Aulas en pie de guerra
La huelga en la ense?anza refleja la frustraci¨®n de un sector castigado por los recortes
La huelga secundada ayer por decenas de miles de profesores y alumnos de todos los niveles educativos es una clara se?al de la frustraci¨®n que est¨¢n generando los recortes presupuestarios en el sector. Sin entrar en la habitual guerra de cifras, lo cierto es que la actividad qued¨® ayer muy reducida en casi toda Espa?a ¡ªla huelga estaba convocada en 14 comunidades¡ª, aunque m¨¢s en la universidades que en el resto de niveles educativos, y que los descuentos que van a seguirse de esta nueva protesta supondr¨¢n un tijeretazo adicional a los ya aminorados salarios de los docentes; un dato que conviene recordar para contrarrestar la frivolidad de quienes pretenden minimizar las protestas tild¨¢ndolas de manifestaciones festivas de funcionarios irresponsables movilizados por meros motivos pol¨ªticos.
No cabe duda de que hay cierta sobreactuaci¨®n en la afirmaci¨®n de que los recortes que est¨¢n acometiendo las Administraciones suponen el desmantelamiento de la educaci¨®n p¨²blica, pero es innegable que estos van a tener efectos preocupantes. Resulta como m¨ªnimo parad¨®jico que los mismos que defienden los recortes de plantilla y las nuevas directrices gubernamentales, que impedir¨¢n contar con un profesor sustituto hasta que el titular supere los 14 d¨ªas de baja, tilden de irresponsables a quienes paran por un d¨ªa en fechas pr¨®ximas a los ex¨¢menes.
La realidad es que el Gobierno central y la mayor¨ªa de los Gobiernos aut¨®nomos, urgidos por la imperiosa necesidad de reducir el d¨¦ficit p¨²blico, han puesto su mirada tambi¨¦n en la voluminosa factura del sector educativo, y este va a sufrir el mayor y m¨¢s r¨¢pido retroceso en muchas d¨¦cadas, pasando en apenas cinco a?os de un gasto del 4,9% del PIB al 3,9%. Es un dato estremecedor para un sistema cuya calidad es deficitaria y que est¨¢ necesitado de todo lo contrario: mayor inversi¨®n y mejor gesti¨®n.
No cabe esperar que una huelga ¡ªaun precedida por innumerables protestas¡ª modifique al decisi¨®n de los gobernantes, pero ser¨ªa conveniente que estos, ejerciendo el sentido de la responsabilidad que reclaman a los dem¨¢s, sean capaces, al menos, de acompasar las medidas de contenci¨®n del gasto con planes de optimizaci¨®n de recursos. Brillan estos por su ausencia, aunque es cierto que no es f¨¢cil reducir el impacto negativo de los recortes en el sector. En una poblaci¨®n empobrecida, con 2,2 millones de menores de 18 a?os que viven en hogares que est¨¢n por debajo del umbral de riesgo de pobreza, seg¨²n el reciente informe de Unicef, elevar las tasas universitarias, reducir el n¨²mero de guarder¨ªas, despedir a miles de profesores, aumentar el n¨²mero de alumnos por aula o eliminar las clases de apoyo son medidas que van a generar una mayor desigualdad social. Son medidas tambi¨¦n que van a erosionar la calidad de la ense?anza p¨²blica y amenzan con hipotecar el futuro de este pa¨ªs. Menospreciar las protestas por todo ello s¨ª es una frivolidad.
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