La leyenda del empresario excelente
Los ciudadanos creen que la reforma generar¨¢ m¨¢s desempleo porque desconf¨ªan del mundo empresarial
El desempleo es la principal preocupaci¨®n de los espa?oles, seg¨²n las ¨²ltimas encuestas del CIS, con raz¨®n m¨¢s que sobrada. Para paliarlo el gobierno propone, entre otras cosas, una Ley de Reforma Laboral, que ha cosechado toda suerte de protestas y comentarios, pero sobre todo la convicci¨®n en buena parte de los ciudadanos de que generar¨¢ m¨¢s desempleo, porque desconf¨ªan del mundo empresarial. No creen que los empresarios est¨¦n deseando contratar a la mayor cantidad de gente posible, sino que aprovechar¨¢n las facilidades de despido para reducir plantillas. ?Por qu¨¦ esta desconfianza generalizada?
Que la confianza en los pol¨ªticos es poca queda patente en el hecho de que constituyan la tercera preocupaci¨®n de los espa?oles, de nuevo seg¨²n el CIS. Pero ?qu¨¦ ocurre con los empresarios?
Desde los a?os setenta del siglo pasado el mundo empresarial se ha visto inundado de expresiones ¨¦ticas: direcci¨®n por valores, c¨®digos ¨¦ticos, auditor¨ªas ¨¦ticas, responsabilidad social empresarial, c¨®digos de buen gobierno, banca ¨¦tica, banca solidaria, comercio justo, consumo responsable, observatorios de responsabilidad y de ¨¦tica, certificaciones ¨¦ticas. Y, sin embargo, la crisis que venimos padeciendo desde 2007 parece mostrar que las declaraciones no se han plasmado en las realizaciones, y esa disonancia hace que las gentes no perciban a las empresas como aliadas en la construcci¨®n de una mejor sociedad.
Pero eso no es bueno, ni para las empresas, que necesitan generar reputaci¨®n para inspirar confianza y ser competitivas, ni para la sociedad que necesita empresas capaces de crear puestos de trabajo, de generar la riqueza material e inmaterial indispensable para que cada quien pueda elegir sus planes de vida buena. Como bien dec¨ªa Sen, una buena empresa es un bien p¨²blico. Y, sin embargo, en Espa?a rara vez se ve al empresario como un aliado en la construcci¨®n de un mundo mejor, como el necesario compa?ero de viaje para llegar a ?taca. Esto tiene ¡ªcreo yo¡ª una historia.
Dec¨ªa el fil¨®sofo MacIntyre que se puede detectar la moral distintiva de una ¨¦poca y lugar a trav¨¦s de ¡°sus personajes¡± morales, y pon¨ªa ejemplos de ello. Al leerlo me preguntaba cu¨¢les ser¨ªan los personajes de una ¨¦poca crucial en la historia de Espa?a, como el Siglo de Oro, y llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que ser¨ªan el Soldado (sea el tercio de Flandes, el Conquistador o el caballero andante), el Santo y el P¨ªcaro. El Soldado busca gloria y fortuna; el Santo, la salvaci¨®n del alma ajena y propia; el P¨ªcaro es el antih¨¦roe, que pretende sobrevivir a costa de la estupidez ajena y suele salir trasquilado.
Los conservadores tampoco se han esforzado por escribir relatos que presenten la parte positiva del mundo empresarial
Pero, curiosamente, ninguno de ellos se relaciona con la producci¨®n de riqueza material o con el comercio de mercanc¨ªas. Tal vez sea ¨¦sta una de las razones por las que Espa?a no prosperara econ¨®micamente, aun teniendo una excelente posici¨®n geoestrat¨¦gica para el comercio. Sus formas de vida m¨¢s apreciadas no se relacionaban con la creaci¨®n ni con el intercambio de riquezas.
Y es cierto que en nuestra literatura apenas se encuentran obras cuyos personajes sean empresarios, convertidos en h¨¦roes a los que imitar. En lo que recuerdo, El se?or Esteve de Santiago Rusi?ol o La ceniza fue ¨¢rbol de Ignacio Agust¨ª son excepciones que tampoco intentan presentar a sus protagonistas como ideales morales.
Ciertamente, los ¨²ltimos tiempos no han mejorado las cosas. El pensamiento progresista no incluye en sus relatos a los empresarios entre sus personajes morales. No lo han hecho ni el marxismo, ni el anarquismo ni el cristianismo progresista. Pero tampoco los conservadores se han esforzado por escribir relatos que presenten la parte positiva del mundo empresarial, los beneficios que pueden aportar las empresas. Y la actual crisis est¨¢ siendo el ¨²ltimo cap¨ªtulo de una historia en la que esos relatos heroicos quedan descartados.
Por lo que hace a la Espa?a actual, los personajes podr¨ªan ser el Deportista, del estilo de Nadal, atractivo por su buen hacer, el Cantante, que una buena cantidad de j¨®venes quisieran ser por su ¨¦xito social, el inevitable P¨ªcaro, pero ahora de cuello blanco y cantidades fabulosas y, como alguien me dijo, el Funcionario. No tanto porque sea un ideal moral al que imitar, como precisamente porque tiene un puesto de trabajo seguro que le evita correr los riesgos empresariales.
Dicen los entusiastas del storytelling, de la necesidad de contar relatos para generar adhesiones a la propia causa, que es preciso hacerlo tambi¨¦n en el mundo empresarial. Habr¨ªa que contar buenas historias. Pero ¡ªy esto no debe olvidarse nunca¡ª historias verdaderas. Como que una empresa crea 20 puestos de trabajo al d¨ªa, hace fijos a los trabajadores, monta guarder¨ªas para ellos, ofrece buenos productos con buen precio, cuida del entorno social.
Es tiempo de escribir en la vida cotidiana el relato ver¨ªdico de los empresarios excelentes, de los que sobresalen por sus buenas pr¨¢cticas beneficiando a la sociedad. Y es tiempo de hacerlo porque las nuevas medidas gubernamentales han puesto en manos de las empresas una enorme responsabilidad, la de crear puestos de trabajo para quienes los necesitan para vivir. Como dec¨ªamos en aquel juego de la infancia ¡°t¨² la llevas¡±, son los empresarios quienes ahora la llevan.
Adela Cortina es catedr¨¢tica de ?tica y Filosof¨ªa Pol¨ªtica de la Universidad de Valencia y Directora de la Fundaci¨®n ?TNOR.
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