Confianza y estabilidad
Las inconsistencias de los planes oficiales no ayudan a despejar las dudas sobre la recuperaci¨®n
La de ayer fue otra jornada aciaga para la Bolsa, arrastrada por las dudas sobre la econom¨ªa de EE UU, pero sobre todo sobre la banca espa?ola despu¨¦s de que el pasado lunes Standard & Poor¡¯s rebajara la calificaci¨®n de 16 entidades espa?olas, unas dudas que hay que despejar con urgencia. La presentaci¨®n ante la opini¨®n p¨²blica espa?ola y las autoridades europeas del Plan de Estabilidad, con un plan adjunto de reformas, como ¡°la espina dorsal¡± de su pol¨ªtica econ¨®mica, de poco ha ayudado para restablecer la confianza. Como gu¨ªa econ¨®mica y como pieza de convicci¨®n ante los inversores el Plan adolece de inconsistencias y debilidades notables que lo convierten en un ejercicio de voluntarismo pol¨ªtico. No se trata de que los objetivos sean incorrectos, puesto que la correcci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico es un compromiso ineludible, sino que el Gobierno parece haber calculado de forma laxa los efectos de la recesi¨®n econ¨®mica sobre el cumplimiento de los ajustes presupuestarios.
La inconsistencia principal parte de proyectar una reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico en nada menos que cinco puntos del PIB durante un ejercicio econ¨®mico que registrar¨¢ una contracci¨®n del 1,7%. Se trata de un supuesto improbable y, por tanto, genera desconfianza entre los agentes financieros y compromete el resto de las proyecciones de estabilidad. Si este a?o no se consigue el 5,3%, en 2013 ser¨¢ imposible llegar al 3% e iniciar la senda de un super¨¢vit primario. El Gobierno se encontrar¨ªa entonces en un aprieto, del que solo podr¨ªa salvarle la Comisi¨®n Europea si decide ampliar el calendario de estabilidad.
Tampoco resulta cre¨ªble la proyecci¨®n de crecimiento. No es f¨¢cil argumentar que desde el -1,7% de 2012 se saltar¨¢ hasta un crecimiento del 0,2% en 2013, no solo por el salto cuantitativo (una mejora de dos puntos) sino tambi¨¦n porque no se explican cu¨¢les ser¨¢n las fuentes de crecimiento. Como en el caso del d¨¦ficit, un error en el pron¨®stico de crecimiento, bastante probable en este cuadro macroecon¨®mico, compromete el resto de las variables decisivas para la recuperaci¨®n econ¨®mica, como es la creaci¨®n de empleo, el consumo y la confianza de la inversi¨®n exterior.
Los instrumentos pol¨ªticos que despliega el Plan tampoco est¨¢n definidos con la suficiente precisi¨®n. El equipo econ¨®mico proclama una declaraci¨®n gen¨¦rica de disciplina en todas las Administraciones p¨²blicas, pero no fundamenta c¨®mo la aplicar¨¢ ni cuantifica los ahorros que se conseguir¨¢n. El plan incurre en una inconsistencia de fondo, que es la de identificar recortes y reformas. Una reforma econ¨®mica ser¨ªa subir el IVA y reducir, a cambio las cotizaciones sociales para crear empleo, pero no est¨¢ claro que esa sea la estrategia del Gobierno; un recorte es transmitir al Estado y a las comunidades aut¨®nomas la instrucci¨®n de que hay que reducir 10.000 millones en Sanidad y Educaci¨®n. Este Gobierno mantiene interesadamente esa identificaci¨®n err¨®nea; pero los ciudadanos empiezan a advertir (y sentir) la diferencia.
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