Criticar a Netanyahu
La obsesi¨®n con Ir¨¢n est¨¢ tapando la falta de perspectivas para unos palestinos soliviantados
Hubo un momento en el que el primer ministro Benjam¨ªn Netanyahu parec¨ªa haber logrado que criticarle por su radicalismo ante la supuesta amenaza de un Ir¨¢n nuclear, que compara a la de un nuevo Holocausto, fuera criticar a Israel. Ya no, pues las cr¨ªticas surgen muy cerca de ¨¦l. Yuval Diskin, antiguo jefe del servicio secreto interno, Shin Bet, le ha acusado p¨²blicamente de tener ¡°sentimientos mesi¨¢nicos¡±. Otros destacados miembros de la comunidad estrat¨¦gica israel¨ª, como Meir Dagan, exjefe del Mossad, se han apuntado a la tesis de que Ir¨¢n no ha decidido a¨²n fabricar la bomba y que un ataque podr¨ªa resultar sumamente desestabilizador para la regi¨®n. De ah¨ª que abogue, como el presidente del pa¨ªs, Shimon Peres, por las presiones y la negociaci¨®n. Tambi¨¦n la opini¨®n p¨²blica est¨¢ mayoritariamente en contra de un ataque israel¨ª en solitario contra las instalaciones nucleares iran¨ªes, aunque no de una operaci¨®n conjunta con EE UU.
El antiguo primer ministro, Ehud Olmert, tambi¨¦n ha pedido cautela frente a la cuesti¨®n iran¨ª. Pero desde un punto de vista electoral, puede que su posici¨®n radical favorezca a Netanyahu, especialmente si, como dio a entender el domingo, se plantea adelantar las elecciones previstas para octubre de 2013, en un momento en que sube su partido, el Likud, mientras su escisi¨®n, el Kadima de Olmert, baja.
El debate sobre Ir¨¢n no debe tapar el hecho de que el proceso de paz para la creaci¨®n de un Estado palestino est¨¢ completamente varado. De vez en cuando Netanyahu alarga la mano para una nueva negociaci¨®n, aunque inmediatamente rechaza toda condici¨®n previa. Acaba de bendecir nuevos asentamientos ilegales en Cisjordania para que los palestinos no tengan duda alguna sobre sus prop¨®sitos. Todo ello es inaceptable para el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, consciente de que los palestinos, sin una primavera propia, esperan a¨²n ver una luz al final del t¨²nel.
Crece mientras tanto la intifada de las c¨¢rceles, la huelga de hambre de dos millares de presos, algo menos de la mitad de la poblaci¨®n palestina encarcelada, en protesta por las detenciones administrativas durante a?os, sin cargos ni juicio. Es evidente que el bloqueo diplom¨¢tico y pol¨ªtico no saldr¨¢ de su punto muerto sin la presi¨®n de EE UU, pero es imposible para Obama en campa?a electoral, con el riesgo de que la tensi¨®n acumulada termine conduciendo a una nueva explosi¨®n violenta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.