?Ad¨®nde vas Europa... y Espa?a?
Con su actual arquitectura, la Uni¨®n no puede resolver sus graves y urgentes problemas
Uno. No hay d¨ªa sin su correspondiente sobresalto. As¨ª llevamos algunos a?os desde que estall¨® la crisis. Ya casi no nos acordamos del rescate de Irlanda, y la de billones que pusimos para reflotar los bancos y, luego, el de Portugal y, m¨¢s tarde, vino Grecia y, m¨¢s adelante, la pesadilla del ¡°diferencial¡± de Espa?a, y siempre Grecia y, despu¨¦s, el de Italia por las nubes y otra vez la pobre Grecia, para terminar en una recesi¨®n casi general, con algunos crecimientos rid¨ªculos aqu¨ª y all¨¢, 65 millones de parados, el nivel de vida menguando y nuestro modelo social aguijoneado por diferentes flancos, sufriendo sucesivas dentelladas. Con ufano talante se sostiene que en Alemania, el modelo, no hay casi parados pero se reconoce que siete millones de personas, la mayor¨ªa j¨®venes, ganan algo m¨¢s de 400 euros al mes. Por este camino vamos al desprestigio de la idea de Europa, de los partidos, de los sindicatos, a la debilidad de la democracia y al crecimiento de las fuerzas de la extrema derecha, como ya est¨¢ sucediendo en no pocos pa¨ªses. Es como si no atin¨¢ramos con la herida que nos est¨¢ desangrando y que est¨¢ originando una indignaci¨®n generalizable si no fuera porque quien podr¨ªa accionarla, organizadamente, est¨¢ a¨²n m¨¢s d¨¦bil, o despistada, que el sufrido ciudadano. Tengo la impresi¨®n de que hay quien piensa, en las alturas de ciertos poderes, que no hay adversario y que, en consecuencia, es llegado el momento de ir a por todas. Lo tremendo es que quiz¨¢ tengan algo de raz¨®n, pues los que deber¨ªan poner pi¨¦ en pared y corregir esta situaci¨®n demuestran no tener, de momento, suficiente pegada a nivel europeo y la gente, desconcertada, esta sumida en el desamparo o, en su caso, en la protesta dispersa.
Hay que reducir el d¨¦ficit y lanzar un plan de reactivaci¨®n econ¨®mica para crear empleo
Dos. En un reciente Informe sobre el Estado de la Uni¨®n Europea: el a?o de la gran prueba, de la fundaci¨®n Alternativas, se explica por qu¨¦ hemos llegado a esta situaci¨®n y cuales ser¨ªan algunas de las medidas a tomar para superar este ag¨®nico trance. El fondo de la cuesti¨®n es que con la actual arquitectura de la Uni¨®n ¨¦sta no es capaz de hacer frente a los problemas y si no la reformamos con urgencia la salida de la crisis ser¨¢ ¡ªcomo est¨¢ siendo¡ª harto dolorosa, con riesgo de desacreditar el propio proyecto europeo. No se puede tener una moneda ¨²nica sin un gobierno de la econom¨ªa. No se puede funcionar con un Banco Central Europeo que carece de los atributos de la FED americana o del banco de Inglaterra. No se pueden mantener 27 sistemas fiscales, cada uno de su padre y de su madre, haci¨¦ndose la competencia. Y un gobierno de la econom¨ªa supone un gobierno de la pol¨ªtica porque la pol¨ªtica es, entre otras cosas, la econom¨ªa concentrada. La complejidad aumenta cuando no todos los pa¨ªses de la Uni¨®n tienen el euro como moneda. Ergo el gobierno de la econom¨ªa y, por ende, de la pol¨ªtica, tendr¨ªa que circunscribirse a los pa¨ªses del euro por cuanto los que est¨¢n fuera podr¨ªan no tener inter¨¦s en someterse a las reglas comunes. La cuesti¨®n es que las instituciones de la Uni¨®n ¡ªParlamento, Consejo, Comisi¨®n¡ª est¨¢n dise?adas para los 27 estados y no solo para el Eurogrupo. ?C¨®mo entonces establecer una arquitectura democr¨¢tica que controle ese gobierno de la econom¨ªa y de la pol¨ªtica? Probablemente, estableciendo un mecanismo de intervenci¨®n de los parlamentos nacionales junto al parlamento europeo. En todo caso, es urgente dar respuesta a estas cuestiones pues no podemos seguir parcheando y apretando las clavijas de la ciudadan¨ªa hasta que esta salte, harta de aguantar tanta incompetencia y abuso.
Tres. Lo cierto es que la actual pol¨ªtica econ¨®mica de la zona euro est¨¢ conduciendo a un callej¨®n sin salida. No hay que saber mucha econom¨ªa para comprender que si cortamos, dr¨¢sticamente, los gastos reducimos el d¨¦ficit y la deuda o, por el contrario, si nos lanzamos a gastar m¨¢s de lo que ingresamos aumentaremos ambas. Lo exigible a gobernantes id¨®neos es que reduzcan el d¨¦ficit y la deuda al mismo tiempo que invierten lo suficiente para reactivar la econom¨ªa y crear empleo. Nuestro drama es que tenemos gobernantes que no son capaces de "caminar y masticar chicle al mismo tiempo". Se podr¨ªa reducir el d¨¦ficit a un ritmo no talib¨¢n, al mismo tiempo que se lanza un plan europeo de reactivaci¨®n econ¨®mica por el crecimiento y el empleo. Porque sin crecimiento, a partir de un cierto umbral, ni hay empleo, ni hay pago de la deuda y, por el contrario, m¨¢s d¨¦ficit y m¨¢s desempleo. Es alucinante escuchar ahora a los gobernantes europeos, despu¨¦s de a?os de crisis y de millones de parados, que quiz¨¢ haya que pensar en hacer algo para reactivar la econom¨ªa pues solo con recortes no se va m¨¢s que al infierno. Los medios para poner en pr¨¢ctica un plan de este tipo existen. Hay copiosos fondos no utilizados, hay billones de euros cuando se ha tratado de salvar bancos; se pueden subir los impuestos a los m¨¢s pudientes; se debe establecer ya el impuesto sobre las transacciones financieras que, seg¨²n el comisario Barnier, proporcionar¨ªa 57 mil millones de euros; se pueden poner en circulaci¨®n los eurobonos, etc¨¦tera. Lo que no hay es voluntad pol¨ªtica para hacerlo, ni fuerzas pol¨ªticas y sociales, todav¨ªa, que empujen para forzar esa voluntad pol¨ªtica.
Nuestro pa¨ªs no saldr¨¢ del hoyo por muchas reformas agresivas? que imponga el Gobierno
Cuatro. Los pa¨ªses m¨¢s perjudicados con la actual pol¨ªtica son los m¨¢s d¨¦biles, entre ellos Espa?a, al margen de las ideas que cada uno tenga. Nuestro pa¨ªs no saldr¨¢ del hoyo por s¨ª solo, tir¨¢ndose del pelo, por muchas reformas agresivas y antisociales que imponga el Gobierno. S¨®lo conseguir¨¢ deprimir a¨²n m¨¢s al pa¨ªs y generar, quiz¨¢, m¨¢s rechazo ciudadano, es decir la mejor f¨®rmula para aumentar la productividad. Necesitamos cambiar el modelo productivo porque una parte del actual no sirve para nada: minifundio empresarial; exceso de sectores bajos en productividad; insuficiente I+D+i; deficiente formaci¨®n profesional; fracaso escolar, disfunciones administrativas; sistema financiero que no cumple, totalmente, con su funci¨®n, por no hablar de m¨¢s de cinco millones de parados en tendencia hacia los seis millones, con el 45% de los j¨®venes sin empleo y un 25 % de la poblaci¨®n en el umbral de la pobreza. Que m¨¢s tiene que suceder para que nos demos cuenta de que estamos ante una situaci¨®n de emergencia nacional, con riesgo de decadencia del pa¨ªs para mucho tiempo. Ser¨ªa necesario un gran pacto econ¨®mico-social (tipo pactos de la Moncloa, con otro contenido), como propusimos algunos hace a?os sin ning¨²n ¨¦xito y as¨ª seguimos, aqu¨ª y en Europa, empecinados en el error. Espero que no acabemos con un poeta versificando aquello de¡ "Fue un tiempo de mentira, de infamia. A Espa?a [y Europa, digo yo] toda / la malherida Espa?a, de carnaval vestida / nos la pusieron, pobre y escu¨¢lida y beoda / para que no acertara la mano con la herida".
Nicol¨¢s Sartorius es vicepresidente ejecutivo de la Fundaci¨®n Alternativas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.