Un cierre concertado
El pacto para la gesti¨®n del fin de ETA pretende evitar iniciativas unilaterales contraproducentes
El acuerdo sobre la gesti¨®n del fin de ETA que todos los partidos, excepto Amaiur y UPyD, suscribieron el martes, tiene entre sus objetivos m¨¢s obvios evitar iniciativas unilaterales que puedan resultar inoportunas o contraproducentes para ese fin. Por ejemplo, la planteada por UPyD instando al Gobierno a promover la ilegalizaci¨®n de las coaliciones Bildu y Amaiur.?
Esa decisi¨®n corresponde al Tribunal Constitucional, y las posibilidades de que prospere son nulas. Bildu ya pas¨® ese filtro, y Amaiur, que es el resultado de la agregaci¨®n a Bildu de Aralar, cuya legalidad nadie cuestiona, no podr¨ªa tener un destino diferente. Sostener que con posterioridad a las decisiones de los tribunales han aparecido ¡°hechos sobrevenidos¡± que aconsejar¨ªan revisarlas resulta sorprendente teniendo en cuenta que el hecho m¨¢s relevante acontecido desde la legalizaci¨®n de Bildu ha sido la declaraci¨®n de cese definitivo de la actividad terrorista por parte de ETA.
Si el Gobierno hubiera hecho caso a lo que le empujaba a hacer UPyD, lo m¨¢s probable habr¨ªa sido una derrota que solo podr¨ªa favorecer a la izquierda abertzale. Especialmente si la iniciativa provocase la divisi¨®n de los partidos democr¨¢ticos: entre los nacionalistas y los que no lo son, o entre el PP y el PSOE. Es l¨®gico por ello que el ministro del Interior se opusiera la semana pasada a la propuesta de Rosa D¨ªez, y que haya buscado el acuerdo con socialistas y nacionalistas para hacerle frente con una posici¨®n compartida.
El resultado ha sido un acuerdo impulsado por PP, PSOE y PNV y suscrito por casi todos los partidos. Su contenido apenas va m¨¢s all¨¢ de las cuestiones de principio, pero es significativo que comience por constatar que lo anunciado por ETA el 20 de octubre no es una tregua m¨¢s sino el fin de su actividad terrorista, por m¨¢s que se resista a oficializar su disoluci¨®n. Que Amaiur use su influencia para que esa disoluci¨®n se produzca sin demora ni contrapartidas es lo que ayer plante¨® Rajoy al portavoz de la coalici¨®n. Si la izquierda abertzale lo hiciera, no ser¨ªa un mero gesto ret¨®rico, sino la forma de manifestar su renuncia a sacar ventajas pol¨ªticas de una hipot¨¦tica disoluci¨®n negociada.
Que Amaiur no d¨¦ ese paso es un problema, como lo es para la convivencia la apelaci¨®n de la izquierda abertzale a un ¡°conflicto pol¨ªtico¡± no resuelto para negarse a condenar atrocidades ante las que call¨® en su d¨ªa, como el asesinato hace 10 a?os de una ni?a de seis en Santa Pola, cuyos autores han sido juzgados hace dos d¨ªas. O como lo es el auge del independentismo que ha seguido a la retirada de ETA. Pero son problemas que no se resuelven ilegalizando partidos; la derrota de ETA no los soluciona, pero permite afrontarlos por medios pol¨ªticos. Ese, y no el que le dio Amaiur, es el ¨²nico sentido posible de la declaraci¨®n del ministro del Interior de que el problema de ETA no es hoy solo policial, sino pol¨ªtico. As¨ª lo ha acabado por admitir el PP, pero no UPyD, que se resiste a admitir que lo que fue conveniente antes del 20 de octubre ser¨ªa ahora contraproducente.
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