¡®Mein Kampf¡¯, casi mejor no
El Gobierno de Baviera editar¨¢ a partir de 2015 una versi¨®n anotada de la obra de Adolf Hitler
Fue el libro que el Estado, el Tercer Reich, regal¨® a los novios que se casaron entre 1936 y 1945. Probablemente muchos ni lo leyeron, pues es una literatura nada atractiva, y menos para enamorados por muy hitlerianos que se sintieran. Quienes seguramente no le prestaron la atenci¨®n debida al libro que el excabo frustrado escribi¨® en la c¨¢rcel tras su intento de putsch en M¨²nich en 1924, pero deb¨ªan haberlo hecho, son los europeos que luego tuvieron que tratar con y combatir contra ¨¦l. Sus ideas eran claras. En Mein Kampf, por ejemplo, estaba el antisemitismo que llevar¨ªa al Holocausto, pues se afirmaba que ¡°el jud¨ªo se ha constituido actualmente en el m¨¢s grande instigador de la devastaci¨®n alemana¡±. O se subrayaba la relevancia del lebensraum, el ¡°espacio vital¡± que le condujo a expandir a Alemania hacia el Este. Todo envuelto en fuentes falsas e ideas enloquecidas, pero que llevaron a Europa a la guerra.
Ahora el Gobierno del land de Baviera ha anunciado que va a publicar una edici¨®n anotada antes de perder, en 2015, los derechos que posee sobre este libro.
Es la primera vez desde 1945 que se va a publicar oficialmente en Alemania. No es que no se haya editado en alem¨¢n; ha aparecido por millones desde entonces en ese idioma y en muchos otros, sin que nadie reclamara los derechos de autor que, formalmente, quedan libres a los 70 a?os de la muerte de su autor. Cualquiera lo puede encontrar en Internet.
El libro se vendi¨® relativamente poco al principio, pero se convirti¨® en el bestseller en Alemania a partir de la toma del poder por los nazis en 1933, e convirti¨® a Adolf Hitler en el autor mejor pagado de su ¨¦poca.
No parece sin embargo que las intenciones del Gobierno b¨¢varo sean comerciales, sino que su objetivo declarado es ¡°desmitificar¡± Mi lucha, que no solo leen los historiadores. Tambi¨¦n los grupos neonazis. No es una decisi¨®n acertada, pues puede dar alas a una extrema derecha que bajo otras formas, a veces poco dismuladas, est¨¢ creciendo en esta Europa que en algunos aspectos inquietantes puede empezar a coger tintes de la de los a?os 30. Conviene recordar el pasado, y no repetirlo. No, mejor nada de Mein Kampf.
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