El cambio hist¨®rico de los socialistas
El descenso del voto socialista y el auge de IU aconsejan que se coliguen para poder gobernar
La crisis ha demostrado que el ego¨ªsmo humano en que se basa la econom¨ªa de mercado, y que bien encauzado resulta eficaz, puede desbocarse y convertirse en una codicia desmesurada de quienes manejan los hilos de las finanzas, con lo que estas se deterioran y con ellas el conjunto de la econom¨ªa. El menoscabo consiguiente del bienestar de la mayor¨ªa, muy apreciable en pa¨ªses como Espa?a, puede durar a?os y hasta lustros, por las muchas dificultades que obstan la recuperaci¨®n.
?C¨®mo es posible, cabe preguntarse, que pa¨ªses avanzados en tantos aspectos no previeran la crisis y tarden tanto en superarla? Tal cosa se explica en pol¨ªticos de la derecha para quienes el libre mercado es la panacea de todos los males y no ven las fallas del sistema hasta que se producen. ?Pero y el PSOE? Un PSOE que durante 100 a?os fue anticapitalista y que por ello deber¨ªa haberse percatado de que por debajo de las apariencias hab¨ªa una econom¨ªa vulnerable a cuyas posibles deficiencias hab¨ªa que estar atentos. Porque era y es evidente que la redistribuci¨®n de la riqueza que es la raz¨®n de ser de la socialdemocracia no funciona bien si el capitalismo se gripa y se reduce la riqueza que cabe redistribuir. De tan elemental premisa, no parece que el PSOE tuviera cabal conciencia.
Y es que el PSOE al volverse socialdem¨®crata en 1979, lo que seguramente era inevitable, llev¨® las cosas al extremo, erradic¨® de su ideolog¨ªa todo recuerdo marxista y aplast¨® y acall¨® a la minor¨ªa que como era su derecho en un partido plural quer¨ªa conservar un poco del an¨¢lisis cr¨ªtico respecto del capitalismo. Desde entonces el PSOE perdi¨®, por as¨ª decirlo, su alma izquierdista. Como el capitalismo funcionaba, tambi¨¦n lo hac¨ªa una socialdemocracia que no se met¨ªa en muchas honduras y lograba en repetidas ocasiones el apoyo mayoritario de los ciudadanos.
El PSOE no supo prever la crisis y cuando la recesi¨®n amag¨® se aferr¨® a un optimismo patol¨®gico m¨¢s propio de procapitalistas de toda la vida.
As¨ª, el PSOE pudo gobernar en 21 a?os de los 35 transcurridos desde el inicio de la transici¨®n a la democracia. No lo hizo mal, si nos atenemos a logros como la consolidaci¨®n de la democracia, la sujeci¨®n de las fuerzas armadas al poder civil, la integraci¨®n en Europa o los avances de los derechos de la persona. Todo ello, hecho desde la perspectiva de una socialdemocracia moderada, es encomiable, ?pero no pod¨ªan haberse hecho mayores avances con un poco m¨¢s de izquierdismo? No porque haya que creer, movidos por fetichismos o dogmatismos, que una pol¨ªtica de izquierda es siempre mejor que una de centro izquierda, ya que ello depender¨¢ de las circunstancias. Pero precisamente las circunstancias indican que si los gobiernos del PSOE hubieran tomado medidas sociales y econ¨®micas de mayor fuste, la presi¨®n fiscal y el gasto social, por ejemplo, no ser¨ªan hoy en Espa?a inferiores a la media europea y la crisis no nos hubiera golpeado tan duramente. Como tambi¨¦n el panorama actual ser¨ªa mejor si en sus muchos a?os de gobierno los socialistas hubieran hecho m¨¢s reformas sectoriales, sociales, laborales, fiscales y financieras para corregir la vulnerabilidad de nuestra econom¨ªa e impedido con ello, o al menos aliviado, la devastaci¨®n producida por la crisis.
Ante esta, el PSOE se encontr¨® inerme. No supo preverla y cuando la recesi¨®n amag¨® se aferr¨® a un optimismo patol¨®gico m¨¢s propio de procapitalistas de toda la vida. Luego, frente a la cruda realidad, empez¨® a tomar medidas tard¨ªas pero inevitables, sin explicar nunca sus errores anteriores ni hacer el necesario an¨¢lisis de las deficiencias de la sociedad espa?ola, quiz¨¢ porque esa sociedad es en parte hechura del propio PSOE.
Como consecuencia de todo ello y aunque de un modo m¨¢s bien intuitivo, tres millones de personas dejaron de votar al PSOE en 2011 por considerarle, con raz¨®n, responsable en gran parte de la dureza de la crisis. El varapalo, por previsible que fuera, dej¨® al PSOE tan desconcertado, que no sabe qu¨¦ hacer salvo fustigar con generalidades al Gobierno por sus bruscos recortes y su poca sensibilidad social. Pero lo que podr¨ªa hacer el PSOE y no hace es un an¨¢lisis de fondo del pasado y del presente, con la consiguiente autocr¨ªtica. Nada indica que vaya a hacerlo, aunque siempre hay un resquicio para la esperanza.
La victoria en Francia del candidato del partido socialista de ese pa¨ªs, un partido que desde tiempos de Miterrand ha sido m¨¢s de izquierdas y m¨¢s plural que el PSOE, puede incitar a la reflexi¨®n. Tambi¨¦n lo ocurrido en Andaluc¨ªa podr¨ªa marcar una pauta para el futuro. Aunque es arriesgado generalizar, el descenso del voto socialista y el auge de Izquierda Unida aconsejan que el PSOE e IU se coliguen para tener posibilidades de gobernar. Ello empujar¨ªa al PSOE hacia la izquierda e incluso podr¨ªa hacer que recuperara an¨¢lisis pol¨ªticos, sociales y econ¨®micos que dej¨® de lado hace 40 a?os.
Francisco Bustelo es rector honorario de la Universidad Complutense.
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