Putin, el ausente presente en las cumbres del G-8 y la OTAN
Es absolutamente necesario un buen entendimiento entre Rusia y Estados Unidos que abra la posibilidad de un rompedor acuerdo de desarme nuclear en 2013
El pasado 4 de mayo, a tan solo tres d¨ªas de su investidura en el Kremlin, Putin se reun¨ªa a puerta cerrada en su residencia de Novo-Ogaryovo, a las afueras de Mosc¨², con Tom Donilon, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, quien ten¨ªa la misi¨®n de transmitir la determinaci¨®n de Barack Obama de estrechar la cooperaci¨®n con Rusia.
Donilon regres¨® de ese viaje sabiendo que Putin no asistir¨ªa ni a la cumbre del G-8 que se celebrar¨¢ hoy y el s¨¢bado en Camp David ni a la cumbre de la OTAN que tendr¨¢ lugar en Chicago los pr¨®ximos 20 y 21 de mayo. Ello a pesar del gesto que se hab¨ªa hecho de cambiar el G-8 de ciudad para que Rusia se sintiera m¨¢s c¨®moda.
De esta forma, el que iba a ser el primer encuentro entre Obama y Putin, ya como Presidente, se ha aplazado hasta la Cumbre del G-20 en Los Cabos (M¨¦xico), previsto para el 18 y 19 de junio. Y las especulaciones no se han hecho esperar.
Algunos han apuntado a las tensiones surgidas recientemente entre Rusia y Estados Unidos por la respuesta de Putin a las protestas convocadas por la oposici¨®n. Mientras que otros han se?alado motivos m¨¢s relacionados con tensiones y luchas internas de poder.
Sea como fuere, no hay duda de que las dos pr¨®ximas cumbres previstas para este mes afectar¨¢n considerablemente la relaci¨®n entre ambos pa¨ªses. Por razones de seguridad global, en la primera cumbre. Y por la necesidad de acomodar la participaci¨®n de Rusia en la construcci¨®n del escudo anti-misiles de la OTAN, en la segunda.
En cuanto a la seguridad global se refiere, dos asuntos revisten especial importancia para la cumbre del G-8 (adem¨¢s de la econom¨ªa). En primer lugar, el programa de proliferaci¨®n nuclear iran¨ª, cuya ronda de negociaciones volvi¨® a reanudarse el pasado mes de abril tras m¨¢s de un a?o de bloqueo y con una valoraci¨®n positiva por parte de los l¨ªderes al t¨¦rmino de la primera jornada. Rusia, en tanto que miembro permanente del Consejo de Seguridad, participa en estas negociaciones y su cooperaci¨®n para resolver el que constituye uno de los principales problemas del momento es imprescindible.
Los recelos de Mosc¨² han vuelto a aparecer ante la imposibilidad de Washington de dar garant¨ªas legales de que el sistema antimisiles en Europa no va a obstaculizar el potencial estrat¨¦gico de Rusia
Lo mismo podr¨ªa decirse ¨Cpor la relaci¨®n estrat¨¦gica que mantienen ambos pa¨ªses desde la Guerra Fr¨ªa¡ª del papel de Rusia en la resoluci¨®n de la crisis siria. Pa¨ªs cuya situaci¨®n se deteriora cada d¨ªa m¨¢s y donde la posibilidad del fracaso del plan de Kofi Annan y el estallido de una guerra van in crescendo.
Por otro lado, resulta tambi¨¦n fundamental en la cumbre de la OTAN acercar posturas con Rusia en relaci¨®n al sistema de escudos anti-misiles. El principal objetivo de este sistema de defensa es proteger a Europa y a EE.UU de posibles ataques con misiles bal¨ªsticos de corto y medio alcance provenientes de Ir¨¢n y Corea del Norte. Sin embargo, Rusia se muestra esc¨¦ptica ante los verdaderos fines de un escudo que considera que atenta contra su propia seguridad.
En 2009, el ¡°enfoque por fases de adaptaci¨®n (EPAA)¡± lanzado por Obama pareci¨® aplacar las tensiones generadas entre ambos pa¨ªses y permiti¨® firmar el Tratado ¡°Nuevo Start¡±, donde Rusia y Estados Unidos dieron un salto estrat¨¦gico para combatir la proliferaci¨®n de las armas at¨®micas. Y a finales de 2010, durante la Cumbre de Lisboa, los rusos acordaron estudiar una posible cooperaci¨®n en defensa antimisilescon la OTAN.
Sin embargo, los recelos rusos han vuelto a aparecer ante la imposibilidad durante este tiempo por parte de Washington de dar garant¨ªas legales (y no exclusivamente pol¨ªticas) de que la construcci¨®n del sistema antimisiles en Europa no va a obstaculizar el potencial estrat¨¦gico de Rusia.
Tanto es as¨ª que recientemente el jefe del Estado Mayo ruso, Nikol¨¢i Mak¨¢rov, afirm¨® que Rusia no descartaba autorizar ataques preventivos para destruir el escudo antimisiles desplegado en territorio europeo si ve amenazada su seguridad.
Entre los principales argumentos esgrimen, por un lado, la incertidumbre rusa ante la amenaza que puede constituir las fases posteriores de la EPPA para sus misiles bal¨ªsticos estrat¨¦gicos. Y, por otro lado, la oposici¨®n al despliegue de infraestructura militar de EE.UU. en el territorio de los pa¨ªses que se incorporaron a la OTAN despu¨¦s de 1999, como reflexiona Steven Pifer en un art¨ªculo publicado recientemente por Brookings Institution.
Vistos los asuntos a tratar en las dos cumbres y su gravedad hubiera sido conveniente contar con la presencia del Presidente de la Federaci¨®n de Rusia. Adem¨¢s de por el valor que tienen en s¨ª mismas, no podemos perder de vista que unas relaciones entre Rusia y Estados Unidos destensadas son ahora mismo indispensables. M¨¢xime cuando la negociaci¨®n de los asuntos a tratar se prolongar¨¢ en el tiempo y su soluci¨®n no puede considerarse de forma separada, sino como una concatenaci¨®n.
Una soluci¨®n aceptable a estos problemas
Tenemos que hacer todo lo posible para que la propuesta que llevaba Donilon a Putin se materialice. Ese ser¨ªa el momento en el que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, podr¨ªa disfrutar merecidamente del Premio Nobel de la Paz que le fue otorgado en 2009.
Javier Solana es actualmente presidente del ESADE Center for Global Economy and Geopolitics y distinguished senior fellow en la Brookings Institution.
? Project Syndicate
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