras, otros autom¨®viles y otros conductores). Su sucesora al frente de la DGT, Mar¨ªa Segu¨ª, que asegura que seguir¨¢ su l¨ªnea ¡ªha dejado planes hasta 2020¡ª, le ha agradecido sobre todo su ¡°labor de marketing¡± para que la sociedad tomara conciencia del ¡°grav¨ªsimo¡± problema de la siniestralidad en carretera. Es verdad que pocos han logrado tanta notoriedad p¨²blica al frente de una direcci¨®n que se suele ver como esencialmente represora, aunque su cometido principal sea otro. Se hizo famoso cuando all¨¢ por 2005 explic¨® que si uno va circulando y le para la Guardia Civil, la primera impresi¨®n que se tiene es: ¡°La he cagado¡±. Probablemente a ¨¦l mismo le ocurri¨® cuando su coche oficial fue multado por sobrepasar ampliamente la velocidad l¨ªmite.
Pere Navarro no ha inventado nada. Esencialmente, ha aplicado recetas francesas y de otros pa¨ªses; pero lo ha aplicado en una Espa?a que parec¨ªa ind¨®mita, lo que no es poco. Navarro ser¨¢ recordado por el carn¨¦ de puntos, un recuerdo indoloro para los que los conservan, y odiado por los que los han perdido, y con ellos el permiso de conducir. Pero tampoco cabe olvidar que la reforma de la Ley de Seguridad Vial, del C¨®digo Penal en estas materias y del procedimiento sancionador han sido claves a la hora de lograr esos resultados en las carreteras espa?olas, aunque cuenten tambi¨¦n otros factores. Hoy, siguiendo costumbres que hace tiempo arraigaron en otras partes de Europa, muchos m¨¢s espa?oles no conducen cuando beben.
Se le critic¨® precisamente por el marketing, unos anuncios escabrosos que han metido miedo en el cuerpo a muchos conductores. Conducir con miedo no es bueno, pero todo sea en aras de los grandes resultados.
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