Liberaci¨®n insuficiente

La liberaci¨®n, tras m¨¢s de una d¨¦cada de cautiverio, de los ¨²ltimos 10 polic¨ªas y militares secuestrados por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) constituye un paso en la buena direcci¨®n, como ha se?alado el presidente Juan Manuel Santos, quien, sin embargo, la consider¨® ¡°insuficiente¡± para iniciar el proceso de paz que pide el grupo narcoguerrillero. Y efectivamente, lo es cuando todav¨ªa varios centenares de civiles permanecen en manos de las FARC. El grupo armado debe liberar a todos sus rehenes, y renunciar a otras formas de violencia.

En febrero pasado, el dirigente de las FARC, Rodrigo Londo?o, alias Timochenko, anunci¨® que su grupo dejar¨ªa de secuestrar a miembros de las fuerzas de seguridad para pedir rescates, lo que no significa abandonar los objetivos pol¨ªticos y econ¨®micos en la toma de rehenes civiles. La demanda de apertura de negociaciones de paz, el compromiso de no secuestrar a miembros de las fuerzas de seguridad y la puesta en libertad de estos ¨²ltimos rehenes reflejan una cierta debilidad de las FARC, que, sin embargo, conservan una gran capacidad de hacer da?o. Sus operaciones se han vuelto m¨¢s puntuales que de ocupaci¨®n de territorio.

En parte, esta situaci¨®n responde tambi¨¦n al ¨¦xito de la nueva estrategia del Gobierno de no intentar grandes y espectaculares operaciones para detener o matar a los l¨ªderes, sino acosar a los mandos intermedios para dificultar as¨ª las comunicaciones entre las decenas de unidades que componen hoy las FARC, y debilitarlas limitando su capacidad operativa y log¨ªstica.

Colombia ha hecho grandes progresos en la lucha contra la inseguridad ciudadana, pero necesita dejar atr¨¢s de una vez por todas esta violenta insurrecci¨®n vieja ya de casi medio siglo. Es un pa¨ªs con un gran futuro. Las FARC, en cambio, no tienen ninguno.