Adri¨¤ en el Palau Robert
La exposici¨®n reci¨¦n inaugurada en la sala 3 del Palau Robert de Barcelona admite distintas lecturas. Junto a la historia de los 50 ¨²ltimos a?os de El Bulli, cap¨ªtulos estrat¨¦gicos en la trayectoria de este m¨ªtico restaurante, los visitantes se sumergen en los sistemas de trabajo y el pensamiento de quien ha renovado el lenguaje de la alta cocina entre finales del siglo XX y principios del XXI. No es una novela que se lea de un tir¨®n, tiene m¨¢s miga de lo que a primera vista aparenta.
Junto a incontables documentos, portadas de peri¨®dicos, emails, papeles privados, pel¨ªculas y an¨¦cdotas personales, se exponen numerosos testimonios de audacia, ingenio y talento. ¡°Ferran Adri¨¤ y ElBulli, riesgo, libertad y creatividad¡±, es el t¨ªtulo que reza en todas partes.
Como yo he vivido en primera persona parte de estas secuencias, he sentido cierta nostalgia al recordarlas. En 1999 cuando su figura a¨²n no ten¨ªa tanta trascendencia, El Pa¨ªs Semanal le dedic¨® una portada: ¡°?El mejor cocinero del mundo?¡±
Que yo sepa, hasta ese momento ning¨²n otro medio de comunicaci¨®n se hab¨ªa atrevido a nada semejante. Supuso un antes y un despu¨¦s en su trayectoria, como ¨¦l mismo reconocer¨ªa.
Cinco a?os m¨¢s tarde, en 2003 fue portada en el New York Times; en 2004 la revista ¡°Time¡± lo incluir¨ªa entre los personajes m¨¢s innovadores del a?o; en 2007 en el escenario de Madridfusi¨®n 60 periodistas internacionales lo designar¨ªan el cocinero m¨¢s influyente del planeta, y en 2009, por quinta vez consecutiva, el jurado de Restaurant Magazine elige a El Bulli como el mejor restaurante del mundo. El mismo a?o en el que Matt Groening, el creador de Los Simpsons, lo inmortaliza con una caricatura. Su palmar¨¦s es apabullante, ya lo sabemos.
Igual de arrolladora que su lista de platos, ideas y conceptos. Desde su llegada a ¡°El Bulli como simple aprendiz en 1983 hasta el momento en que cerr¨® sus puertas el 30 de julio de 2011, Adri¨¤ y su equipo desarrollaron 1846 recetas. La muestra refleja muchas de ellas, como la menestra en texturas, el tu¨¦tano con caviar, las ostras con aire de zanahorias o el falso caviar de mel¨®n. Y se recrea en territorios tan significativos como las deconstrucciones, las sferificaciones y las espumas.
Da lo mismo. Lo que a m¨ª m¨¢s me impresiona es la racionalidad de su sistema creativo, la manera en que relaciona t¨¦cnicas y conceptos con un perfeccionismo obsesivo. Procesos de trabajo que hoy en d¨ªa ser¨ªan extrapolables a otros ¨¢mbitos de la actividad econ¨®mica y que explican por qu¨¦ Adri¨¤ es requerido en tantos foros como conferenciante.
Tan solo me queda la duda si su revoluci¨®n tiene un fundamento est¨¦tico, como me insinu¨® en su d¨ªa mi amigo Toni Massan¨¦s (Director de la Fundaci¨®n Alicia), algo que me descoloca. Lo que yo ignoraba es que todos los platos que se serv¨ªan en El Bulli se replicaban antes con ingredientes de plastilina. ¡°Un simple control de calidad de producci¨®n¡±, me respondi¨® ayer Ferran Adri¨¤ cuando hablamos por tel¨¦fono.
La exposici¨®n del Palau Robert es tan solo un embri¨®n de lo que ser¨¢ el nuevo Bullifoundation y el fondo documental Bullipedia a partir de 2014.
El futuro del nuevo universo Adri¨¤ asoma a la vuelta de la esquina.
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