Preservar la equidad
El debate sobre el copago sanitario se abre paso ante la necesidad de aumentar los ingresos
Las elecciones andaluzas est¨¢n actuando como un dique de contenci¨®n para, entre muchas otras cosas, un debate que avanza de forma soterrada: la posibilidad de introducir formas de copago en determinados servicios p¨²blicos, comenzando por los sanitarios, para obtener ingresos adicionales con los que financiarlos. Mientras la vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa echaba ayer balones fuera evitando pronunciarse, el presidente de Galicia, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, que fue gestor del antiguo Insalud, abogaba por introducir un copago general en los medicamentos en funci¨®n de la renta. Otros dan por hecho que la f¨®rmula de cobrar un euro por receta aprobada en Catalu?a debe extenderse a toda Espa?a.
El debate tiene una gran trascendencia pol¨ªtica. Garantizar la sostenibilidad financiera del sistema sanitario p¨²blico es, sin duda, el problema pol¨ªtico m¨¢s importante y m¨¢s complejo que debe afrontar este pa¨ªs. Permitir que se degrade por falta de inversi¨®n ser¨ªa la peor de las pol¨ªticas y pondr¨ªa en riesgo la viabilidad del que es el principal instrumento de equidad y de redistribuci¨®n de la riqueza. De hecho, eso ya est¨¢ ocurriendo: el gasto medio por habitante y a?o ha descendido y ahora no solo seguimos por debajo de la media de la eurozona sino que ha aumentado la diferencia con el gasto medio de los pa¨ªses de la OCDE. Evitar la descapitalizaci¨®n del sistema sanitario p¨²blico es pues un imperativo que debemos afrontar con urgencia.
Otra cosa es la forma de hacerlo. El copago es una de las posibles medidas, y no hay que tener miedo a ese debate. Tambi¨¦n hay otras, en el ¨¢mbito de la racionalizaci¨®n del gasto, que no deben eludirse. Como con los medicamentos, el copago puede ser beneficioso para recaudar y para evitar el consumo innecesario. Pero puede tener efectos adversos. Depende de la dosis y de la forma de administrarlo.
Es evidente, por ejemplo, que introducir un copago en funci¨®n del nivel de renta es m¨¢s equitativo que un copago lineal por receta, especialmente si la cuant¨ªa es suficientemente elevada como para que tenga efectos recaudatorios relevantes. Y ambos son m¨¢s equitativos que el copago que ya tenemos, pues en este momento un enfermo en situaci¨®n laboral activa paga el 40% del coste del medicamento tanto si es un parado como si es un ejecutivo bancario altamente remunerado. Y tambi¨¦n paga ese porcentaje un joven mileurista, mientras que un jubilado con pensi¨®n m¨¢xima e importantes rentas de capital no paga nada. Pero un copago en funci¨®n de la renta podr¨ªa ser tambi¨¦n injusto, puesto que la declaraci¨®n de la renta no refleja en Espa?a la situaci¨®n real de riqueza dada la elevada tasa de econom¨ªa sumergida que tenemos. Un problema, como se ve, complejo.
Cualquier medida que se considere para incrementar los ingresos, y es necesario estudiar varias, debe demostrar muy claramente su utilidad y que no afectar¨¢ al n¨²cleo del actual modelo sanitario: su car¨¢cter p¨²blico, universal y equitativo.
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